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La memoria de la Otra Europa

Orientaciones

Releyendo a Evola: Revuelta contra el mundo moderno

Releyendo a Evola: Revuelta contra el mundo moderno

 

"Tomando por ideal el héroe antes que el santo, el vencedor antes que el mártir, colocando la suma de todos los valores en la fidelidad y en el honor antes que en la caridad y la humildad, considerando la dejadez y la vergüenza como un mal peor que el pecado, no respetando en absoluto la regla que pide que se devuelva bien por mal y que no se oponga resistencia al mal, aprestándose, antes bien, en castigar al injusto y al malvado, expulsando de las propias filas a aquel que mantuviera literalmente el precepto cristiano de "no matarás", teniendo por principio no amar al enemigo sino después de haberlo vencido, así la caballería afirma, casi sin alteración, una ética nórdico-aria en el seno de un mundo que no era más que nominalmente cristiano".

Evola

Imprescindible: ¡¡Pueblo al fusil!!

Imprescindible: ¡¡Pueblo al fusil!!

 

¡Pueblo al Fusil! es el nombre de una vieja Canción popular y revolucionaria europea que, justamente, apela al Pueblo, constituido en genuina Comunidad nacional y social de hombres y mujeres, jóvenes y mayores, campesinos y obreros, estudiantes y empleados a despertar, levantarse y rebelarse contra el Mundo desordenado y enloquecido, viejo y decadente, indigno e injusto, esclavizado y explotado que le ha correspondido vivir; para después, en aras a un elevado y superior Ideal común, retomar las riendas de su propio Destino y construir un Mundo nuevo en el que, armónicamente con los demás Pueblos del Orbe y cada uno sobre la Tierra que, generación tras generación, le hayan legado sus correspondientes Ancestros, imperen la Justicia, la Libertad y la Verdad; el Pan, el Trabajo y la Vida digna.

¡Pueblo al Fusil! es esta nueva Voz humilde y fiel europea que, también justamente, se siente heredera de aquella misma vieja Canción y su Mensaje. Cuyo “fusil” es, retóricamente, este mismo espacio en la red de redes; ciertamente, libre e independiente, disidente y alternativo, contundente pero respetuoso; pero no menos ciertamente, con sus legítimas filias y preferencias. Cuya “munición” es, inconfundiblemente, cada uno de los aportes, de los “cartuchos” anímicos, culturales e ideológicos que, en forma de imágenes, sonidos y textos, se irán publicando, se irán “disparando” desde esta misma Atalaya. Cuyo objetivo es, evidentemente, contribuir a intentar despertar y alumbrar las consciencias de nuestros Hermanos y Hermanas europeos para que, fieles a nuestros Ancestros, seamos capaces unidos, hemos de reiterarlo, de retomar las riendas de nuestro propio Destino como Pueblo sobre nuestra propia Tierra, nuestra gran Patria, Europa, y transmitir a nuestros Descendientes las claves de un Devenir cuyos orígenes se pierden milenariamente en la Noche de los Tiempos pero se lanzan no menos milenariamente hacia el Alba del Mañana, hacia la nueva Primavera. Nada más. Nada menos.

¡Pueblo al Fusil! es, a fin de cuentas, el nombre de un viejo Canto europeo en el que, necesariamente, la Espada y el Martillo, la Lira y la Pluma se aúnan, hoy de nuevo más que nunca, en la Fe y la Esperanza de una Lucha eterna y noble en pos de una Victoria justa; la de los Valores solares y supremos, universales y eternos que elevan al Hombre a trascender junto a los Dioses, nuestros Dioses.

Que Ellos, pues, nos acompañen.

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Antonio Medrano: El modo de vida tradicional

Antonio Medrano: El modo de vida tradicional

Esfuerzo heroico y voluntad combativa.

Para vivir la vida como es debido hace falta tensión afirmadora, espíritu de lucha, energía interior, fuerza y tenacidad, virilidad espiritual (la virya indo-aria, la virtus romana, la areté helénica). Esfuerzo sostenido con persistencia, exigencia y rigor, acción continuamente orientada a la perfección. Trabajar y trabajarse sin cesar. Desconfiar de todo lo que sea pasividad, abandono, inercia, ociosidad, somnolencia, abulia, desidia, dejarse llevar. Empeño y resolución para realizar el propio destino, para llevar a cabo la misión única e intransferible que nos ha sido encomendada en esta vida, para modelarnos y perfeccionarnos, para avanzar en el sendero de la Liberación y la Iluminación. Coraje y determinación para vencer todas las dificultades que se interpongan en nuestro camino. Y sobre todo tesón y perseverancia en la consecución del objetivo propuesto y en la práctica de la disciplina elegida. no desanimarse por los fallos y errores que se cometan; no rendirse ante la constatación de la propia debilidad. Lucha implacable contra las potencias del caos y de las tinieblas, dondequiera que se insinúe su presencia, y de un modo especial en el terreno que más nos concierne y que tenemos más próximo: en su proyección dentro de nuestro propio ser. Dicho con otras palabras: guerra sin cuartel contra el dragón que se oculta en la caverna de la propia individualidad. Es lo que la doctrina tradicional designa con el nombre de “gran guerra santa”. La vida ha de ser vivida como un combate al servicio de Dios, como una lucha sagrada por el triunfo de las fuerzas del orden y la luz. “Milicia es la vida del hombre sobre la tierra”, dice la Biblia.

para leer el texto completo: El modo de vida tradicional pagina web de Antonio Medrano

Ernst Jünger: La Tradición

Ernst Jünger: La Tradición

Tradición: para una estirpe dotada de la voluntad de volver a situar el énfasis en el ámbito de la sangre, es palabra fiera y bella. Que la persona singular no viva simplemente en el espacio. Que sea, por el contrario, parte de una comunidad por la cual debe vivir y, dada la ocasión, sacrificarse; esta es una convicción que cada hombre con sentimiento de responsabilidad posee, y que propugna a su manera particular con sus medios particulares. La persona singular no se halla, sin embargo, ligada a una superior comunidad únicamente en el espacio, sino, de una forma más significativa aunque invisible, también en el tiempo. La sangre de los padres late fundida con la suya, él vive dentro de reinos y vínculos que ellos han creado, custodiado y defendido. Crear, custodiar y defender: esta es la obra que él recoge de las manos de aquéllos en las propias, y que debe transmitir con dignidad. El hombre del presente representa el ardiente punto de apoyo interpuesto entre el hombre pasado y el hombre futuro. La vida relampaguea como el destello encendido que corre a lo largo de la mecha que ata, unidas, a las generaciones... las quema, ciertamente, pero las mantiene atadas entre sí, del principio al fin. Pronto, también el hombre presente será igualmente un hombre pasado, pero para conferirle calma y seguridad permanecerá el pensamiento de que sus acciones y gestos no desaparecerán con él, sino que constituirán el terreno sobre el cual los venideros, los herederos, se refugiarán con sus armas y con sus instrumentos.

Esto transforma una acción en un gesto histórico que nunca puede ser absoluto ni completo como fin en sí mismo, y que, por el contrario, se encuentra siempre articulado en medio de un complejo dotado de sentido y orientación por los actos de los predecesores y apuntando al enigmático reino de aquéllos de allá que aún están por venir. Oscuros son los dos lados, y se encuentran más acá y más allá de la acción; sus raíces desaparecen en la penumbra del pasado, sus frutos caen en la tierra de los herederos... la cual no podrá nunca vislumbrar quien actúa, y que es todavía nutrida y determinada por estas dos vertientes en las cuales justamente se fundan su esplendor sin tiempo y su suprema fortuna. Es esto lo que distingue al héroe y al guerrero respecto al lansquenete y aventurero: y es el hecho de que el héroe extrae la propia fuerza de reservas más altas que aquéllas que son meramente personales, y que la llama ardiente de su acción no corresponde al relámpago ebrio de un instante, sino al fuego centelleante que funde el futuro con el pasado. En la grandeza del aventurero hay algo de carnal, una irrupción salvaje, y en verdad no privada de belleza, en paisajes variopintos... pero en el héroe se cumple aquello que es fatalmente necesario, fatalmente condicionado: él es el hombre auténticamente moral, y su significado no reposa en él mismo únicamente, ni sólo en su día de hoy, sino que es para todos y para todo tiempo.

Cualquiera que sea el campo de batalla o la posición perdida sobre la que se halle, allí donde se conserva un pasado y se debe combatir por un futuro, no hay acción que esté perdida. La persona singular, ciertamente, puede andar perdida, pero su destino, su fortuna y su realización valen en verdad como el ocaso que favorece un objetivo más elevado y más vasto. El hombre privado de vínculos muere, y su obra muere con él, porque la proporción de esa obra era medida sólo respecto a él mismo. El héroe conoce su ocaso, pero su ocaso semeja a aquel rojo sangre del sol que promete una mañana más nueva y más bella. Así debemos recordar también la Gran Guerra: como un crepúsculo ardiente cuyos colores ya determinan un alba suntuosa. Así debemos pensar en nuestros amigos caídos y ver en su ocaso la señal de la realización, el asentimiento más duro dirigido a la propia vida. Y debemos arrojar lejos, con un inmundo desprecio, el juicio de los tenderos, de aquellos que sostienen cómo "todo esto ha sido absolutamente inútil", si queremos encontrar nuestra fortuna viviendo en el espacio del destino y fluyendo en la corriente misteriosa de la sangre, si queremos actuar en un paisaje dotado de sentido y de significado, y no vegetar en el tiempo y en el espacio donde, naciendo, hayamos llegado por casualidad.

No: ¡nuestro nacimiento no debe ser una casualidad para nosotros! Ese nacimiento es el acto que nos radica en nuestro reino terrestre, el cual, con millares de vínculos simbólicos, determina nuestro puesto en el mundo. Con él nos convertimos en miembros de una nación, en medio de una comunidad estrecha de ligámenes nativos. Y de aquí que vayamos después al encuentro de la vida, partiendo de un punto sólido, pero prosiguiendo un movimiento que ha tenido inicio mucho antes que nosotros y que mucho después de nosotros hallará su fin. Nosotros recorremos sólo un fragmento de esta avenida gigantesca; sobre este tramo, sin embargo, no debemos transportar sólo una herencia entera, sino estar a la altura de todas las exigencias del tiempo.

Y ahora, ciertas mentes abyectas, devastadas por la inmundicia de nuestras ciudades, surgen para decir que nuestro nacimiento es un juego del azar, y que "habríamos podido nacer, perfectamente, franceses lo mismo que alemanes". Cierto, este argumento vale precisamente para quienes lo piensan así. Ellos son hombres de la casualidad y del azar. Les es extraña la fortuna que reside en el sentirse nacido por necesidad en el interior de un gran destino, y de advertir las tensiones y luchas de un tal destino como propias, y con ellas crecer o incluso perecer. Esas mentalidades siempre surgen cuando la suerte adversa pesa sobre una comunidad sancionada por los vínculos del crecimiento, y esto es típico de ellas. (Se reclama aquí la atención sobre la reciente y bastante apropiada inclinación del intelecto a insinuarse parasitariamente y nocivamente en la comunidad de sangre, y a falsear en ella la esencia según el raciocinio... es decir, a través del concepto, a primera vista correcto, de "comunidad de destino". De la comunidad de destino, sin embargo, formaría parte también el negro que, sorprendido en Alemania al inicio de la guerra, fue envuelto en nuestro camino de sufrimiento, en las tarjetas del pan racionado. Una "comunidad de destino", en este sentido, se halla constituida por pasajeros de un barco de vapor que se hunde, muy diversamente de la comunidad de sangre: formada ésta por hombres de una nave de guerra que desciende hasta el fondo con la bandera ondeando).

El hombre nacional atribuye valor al hecho de haber nacido entre confines bien definidos: en esto él ve, antes que nada, una razón de orgullo. Cuando acaece que él traspase aquellos confines, no sucede nunca que él fluya sin forma más allá de ellos, sino en modo tal de alargar con ello la extensión en el futuro y en el pasado. Su fuerza reside en el hecho de poseer una dirección, y por tanto una seguridad instintiva, una orientación de fondo que le es conferida en dote conjuntamente con la sangre, y que no precisa de las linternas mudables y vacilantes de conceptos complicados. Así la vida crece en una más grande unidad, y así deviene ella misma unidad, pues cada uno de sus instantes reingresa en una conexión dotada de sentido.

Netamente definido por sus confines, por ríos sagrados, por fértiles pendientes, por vastos mares: tal es el mundo en el cual la vida de una estirpe nacional se imprime en el espacio. Fundada en una tradición y orientada hacia un futuro lejano: así se imprime ella en el tiempo. ¡Ay de aquél que cercena las propias raíces!... éste se convertirá en un hombre inútil y un parásito. Negar el pasado significa también renegar del futuro y desaparecer entre las oleadas fugitivas del presente.

Para el hombre nacional, en cambio, subsiste un peligro por otro lado grande: aquél de olvidarse del futuro. Poseer una tradición comporta el deber de vivir la tradición. La nación no es una casa en la cual cada generación, como si fuese un nuevo estrato de corales, deba añadir tan sólo un plano más, o donde, en medio de un espacio predispuesto de una vez por todas, no sirva otra cosa que continuar existiendo mal o bien. Un castillo, un palacio burgués, se dirán construidos de una vez y para siempre. Pronto, sin embargo, una nueva generación, empujada por nuevas necesidades, ve la obligación de aportar importantes cambios. O por otro lado la construcción puede acabar ardiendo en un incendio, o terminar destruida, y entonces un edificio renovado y transformado viene a ser construido sobre los antiguos cimientos. Cambia la fachada, cada piedra es sustituida, y todavía, ligada a la estirpe como se encuentra, perdura un sentido del todo particular: la misma realidad que fue en un principio. ¿Tal vez puede decirse que incluso tan sólo durante el Renacimiento o en la edad barroca ha existido una construcción perfecta? ¿Acaso es que entonces se detiene un lenguaje de formas válido para todos los tiempos? No, pero aquello que ha existido entonces, permanece de algún modo oculto en lo que existe hoy. Y hoy en día, ello es quizás audazmente articulado como expresión de un sentir en las valoraciones de las supremas energías productivas, aun cuando a pesar de todo tal expresión es pensable únicamente sobre el terreno estratificado de la tradición. En cada línea, en cada unidad de medida, vibra secretamente eso que ha sido, y todavía esto es el presente y determina el rostro del conjunto, tanto como para elevarnos y arrastrarnos en el sentimiento que así se expresa: he ahí aquello que somos, ¡he ahí aquello que somos nosotros mismos! Y así debe ser. Así también, la sangre de la persona singular está mezclada por millares de corrientes de sangre misteriosa, a pesar de que esa persona singular no es por esto la suma de sus predecesores, no es sólo el portador de su voluntad y de la calidad de aquéllos, sino que, según una neta y bien definida peculiaridad, él es también él mismo. E igualmente, este es el caso para quien contempla la forma que abrazan la nación y el Estado. Ayer teníamos un imperio, hoy tenemos una república... mañana tendremos acaso de nuevo un imperio, y pasado mañana una dictadura. Cada una de estas figuras guarda, como invisible heredad, más o menos oculta en la profundidad de su lenguaje de formas, el contenido de aquello que es pasado; cada una de ellas tiene en cambio el deber de ser en todo y por todo ella misma, porque sólo así será alcanzada la plena valoración de la fuerza.

Esto vale también en estos momentos, para cada uno de nosotros. Ser herederos no significa ser epígonos. Y vivir en una tradición no quiere decir limitarse a aquella tradición. Heredar una casa comporta el deber de administrarla, y no ciertamente el de hacer de ella un museo. Se conservará así el consejo de los ancestros: "El reino deberá permanecer para nosotros (1)", dijo Lutero depositando la piedra para edificar una iglesia; él sabía bien que un reino y un edificio, una fuerza y su expresión temporal, no son la misma cosa. "En verdad, el reino deberá permanecer para nosotros", y esto vale también para cuanto nos ocupa, y una semejante voluntad de lo esencial se refiere también a nuestra real tradición: con la cual podemos contar bajo el techo de una república con la misma seguridad con la que puede acomodarse bajo un imperio. Aquello que de verdad importa es que la gran corriente de sangre se sirva de cada medio y de cada dispositivo ofrecido por el tiempo. Si un enfrentamiento se consuma con los medios de una república o con aquéllos del directorio, en cada caso uno sólo y el mismo será el resultado, siempre que se alcance un tal resultado. En la época del arma blanca se debía vencer con la espada... en el tiempo de las máquinas, con las ametralladoras, los tanques, los enjambres de bombas y los asaltos con gas. En una época patriarcal, un ejército debía tener fe en la lucha por el propio soberano y señor.. en el tiempo de las masas puede uno ilusionarse con afrontar la muerte en nombre de cualquier progreso de naturaleza civil o económica. Las propias ideas, la propia fe y moralidad aparecerán cambiantes según la iluminación de los reflejos de las épocas. Precisamente así: cambiantes deberán ser, y esto no dependerá, por cierto, de las propias visiones particulares, de las preguntas singulares o de objetivos contingentes... dependerá del hecho de que toda la fuerza de aquellas ideas, fe y moralidad, deberá ser realizada en el ámbito del Reich.

También a nosotros nos ha sido impuesto el deber de apuntar hacia tal realización. También nosotros debemos buscar el poner al servicio del Reich las experiencias espantosas legadas al estado moderno, desembarazarnos del abrazo del intelecto que piensa según cálculos y sobreponerle, hasta el grado extremo de oscilación, hasta el último fragmento de hierro, las leyes de la sangre. Sólo entonces viviremos la tradición. Estamos aún bien lejos de ello. Y es justamente la ostentación de formas externas de la tradición, propia de la actual juventud, lo que constituye la señal de una falta de fuerza interior. No vivamos en un museo, sino en un mundo activo y hostil. No es tradición reavivada aquélla que el viejo soltero ostenta pintada sobre la propia cajetilla de cigarros, o aquélla exhibida en el adorno blanco y negro estampado sobre cada cenicero y sobre los tirantes. Esta no es sino propaganda en el sentido deteriorado, como, igualmente, formas de propaganda de pésimo gusto son en gran medida nuestros desfiles, las celebraciones conmemorativas y las jornadas de honorificación: empalagoso kitsch, bueno sólo para conquistar a algún simpatizante.

Preparáos para una nueva batalla de Rosbach (2), que será realizada según las formas más auténticas de nuestro tiempo... y entonces lo antiguo, desde allá arriba, se sentirá por ello de nuevo y sumamente alegre. No escribáis una nueva novela de Federico [el Grande], sino la novela nacional de nuestro tiempo, para la cual la materia la tenéis desplegada ante los ojos, multiforme como la vida misma. No viváis como soñadores en un tiempo perdido, sino buscad crear para la República una fuerza de choque y una potencia orientada según la corriente de la sangre; o si no, si esta República no admite endurecerse, rompedla. No os cozáis a fuego lento en el recuerdo del bastón de mando de Federico Guillermo I (3), que en verdad fue esencial a su debido tiempo, pero dáos cuenta que del tiempo dependen los métodos sociales y que hoy todo se rige sobre la posibilidad de hallar una causa capaz de envolver también al trabajador en el frente nacional, como ya ha sucedido en otros países.

Sed en todo y para todo aquello que sois; entonces vuestro futuro y vuestro pasado vivirán en el fulcro, en el punto de apoyo ardiente del presente y en la más auténtica alegría de la acción. Tendréis entonces la verdadera tradición viviente y no sólo su centelleante reflejo, el cual podría proyectarse en cualquier sala de cine ciudadana.


Ernst Jünger


La Tradición fue publicado originalmente en la revista Die Standarte (El Estandarte), publicación de la organización de excombatientes llamados los Stahlhelm (Cascos de acero): "Die Standarte. Beiträge für di geistige Vertiefung des Frontgedankens. Sonderbeilage des Stahlhelm. Wochenschrift des Frontsoldaten". ("El Estandarte. Contribución para la profundización del pensamiento del frente. Suplemento extraordinario del semanal de los soldados del frente") Magdeburgo, año 1, Nº 10 del 8 de Noviembre de 1925, pag.2.
Versión en español de Ángel Sobreviela.

NOTAS:

(1) : la cuarta estrofa del célebre canto eclesiástico de Lutero, titulado Ein feste Burg, dice: "Una sólida fortaleza es nuestro Dios, / una buena defensa y arma. / Nos libera de cada necesidad / que ahora nos golpea. / El antiguo y cruel enemigo tendrá serias razones para temerle; / grande es su potencia, y tan grande su astucia, /, tan temible su armadura. / No tendréis nada igual sobre la tierra".
(2) : El 5 de Noviembre de 1757, la victoria de ejército prusiano, lograda bajo el mando de Federico el Grande sobre las fuerzas de combate unidas de franceses y de la armada imperial, muy superiores en número, marcó en Rosbach un giro decisivo en la Guerra de los Siete Años.
(3) : Federico Guillermo I (1688-1740), Rey de Prusia desde 1713 a 1740, pretendió de los propios súbditos la disciplina y la sumisión más rigurosas, y él mismo se cuidó de imponerlas personalmente entre el cuerpo de oficiales recurriendo al empleo de la vara.

Las notas al texto pertenecen a Sven Olaf Berggötz, recopilador y editor de la definitiva edición de Politische Publizistik, 1919-1933 de Ernst Jünger (2001, editorial Klett-Cotta, Stoccarda, Alemania).
Sven Olaf Berggötz, nacido en 1965 en Karlsruhe, enseña Ciencias políticas e Historia de las ideas en el Departamento de Ciencias políticas de la Universidad de Bonn.

Fuente: blog "Supervivientes bajo la tirania democratica"

Adriano Scianca: El mito y la vanguardia

Adriano Scianca: El mito y la vanguardia

 

 

El problema del lenguaje

Todo movimiento auténticamente revolucionario – es decir, portador de proyectos radicalmente innovadores y originales a todo lo que se ha experimentado y en todo y por todo heterogéneo y alternativo con respecto al mundo socio-político en que irrumpe – choca inevitablemente con el problema del lenguaje.

Esto sucede porque todo movimiento “nuevo” debe necesariamente hacer uso de un lenguaje “viejo”, impregnado de la sensibilidad y de la lógica propia del mundo que se querría subvertir. Por lo demás, no podría proceder de otra manera: el lenguaje es siempre lenguaje recibido. Observa con lucidez un filósofo contemporáneo – aunque muy lejano de nuestra perspectiva – que “un sujeto que fuese el origen absoluto del propio discurso y lo construyese ‘en todas sus piezas’ sería el creador del verbo, el Verbo en persona” (1), sería por tanto el Dios de la Biblia que crea ex nihilo, siendo el “totalmente otro” respecto al mundo, estando entonces fuera de la historia y del lenguaje. El hombre, en cambio, es siempre en el lenguaje; una obra de ingeniería lingüística le resulta completamente imposible, ya que siempre debe actuar con los “instrumentos” que encuentra en su lugar. Pero actuar con “instrumentos” pensados para finalidades completamente distintas respecto a las que uno se ha propuesto no siempre resulta cómodo.

Pensemos en Heidegger- pero problemas análogos se presentan ya en Nietzsche – que deja inacabada su obra maestra Ser y Tiempo porque carece de un lenguaje apropiado; en cierto momento al pensador alemán “le faltan las palabras”, ya que todas aquellas disponibles están irremediablemente empapadas de la visión del mundo dominante en Occidente. Pero para que el problema aquí abordado no resulte excesivamente abstracto e individualista, pensemos también en todos aquellos movimientos políticos y culturales que han pasado a la historia con el nombre de Konservative Revolution: echando un vistazo a los eslóganes, a los lemas, a los títulos de los libros, a los nombres de los distintos grupos no se puede más que observar un cierto gusto por el oxímoron, por la paradoja, por la violación abierta de los cánones y de los esquemas comunes; pensar en un socialismo que sea también nacional, en una aristocracia que hunda sus raíces en el pueblo, en una democracia desvinculada de la tutela del liberalismo plutocrático, en un cristianismo que afirme valores germánicos (es decir, paganos) – todo esto tiene orígenes de una muchísima mayor profundidad que un simple anhelo de originalidad.

Detrás de todo esto, se encuentra más bien la incapacidad de definirse uno mismo de manera adecuada a través del lenguaje dominante y hay, por tanto, una voluntad de síntesis, una tentativa de pensar de forma simultánea lo que siempre se ha concebido como distinto. Un ejemplo más todavía, pero esta vez más concreto: pensemos en nosotros mismos; pongámonos en relación con los grandes temas de la actualidad y tratemos de tomar parte en el debate tal y como nos viene presentado por los medios de comunicación.

Y bien, ¿estamos con la retórica angelical, empalagosa, igualitaria e hipócrita de los pacifistas o con la cruzada a base de Bible & business de George W. Bush? ¿Estamos contra los bárbaros inmigrantes islámicos en nombre del Occidente cristiano o somos filo-inmigracionistas a ultranza, seguidores del cosmopolitismo y del mestizaje etnocultural? ¿Estamos a favor de la fuga hacia delante del “desarrollo” neoliberal o a favor del “retorno” a una civilización neopastoral, fuera de la historia, al estilo de las últimas tribus africanas? De manera más banal: ¿somos de derechas o de izquierdas? Estas son las alternativas que nos propone el mundo contemporáneo. Nuestra incomodidad ante estas es evidente ya que la posición que hay que tomar nos parece que es siempre una tercera con respecto a las que nos dan. Eso sucede porque, en la medida en que somos realmente revolucionarios, usamos un lenguaje diferente. El lenguaje del mito.

El mito

Según Giorgio Locchi(2), todo movimiento que encarne una tendencia histórica nueva se presenta bajo forma mítica. El mito, precisamente porque es “nuevo”, no puede hablar un lenguaje totalmente in-formado por valores a él antitéticos, y sin embargo no tiene otras formas expresivas a su disposición; por esto nace bajo el signo de la ambigüedad, su expresión es la paradoja.

Respecto a los códigos lingüísticos dominantes la expresión mítica aparece como herejía, como trasgresión, como unidad de los contrarios. Esto sucede precisamente en virtud de la violación- más o menos consciente- de la dialéctica del lenguaje utilizado. El lenguaje que se parasita se desarrolla y se articula de hecho mediante la institución de parejas de opuestos y de contrarios- que en el caso del igualitarismo son, entre otras, cristianismo/ateismo, comunismo/capitalismo, nacionalismo/internacionalismo, derecha/izquierda, individualismo/colectivismo, reacción/progreso, etc.- que reflejan la autorreflexión ideológica del universo político-cultural imperante. La expresión mítica hace de cortocircuito para esta dialéctica al no pensar los contrarios ya como tales. Las palabras fundamentales son, por tanto, “falsificadas”. Significados nuevos se derraman en significantes viejos. Se tiene así un uso instrumental del lenguaje, que ya no debe explicar analíticamente, sino que ahora debe evocar, tocar una sensibilidad profunda que va más allá de la mera razón. La unidad de los contrarios propia del mito viene dada por los Leitbilder (imágenes conductoras) de las que habla Armin Mohler (3).

Los Leitbilder son los mitemas, las unidades primarias de la estructura mítica, del Weltbild, es decir, de la imagen del mundo. Son símbolos evocadores, imágenes conductoras de una idea del mundo. La creación y la difusión de los mitemas instaura un flujo comunicativo, es decir, la red de las relaciones humanas mediante la cual el mito mismo se dice y habla. Comunicar es, de hecho, instaurar relaciones, vincularse a otros, descubrir afinidades o idiosincrasias. Los individuos están necesariamente abiertos al propio contexto comunicacional; comunicándose tienden también a re-conocerse, tienden a tomar posición junto a quienes sienten como afines. La disposición mítica de quien dice el discurso mítico, en la práctica, tiende a “excitar” la disponibilidad mítica de quien acoge el discurso. Quien logra situarse como centro de la estructura de los signos lingüísticos del discurso mítico -para usar un lenguaje estructuralista precisamente- logra dominar (aunque sólo sea parcialmente: el lenguaje no se domina nunca como una cosa) el flujo comunicativo, logra imponerse en la producción de los símbolos y se sitúa como vanguardia metapolítica.

La vanguardia

Por tanto, dominar el lenguaje. Imponer una lógica nueva que deconstruya los paradigmas dominantes, que disuelva y vuelva a plasmar las formaciones. La vanguardia debe distinguirse por “una acción sistemática y culturalmente eversiva, que trate de introducir en el circuito ideas ‘envenenadas’, que trate no tanto de influir, demostrar, convencer, organizar burocráticamente, como de chocar, fascinar, crear dudas, generar necesidades, hacer que crezcan consciencias, producir actitudes y conductas desestabilizadoras. Debe, en una palabra, hablar y saber hablar el lenguaje del mito, crear a partir de sí misma su propio público, atraer plenamente la atención tanto de las tendencias espontáneas de rechazo político de la realidad del Sistema en sus variadas articulaciones, como de los arquetipos romántico-fáusticos que todavía circulan en el inconsciente colectivo europeo” (4).

Chocar y seducir. Pero para esto es preciso otro estilo, que salga definitivamente de la ritualidad vacía del nostalgismo, de los eslóganes manidos, del conformismo sectario. Superar los estereotipos, hablar un lenguaje nuevo, rechazar las lógicas del Sistema para imponer otras nuevas, enfrentarse al presente y proyectar el futuro- he aquí nuestro objetivo. Debemos practicar- como ya hizo brillantemente la Nouvelle Droite en su periodo de oro- la lógica del terzo incluso (el tercero incluido): se participa en el debate sosteniendo siempre una tercera opinión (lógicamente usando la cabeza: innovar por innovar es un ejercicio estéril) respecto a las posiciones opuestas en que se dividen los seguidores del Sistema.

De este modo, se les pone ante un discurso nuevo para el que no están preparados, se les obliga a tomar posición y a redefinir las formaciones. Los individuos habituados, por convicción o costumbre, al discurso dominante nos consideran algo ya previsible, nos asignan de oficio una identidad compuesta de ignorancia y prepotencia, de nostalgia e intolerancia, de prejuicio y arrogancia. Nuestro cometido es sorprenderles, hacer que salten por los aires las lógicas y los ritmos impuestos, escapar a las clasificaciones y a las etiquetas. Lo que importa en estar en el mundo contemporáneo, siempre dispuestos a enfrentarnos con este y a recoger sus desafíos, sin ser de este mundo, perteneciendo a otra raza, a otro estilo, ligados a otros mitos y a otros valores. Sólo así se puede escapar de dos comportamientos especulares pero igualmente peligrosos: el ansia de tomar posición, de participar, de ser recuperados por el Sistema y admitidos en la discusión entre las “personas civiles” y el opuesto repliegue a debates esotéricos e insignificantes, todos internos a un micro-ambiente aislado del mundo.

Después de todo, la misma Nouvelle Droite, aunque aquí se la ha tomado como ejemplo positivo, no ha aplicado esta estrategia más que de manera parcial, limitándose al discurso cultural y filosófico, casi como si una idea por sí misma innovadora resultase revolucionaria por el mero hecho de ser dicha. La elaboración ideológica en sentido estricto, sin embargo, ha de integrarse en una acción global y diversificada más ambiciosa y de mayor alcance, aunque al mismo tiempo más humilde y concreta.

El mito se afirma con todos los lenguajes posibles, también y sobre todo con el del ejemplo y el de la acción, afirmando cotidianamente una presencia activa en la sociedad y sobre el terreno; presencia que, de vez en cuando, no sirva para reclamar una comisión o una poltrona sino que sea, al contrario, la demostración concreta de que la alternativa es posible. Sólo madurando la capacidad de mantener y afirmar tal presencia en el corazón de la sociedad podremos arrancar de las indignas manos del carro new-global el monopolio del pensamiento alternativo, atrayendo por consiguiente hacia nuestro campo todas las institividades de rebelión y los conatos de revuelta, tratando así de “dar forma” y de movilizar conscientemente tales sentimientos expresados hasta ahora sólo en estado bruto. Tan sólo este esfuerzo constante en dirección hacia una apertura al mundo contemporáneo puede permitirnos hablar el verdadero lenguaje del mito, que por su naturaleza es siempre provocador (pro-vocare, es decir, etimológicamente, “llamar fuera”, es decir, invitar, desafiar, tentar, excitar, incitar; en una palabra: movilizar).

La alternativa es la cerrazón orgullosa en un ghetto que se cree comunidad, en una secta que se cree aristocracia, fuera del mundo y de los desafíos de la contemporaneidad, eternamente tarde en la historia, por todos mal conocidos e ignorados antes incluso que condenados y proscritos.

A nosotros nos corresponde la elección.

* * *

[i] Jacques Derrida, La struttura, il segno e il gioco nel discorso delle scienze umane, in La scrittura e la differenza, Einaudi, Turín 2002.
[ii] Cfr Giorgio Locchi, Wagner, Nietzsche e il mito sovrumanista, Akropolis, Roma 1982.
[iii] Cfr. Armin Mohler, La Rivoluzione Conservatrice in Germania 1918-1932. Una guida, Akropolis/La Roccia di Erec, Florencia 1990.
[iv] Stefano vaj, Introducción alla prima edizione de Il Sistema per uccidere i popoli di Guillaume Faye (SEB, Milán 1997).

Tratto da Orion n° 228, settembre 2003.

 

Fuente: Centro Studi La runa

Primavera montañesa: cita obligada, sabado 1 de junio

Primavera montañesa: cita obligada, sabado 1 de junio

 

Mas información: Asociación In memoriam Juan Ignacio

Una revisión del fascismo: La corriente Evoliana o tradicionalista (Ernesto Milá)

Una revisión del fascismo: La corriente Evoliana o tradicionalista (Ernesto Milá)

 

A mediados de los años 50 un grupo de jóvenes, apenas unas decenas, deciden separarse del Movimiento Social Italiano, achacándole una política de inserción en las estructuras democráticas, abandono de toda línea revolucionaria y ausencia de esquemas estratégicos elaborados a largoplazo. Entre ellos están los que años más tarde constituirán la fracción más radical del neo-fascismo italiano: Clemente Graziani y Pino Rauti, Stefano della Chiae, Serafino di Luia, etc.

Inicialmente el movimiento adoptó el nombre de Centro de Estudios «Ordine Nuovo» editando unarevista del mismo título. Más adelante hablaremos de la historia y vicisitudes de esta organización,de sus relaciones internacionales y de sus acciones más espectaculares, ahora, en este capítulo tienen importancia para nosotros desde el momento en que su escisión no fue únicamente motivada por discrepancias estratégicas y operativas, sino, en buena parte, por diferentes concepciones ideológicas: de una parte el neo-fascismo atenuado y parlamentario del M.S.I. y de otra el neo-fascismo más radical, preconizado por el filósofo Julius Evola, que constituyó el basamento ideológico de «Ordine Nuovo» primero, de «Avanguardia Nazionale» luego, y de los sectores más dinámicos del M.S.I., para extender más tarde su influencia a la mayoría de naciones occidentales que, bien disponen de partidos y ligas inspiradas por Evola o bien gestan el fenómeno bajo la forma de «Centros de Estudios Evolianos».

1. Julius Evola : filósofo de la tradición

¿Quién es Julius Evola? El filósofo de la Tradición Occidental como gustan llamarle sus partidarios, sin duda alguna, y ésta es su sorprendente historia: Nacido en Roma el mismo año que España perdía sus últimas colonias en América, muere el 11 de junio de 1974; un mes después un grupo de jóvenes admiradores, siguiendo sus instrucciones testamentarias, escalan el monte Rosa, situado en el norte de Italia y depositan sus cenizas en un hoyo profundo practicado en un glaciar. Su residencia de Corso Vittorio Emmanueleen Roma se ha convertido en un lugar de peregrinación para los jóvenes neo-fascistas italianos de los que fue su «maestro iniciático».

Evola participó en los movimientos vanguardistas de principios de siglo, no fue ajeno al dadaísmo, se dedicó durante un tiempo al estudio del arte abstracto. Posteriormente abandonó estos arrebatos juveniles interesándose por el estudio de tres filósofos extremadamente populares en el primer cuarto de siglo: Nietzsche, Otto Weininger y Michelstaedter. De esta época, fijada entre 1923-1927, datan sus primeros escritos: «Ensayo sobre el idealismo mágico», «El hombrecomo potencia», «Teoría del individuo absoluto», etc. Participa con el esoterista francés Rene Guenon en la constitución y desarrollo del «Grupo de Ur» cuya revista dirige. En este período ya ha orientado lo que luego le ocuparía completamente: el estudio de las antiguas tradiciones y culturas intentando rescatar aquello que hoy pudiera ser salvado a fin de que sirviera como punto de referencia a una eventual «revuelta contra el mundo moderno».Cuando el fascismo sube al poder en Italia, Evola se encuentra absorto en estas investigaciones; jamás se adherirá al partido fascista y mucho menos ostentará cargos oficiales enel aparato del régimen mussoliniano. Por el contrario, su obra será vivamente contrastada e inclusocriticada por el Régimen. Su revista «La Torre» prohibida y clausurada. Su libro «Imperialismo pagano» atacado oficialmente a fin de evitar roces con el Vaticano con quien el gobierno fascista estaba a punto de firmar los pactos de Letrán.

Evola consideraba al fascismo demasiado volcado hacia el culto a las masas, para él algunas motivaciones del fascismo eran puramente una prolongación de los males liberales y socialistas. No veía en el régimen fascista una promesa de futuro sino más bien una situación temporalista imposible de prolongar en el tiempo. Por último,cuando Giovani Gentile se convirtió en el filósofo oficial del régimen, advirtió el peligro de realizar constantes referencias a Hegel y a un culto naturalista a la Patria. No obstante en algunas esferas encontró colaboración, incluso Mussolini, a quien conoció personalmente, profesaba por él una viva simpatía considerándolo un crítico leal al régimen.

Las tesis de «Imperialismo pagano» y posteriormente en otras obras en las que hacía explícita referencia al fenómeno fascista («El mito de la sangre», «Síntesis de la doctrina de la raza»,trabajo muy apreciado por Mussolini, e «Instrucciones para una educación racial») se concretan en lo siguiente: el fascismo al ser un movimiento antidemocrático, luego antiliberal y antimarxista,corre el riesgo de no lograr una proyección temporal y limitarse a un mero fenómeno de reacción pasional; esta circunstancia sólo logrará ser superada si el fascismo consigue unir sus actitudes políticas y meramente contingentes a una superior visión del mundo y de la Historia, o por emplear el término tan caro a Spengler, a una «Weltanschauung» la cual no se trata de crear sino, más bien, de rescatar inspeccionando las antiguas religiones seculares de los pueblos arios, sustradiciones y sus interpretaciones sociales. Sólo de esta forma, para Evola, se conseguirá proporcionar al fascismo una doctrina meta-política coherente y se evitará que, por degeneración, cansancio o subversión, el régimen fascista se erosione, desgaste y diluya.

Todavía más: cuando el régimen fascista llegó al poder Evola vio en él y en sus referencias constantes a la tradición del Imperio Romano, a la mística de los legionarios, al culto a la antigüedad clásica, un punto de referencia que, si bien inconsciente y bastante retórico, podía servir como vehículo para una restauración de los valores tradicionales. No se trataba, en definitiva, de realizar una trayectoria seguidista con respecto al fascismo, sino de superarlo. Su principal obra data de 1934. «Revuelta contra el mundo moderno» ha sido definida como el centro de una rueda de la que parten los radios que son el resto de sus obras. Traducido a varios idiomas, tuvo inicialmente más éxito en la Alemania nazi que en Italia, en la actualidad es lectura obligada para todo neo-fascista que se precie. El libro, según el mismo Evola, es «un estudio de morfología de la civilización y de filosofía de la historia. La palabra "revuelta" es sobre todo una consecuencia del libro más que de su contenido propiamente dicho».

2. El «pesimismo heroico» o la revuelta de Prometeo

La tesis central del libro es el dualismo de las civilizaciones: unas de orden descendente, antitradicionales, sustentadas en principios materiales y contingentes y otras ascendentes basadas en valores eternos, de orden. Lo podemos comparar en importancia al «Anti-Dhüring» o al «Origen de la familia, la propiedad y el estado» marxistas. La conclusión es que nos encontramos al final de un ciclo y al principio de otro, haciendo falta forjar elementos humanos capaces de estar a la altura de los valores eternos de orden y autoridad de los que serán transmisores a las generaciones venideras, unos valores que no sólo deben ser teóricos sino que deben encontrarse en esencia y existencia en el seno de los hombres que los defienden. De ahí la importancia de Evola para las franjas más radicales del neo-fascismo, su doctrina no tiene valor fuera de la persona que la defiende, no pretende triunfar políticamente porque parte de la base de que este ciclo histórico está condenado y un apocalipsis espera ineluctablemente al final del trayecto; la larga marcha que el militante de extrema-derecha, o mejor, que el combatiente «tradicional», debe seguir a lo largo de su existencia no es más que la búsqueda de ese perfeccionamiento que puede realizarse por el combate político de la misma forma que en la Edad Media el caballero del Grial mediante el enfrentamiento con peligros y riesgos en la búsqueda del cáliz de la sangre de Jesucristo quedaba transformado, perfeccionado y superada su condición humana, importándole objetivamente más esa transformación interior que el mismo hallazgo del Grial. Podríamos definir todo el contexto evoliano como un «pesimismo heroico», la revuelta de Prometeo contra los dioses en su negativa a aceptar el destino marcado por éstos.

Evola coincide en la mayor parte de sus teorías con la tendencia imperante en los más altos y secretos escalones de las «S.S.». Noble de origen, el barón Julius Evola fue muy bien recibido en el «Herrenclub» (Club de los Señores) de Prusia, estudió detenidamente las doctrinas de Enrst Jünger sobre la «revolución-conservadora» (es decir sobre la restauración por vía de la revolución de los valores «eternos» y que una vez instaurados merecen ser conservados), publicó varias traducciones de sus obras al alemán y en aquellas latitudes su obra tuvo más repercusión incluso que en la misma Italia. Conoció las corrientes iniciáticas y subterráneas que trabajaban en el seno del Partido Obrero Alemán Nacional Socialista y muy especialmente en sus formaciones de élite, las S.S. Fue precisamente en Viena, al final de la guerra, cuando se encontraba trabajando con altos oficiales del «Cuerpo Negro» sobre los archivos de la masonería requisados por los alemanes en toda Europa, cuando le sorprendió un bombardeo. Evola, despreciaba bajar a los refugios, juzgaba que había que mantenerse firme ante la adversidad, en aquella ocasión, las bombas aliadas destruyeron el edificio en que se encontraba, quedando gravemente herido. Una parálisis de piernas producida por una lesión en la columna vertebral le marcaría hasta su muerte

3 La obra de Julius Evola

Detenido por los aliados, considerado «hombre peligroso», colaboró con los Fascios de Acción Revolucionaria, primeros núcleos clandestinos que se organizaron tras la derrota germano-italiana de 1945. En 1949 fue juzgado como inspirador ideológico de los F.A.R. y un año más tarde, cuando comprobó que los jóvenes neofascistas vivían un formidable vacío ideológico, decidió escribir un pequeño volumen, de 20 páginas, titulado «Orientaciones» que puede ser considerado como el manifiesto ideológico del evolianismo. Las 11 tesis mantenidas en «Orientaciones» fueron desarrolladas en el libro que más importancia tiene para los neo-fascistas: «Los hombres y las ruinas». Más tarde separó sus concepciones de las puramente nazi-fascistas en «El fascismo, notas sobre el Tercer Reich». Extarordinariamente pródigo en sus últimos años, publicó en 1958 «Metafísica del Sexo», actualmente traducido a varios idiomas y que intenta interpretar el fenómeno de las relaciones sexuales a través de la historia. En 1961 aparecerá «Cabalgar al tigre», texto en el que pondrá al trasluz todas las corrientes modernas en el arte, la música, la literatura, las ciencias, la filosofía,etc. A éste seguirá el «Arco y la clave» y por último una autobiografía titulada «El camino del cinabrio».

Ciencias herméticas, magia, ocultismo, sexología, literatura de vanguardia, ecología, historia de las religiones, estrategia política, interpretaciones de la historia, todo esto está contenido en las aproximadamente 50 obras que escribió Evola a lo largo de su vida. En sus últimos años vivió momentos de notoriedad, especialmente al fraguarse el fenómeno de la contestación juvenil. Apareció, bien es cierto, la nueva izquierda, agresiva y contestataria y el neo-fascismo se vio rebasado, tuvo que recomponerse y esto no lo logró —al menos en Italia— sino hasta que aceptó íntegramente las tesis de Evola. En 1968 en las universidades italianas aparecían pintadas en las que se podía leer: «Evola, Sorel, Drieu la Rochelle», tales eran las referencias ideológicas del neo-fascismo más cultivado; en una famosa asamblea universitaria fueron contrastados los pensamientos de Mao y los de Evola, llegándose a la conclusión de que ambos proponían una lucha integral contra el Sistema. En los últimos años su cotización subió en todo occidente. El neo-fascismo empezó a abandonar las tesis que hasta entonces habían sido centrales a nivel europeo, las contenidas en las resoluciones del Nuovo Orden Europeo. Hoy esta tendencia sigue acentuándose y se extiende como una mancha de aceite salpicando incluso a la América Latina.

4. El nudo del pensamiento evoliano

¿En qué consiste el pensamiento de Evola? ¿Cuáles son sus divergencias con respecto al fascismo histórico? Habría que empezar definiendo qué es lo que se entiende por «Tradición». El concepto que en España se tiene de Tradición viene marcado sistemáticamente por las referencias al tradicionalismo carlista, es decir, una doctrina basada en fuentes históricas, noticias, costumbresde la España de siglos pasados.

Cuando los neofascistas hablan de «Tradición» se refieren a un concepto más amplio y no circunscrito a una sola nación.«Tradición» representa —para ellos— una entidad más metafísica que histórica, concebida en términos distintos a los que hoy asume el hombre moderno, es una concepción del mundo que se hace un determinado conjunto humano y en función de la cual se ordenan todos los actividades y organización social. La «tradición» en este sentido se reconoce en distintas épocas históricas, la Grecia y Roma clásicas, la Edad Media gibelina, en comunidades y pueblos prehistóricos, y en todo el mundo indo-europeo. Épocas todas en las que la vida y actividades de los hombres estaban volcadas hacia «lo alto», el poder político, por ejemplo, emanaba de la divinidad para ser utilizado para integrarse en ella, por medio de la jerarquía, del orden y de la autoridad. Estas concepciones, a medida que nos remontamos a las épocas más antiguas, están mejor plasmadas en los principios éticos y sociales de las culturas respectivas, a medida que nos acercamos a nuestros días, estos principios van degenerando siendo sustituidos por otros de carácter progresivamente más materialista, más volcado hacia «lo bajo», hacia el goce de los principios materiales, la utilización de los recursos de la tierra para el beneficio, el lucro y la usura, etc. Esta tendencia ha tendido a aumentar especialmente a partir del renacimiento, cuando culminó la formación de los primeros estados nacionales que rompieron la unidad definitivamente de Occidente.

La ruptura entre estas dos concepciones y el anuncio del triunfo de las fuerzas disolventes tiende a fijarse en 1789 cuando la monarquía decadente de la Francia revolucionaria es descabezada en las guillotinas a la mayor gloria de la libertad, igualdad y fraternidad. Posteriormente, la revolución rusa significó un estadio mayor de decadencia que todavía tiende a sus últimas consecuencias: el reinado sobre el planeta de un gobierno mundial, materialista,masificador y despersonalizador cual es el comunismo. Como se puede advertir estamos ante un «progresismo a la inversa», un progresismo puesto frente a un espejo. En efecto, mientras éste nos habla de que estamos en marcha constantemente ascendente, los partidarios de Evola afirman justamente lo contrario, sí, es posible que en lo referente a los bienes de consumo estemos gozando un período de plenitud y desarrollo, pero estos bienes no son más que accesorios, la única realidad es que a medida que pasa el tiempo desaparecen las referencias existenciales y el mundo degenera hacia el materialismo.

La historia es interpretada de una forma cíclica en la que se encuadra este proceso de regresión: en todas las tradiciones cuatro eran las castas en las que estaban divididos los pueblos, la de los sacerdotes, la nobleza guerrera, los comerciantes y los esclavos. Pues bien, Evola advierte en la historia lo que él llama «proceso de regresión de las castas»: inicialmente la casta de los sacerdotes constituía un poder demiúrgico, representantes de la divinidad, ejercían por esto precisamente un poder terrenal que basaban en su supremacía espiritual. Poder divino y humano estaban íntimamente unidos. Como era de prever, se produce una lenta degradación de esta casta que va cediendo puntos hasta que por fin, Jesús de Nazaret le da definitivamente la puntilla cuando, ante escribas y fariseos, afirma: «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios», de esta forma, la autoridad temporal queda privada de su base espiritual. «A quién obedecer entonces? A la casta inmediatamente inferior: la aristocracia guerrera.

En esta regresión,el poder pasa de los sacerdotes a los guerreros, a aquéllos que sin ser los mejores, los más morales, los más justos, son, eso sí, los que detentan el poder con las armas, asesorados por monjes, puestas sus espadas al servicio de ideales nobles, se gesta el fenómeno de la caballería medieval y, como intentando volver a la primera casta, los caballeros templarios se constituyen en «mitad monjes, mitad soldados», frase enunciada por José Antonio y verdadero norte existencial de los jóvenes neo-fascistas.

Pero, no podía ser de otra forma, también esta aristocracia guerrera decae paulatinamente, siendo sustituida por la casta definitivamente inferior: la burguesía comerciante exaltada al poder en 1789, cuando ésta se vea también, degradada, será la última, la casta de los esclavos, es decir de aquellos que no poseen otra cosa más que su trabajo, quien tomará el reemplazo. El asalto de los guardias rojos a la fortaleza del Zar en 1917 marca elprincipio de esta etapa hoy en fase de conclusión.

Ahora bien, culminada la última fase del «Kali-yuga» según la mitología indoaria, de la «Edad de Hierro» anunciada por Platón, de la «Edad del Lobo» de las sagas nórdicas, aquella fase en la que la caída de la cultura es ineluctable, se producirá un nuevo despertar, una aurora de esplendor en la que «caerán las vendas de los ojos de los hombres» y «los que han estado velando en la noche oscura se encontrarán con los que han nacido en el nuevo amanecer», poéticas expresiones que señalan y justifican los móviles y la existencia de los jóvenes neo-fascistas.

Su misión hoy no es otra, empleando palabras de Evola, que la de «mantenerse en pie en medio de un mundo en ruinas», pero esa presencia necesita lucha, acción, activismo, no rendirse al fatalismo de los tiempos, ni al fin lógico del «Kali-Yuga», sino combatir armado de los valores existenciales y eternos de la Tradición, aquellos que merecen no solamente ser conservados, sino que además alumbrarán futuras épocas. Pero hay algo más: esa lucha, independientemente de los resultados, será la que logrará la transformación interior de los militantes y eso es, en definitiva, lo que cuenta.

Los caballeros del Grial golpean de nuevo...Como se puede advertir a primera vista esta concepción difiere esencialmente de la doctrina oficial del fascismo. No hay que olvidar que el fascismo mantuvo una posición «social» que, hasta muy avanzada su acción, no completó con una doctrina filosófica relativamente poco estructurada. Al principio de su andadura el fascismo no fue más que una especie de socialismo radical patriótico. Basta leer los primeros manifiestos de los Fascios de Mussolini. En cuanto al nacionalsocialismo alemán apenas pasó de ser un pangermanismo social hasta bien iniciada la guerra mundial cuando se gestó en su interior el fenómeno de las S.S. europeas.

5. Fascismo y evolianismo

No es ésta la única diferencia entre fascismo histórico y neofascismo tradicionalista, hasta ahora lo examinado afecta únicamente al origen de una y otra corriente. Por supuesto que existen más diferencias ideológicas y pragmáticas que completan la visión de Evola y de sus partidarios,de «Ordine Nuovo», «Avanguardia Nazionale», y demás múltiples círculos (en España, por ejemplo, el grupo constituido en torno a la revista «Graal», nombre significativo, representa a esta tendencia) que pueden ser considerados como «revisionistas» del fenómeno fascista que toman como punto de partida, superándolo. El fascismo habló de Estado Totalitario y los neo-fascistas nos exponen la noción de Estado Orgánico. La diferencia entre una y otra concepción se centra en que el Estado Totalitario en su aplicación práctica cae en una mecánica centralización, en la burocracia de los funcionarios del partido y en la masificación y uniformización, mientras que el Estado orgánico debe consistir en una federación de distintas comunidades autónomas (municipales, obreras, estudiantiles,gremiales, etc.) articuladas por un poder superior, el Estado, que las vertebra y orienta en cuanto es unidad integradora. A este respecto Evola escribía en «Los hombres y las ruinas»:

«El totalitarismo no representa más que la imagen contrahecha del Estado Orgánico. Es un sistema en el cual la unidad está impuesta desde el exterior, no en base a la fuerza intrínseca de una idea común y de una natural y reconocida autoridad, sino por la vía de la intervención directa,y de control que se transforma en un poder político que se afirma como la única y extrema razón del sistema».

Cuando los fascistas históricos hablan del Duce, de la figura del Führer, los «revisionistas» del fascismo, los partidarios de Evola, responden con dos palabras únicas: «élite revolucionaria», una nueva distinción entre ambas corrientes. La figura del Duce, del líder es connatural al fascismo, sería impensable sin ella, sin embargo, también es cierto que un fascismo o un nazismo sin los Mussolini o Hitler sería no menos inconcebible. Pero para que un régimen pueda perpetuarse en el tiempo es imprescindible que la vida del partido, de la organización supere a la vida media de sus dirigentes. El mecanismo de reemplazo no existe en los regímenes fascistas, en teoría se habla, eso sí, de minorías rectoras, de clase política dirigente, etc., en la práctica todo depende del líder, desaparecido éste, desaparece el régimen. «Ordine Nuovo» y Evola nos hablan de la élitere volucionaria, de aristocracia política frente a culto a la personalidad, a la mitificación del jefe.

Esta «élite revolucionaria» se forjará en la lucha, en la larga marcha hacia el orden nuevo, no será preciso personalizar el poder en una sola figura sino depositarlo en manos de esta minoría en constante renovación y cuyos hombres tengan las características que ya hemos definido anteriormente. Por último en el problema racial aparece nuevamente la diferenciación entre la ortodoxia y el evolianismo. Evola y sus partidarios distinguen entre racismo zoológico y racismo espiritual. El racismo tal y como se expresó en los regímenes fascistas no era otra cosa más que la idea de una raza pura, en sentido biológico y zoológico, que asentada en un determinado territorio formaba una Nación. La identidad de esa Nación y su continuidad histórica venían en función de que pudiera evitar todo mestizaje.

Esto carece de valor para la corriente tradicionalista, en primer lugar, según declaró Clemente Graziani, al ser interrogado por el malogrado juez Occorsio en su proceso, «por el simple hecho de que las razas puras no existen»

La importancia del factor racial es más bien soreliana, es decir, se utiliza el «mito de la sangre» como mito antidemocrático «capaz de suscitar fuerzas que se opongan al proceso de nivelación en curso en el mundo moderno» tal como explicó Clemente Graziani, y «se trata de un mito antidemocrático que redescubre los valores del orden y de la diferencia» según escribió Evola. La antigua raza indo-europea, la raza aria, mantenía una serie de características psicológicas y costumbres propias que son estudiadas y asumidas a modo de factores que puedan posibilitar una revuelta antidemocrática. La democracia al ser igualitaria es profundamente niveladora, la raza, por el contrario, es un concepto aristocrático.

Escribe Evola: «Hasta ayer, la "raza" era un concepto aristocrático: ser de "raza" y ser noble, perteneciente a una élite dada, cerrada y hereditaria, eran casi sinónimos y la "sangre" era el único privilegio. La nueva concepción racista, según la cual la raza tiende a hacerse sinónimo de "pueblo", de "nación" mediante esta generalización, amenazacon destruir a este último resto, no de una u otra supervivencia histórica, sino del principio, convertido y concebido "una raza única", desaparece toda diferencia e incluso la antigua noción aristocrática de la sangre se transforma en un instrumento de nivelación»

En cuanto al problema judío, los partidos y organizaciones inspirados en los principios de la Tradición definidos por Evola, la diferenciación con respecto a la actitud que antaño hizo gala el fascismo es notoria. Se coincide, sin embargo, con Hitler cuando afirma que «El antípoda del ario es el judío», pero no se retiene aquí un concepto biológico o racial, sino psicológico. Así, por ejemplo, los nuevos nazis, ven en el burgués la personificación del prototipo judío, antes incluso que en el judío propiamente dicho.

Evola, por su parte, advierte estas características (no en vano había colaborado en «La Torre» con varios kabbalistas y esoteristas hebreos) en el seno de la civilización americana identificando hebraísmo y americanismo. Y en «Revuelta contra el mundo moderno» analiza el papel disgregador, a su juicio, que el elemento hebreo ha jugado a lo largo de la Historia convirtiéndose en un factor de decadencia.

Los grupos y organizaciones de esta corriente no admiten fácilmente el antisemitismo clásico,no juzgan que tenga importancia discutir sobre la falsedad o autenticidad de los famosos «Protoco los de los Sabios de Sión», una de cuyas ediciones, antes de la guerra, fue traducida y prologada por el mismo barón Julius Evola. No ponen demasiado énfasis como hacían los nazis históricos en el concepto de «conspiración judía», les basta tener constancia de que existen ciertas fuerzas ocultas que mueven la historia y que no son más que la representación contingente y «operativa»del principio negativo que localizan antes a nivel metafísico.

6. El evolianismo triunfa

Como ya hemos dicho la importancia de esta corriente ideológica está en crecimiento constante, prosiguiendo la curva ascendiente que empezó a finales de los años 60 en Italia. Editoriales como «Edizioni Europa», «Edizioni di AR», revistas como «Arthos», «Raido»,«Templum», «Orientamenti Tradizionali», «Euro-pae Imperium», «Quaderni del Veltro», «Vie dellaTradizione», «Europa Civilta», «II Conciliatore», «La Legione», grupos como «Rivoluzione Tradizionale», «Azione Tradizionale», los Centros de Estudios «Ordine Nuovo», amplias franjas del M.S.L, los grupos extraparlamentarios en su totalidad están impregnados del pensamiento tradicionalista de Julius Evola.

En Méjico la revista «Año Cero», dirigida por Luis Ontiveros,ampliamente difundida en los ambientes nacionalistas mejicanos representa no sólo la primera tentativa seria de extender el pensamiento evoliano a América Latina, sino la primera organización neo-fascista mejicana que no hace una explícita referencia al catolicismo integrista.

El Círculo de Amigos de «Ruta Solar» y la revista «Graal» son en España la iniciativa tradicionalista mejor cimentada. «Graal», publicación dirigida por Jesús Palacios de Madrid e integrada por antiguos miembros de C.E.D.A.D.E. disidentes de la línea de seguidismo con respecto al Nuevo Orden Europeo de esta organización, iniciaron a principios de 1977 su trabajo de divulgación; en la actualidad han traducido y editado el folleto titulado «Orientaciones», básico para comprender el pensamiento evoliano.

Los «Cuadernos de Arya» editados en Canadá, y en el mismo país el grupo «Odinist Movement», el primero formado por italianos residentes en Canadá ha publicado hasta la fecha folletos de títulos tan significativos como «Tradiciones de los indo-arios» y «La cruz mística» (la cruz gamada); el Movimiento Odinista hace especial referencia a las tradiciones nórdicas, manteniendo una postura más próxima a Nietzsche que a Evola, pero sin embargo por la particular forma de tratar el problema racial y ético entra también en esta corriente.

En Francia, León Colas anima un Centro de Estudios Evolianos que mensualmente publica una revista y monografías esporádicas.

La lista está inacabada pero tiende rápidamente a aumentar. La ventaja del enfoque evoliano es doble: por una parte se distancia del fascismo histórico compartiendo sus aciertos pero no sus errores, por otra parte ofrece un enfoque ideológico totalmente nuevo y original, habla sobre unos temas muy en boga entre la juventud actual(sexualidad, ciencias tradicionales, esoterismo, contracultura, etc.) que hacen factible la recuperación para el fascismo de parte de la juventud inconformista e inadaptada.En esto, como veremos a continuación, compite con la extrema-izquierda.

 

Notas:

6

Memoria defensiva de Clemente Graziani. Ediciones Ordine Nuovo, Roma.

7

Julius Evola, «Orientaciones». Ed. Graal, Madrid, pág. 21.

 

Fuente

Ernesto Cadena "La ofensiva neofascista" (1978)

Ernesto Milá: Guerra revolucionaria y fuerzas armadas (1978)

Ernesto Milá: Guerra revolucionaria y fuerzas armadas (1978)

La Constitución surgida de un largo proceso de discusiones, debates, consensos y sobresaltos otorga a las Fuerzas Armadas la "defensa del orden institucional", lo que traducido quiere decir que el Ejército y los demás cuerpos quedan encargados de batirse en nombre de la democracia, a favor del partido mayoritario en ese momento.

No cabe la menor duda que en los próximos meses las Fuerzas Armadas se van a ver sometidas a distintos procesos de recomposición, no sólo estructurales, sino también mentales. Es por eso que los militantes del Frente Nacional de la Juventud, patriotas conscientes que luchan por una tercera vía entre el socialismo burocrático y el capitalismo liberal, creen necesario analizar el papel de las FFAA en la sociedad moderna y las contradicciones existentes entre la democracia y los cuerpos armados.

Lo que en el espectro político se ha dado en llamar "extrema derecha" (calificativo que nosotros rechazamos al no estar dispuestos a realizar ninguna concesión a la terminología demo parlamentaria) suele ser muy aficionada a gritar ¡Ejército al Poder!, este grito, cuando es inmediato tiende a reflejar la miopía y la ignorancia político ideológica de quienes lo utilizan. Para el FNJ para nuestros jóvenes militantes, no se trata de halagar a las FFAA, tampoco de instarles a que se encarguen de un poder administrativo para el cual no han sido creados, ni están en condiciones de ejercitarlo; para nuestros militantes se trata de reflexionar sobre la historia, la misión y la ideología militar y extraer conclusiones operativas que incluir en los planteamientos globales que se hacen en el FNJ.

De los debates y discusiones fomentadas en la base de nuestro partido de juventudes a partir del artículo publicado en nuestro portavoz (PATRIA Y LIBERTAD", Nº 6, titulado "DEMOCRACIA Y FFAA’), la dirección política del FNJ ha extraído las siguientes conclusiones.

Lenin dijo textualmente que "la lucha política es la continuación de la guerra por otros medios". Penetrar en la aparente contradicción de esta conocida frase representa empezar a comprender la importancia de las FFAA en la política moderna.

En efecto, la lucha política puede asemejarse perfectamente a una guerra convencional: no hay un terreno geográfico a conquistar, pero sí hay un territorio humano, la población, cuya conquista decidirá quién debe ostentar el poder (siempre aún en las dictaduras más feroces y criminales el afán de quienes detentan el poder es demosri,ar que cuentan con apoyo y respaldo popular, de ahí que digamos: el acceso al poder pasa por la conquista de la población), no hay aviación, ni tanques, ni bombas, pero sí en cambio actúan partidos, organizaciones de masas, organizaciones de pantalla, grupos de presión, no existen frentes de lucha, pero sí sondeos de opinión, elecciones, etc. Por último si la lucha tiende no sólo a disputar la gestión del poder a otro partido, si no a cambiar las estructuras mismas del poder mediante la vía revolucionaria (conforme al orden natural, o su restablecimiento contra la democracia y el marxismo) o subversiva (contra el orden natural) al asalto del poder, en su última fase, puede representar caracteres de violencia casi necesarios.

Pocas veces un orden corrompido o en buena salud ha sido desalojado del poder sin un, al menos, conato de guerra. Así pues, podemos dividir la lucha política en dos fases: aproximación al poder (de carácter esencialmente político) y conquista del poder y ejercicio del mismo (de carácter político militar). De ahí que un movimiento político que pretenda un cambio de estructuras, costumbres y mentalidad precise tener en potencia esta doble característica: la política y la militar y, de ahí, también en definitiva, que la política sea la continuación de la guerra por otros medios.

En la práctica esto se ha traducido de la siguiente forma: junto a los soviets de carácter político, Lenin, por obra de Trotsky, constituía los destacamentos del Ejército Rojo; o si queremos un ejemplo actual, el GRAPO, organización marxista leninista típica no es más que la rama "militar" de un movimiento "político" el PCE(r) y también ETA (m) es el ’Trente armado" de la Coordinadora de Socialistas Patriotas, KAS, mientras que ETA (pm) ve en ElA. (Partido de los Patriotas Revolucionalios) su "rama política".

Los grupos de izquierda, conscientes de esta teoría no dudan en, frente a lo que ellos califican de "eJércitos burgueses", "fuerzas armadas reaccionarias al servicio de los intereses del gran capital", etc., constituir sus propios embriones de ’Tuerzas armadas": durante la clandestinidad del Partido Comunista de Portugal, tan civilizado e "independiente" como el español, constituyó unas fuerzas armadas autotituladas "Acción Revolucionaria Armada"; el MPAJAC por su lado da el nombre a su frente militar de "Fuerzas Armadas Guanches" y la terminología utilizada por ETA respecto a sus militantes revela el carácter de "eJército paralelo" que desea tener esta organización...

Quienes hoy en España tienen y mantienen el poder desean utilizar a las FFAA como la salvaguardia de sus intereses mediante la asignación en el texto constitucional de la "Defensa del orden institucional". Por su parte aquellos que desean derribar el poder constituyen sus propias FFAA_ Tal es la importancia que unos y otros otorgan a las "sociedades militares"

 



Quizá la única diferencia entre unos y otros radique en que los primeros quieren un "eJército apolítico", mientras que los otros pretenden unas FFAA domesticadas al servicio de sus proyectos.

Nosotros no defendemos evidentemente ninguna de las dos opciones (y a medida que profundicemos en nuestro estudio iremos viendo por qué) nuestra concepción del papel de las FFAA es mucho más amplio y parte del hecho de que en las sociedades modernas los distintos organismos son interdependientes entre si, concepto este en el que demos detenemos un momento.

FF.AA. Y SOCIEDAD DEMOCRÁTICA

Una sociedad cumple las funciones para las que ha sido creada en el momento en que los organismos, grupos de base, comunidades y corporaciones en los que está dividida interiormente están todos provistos de una misma ideología, o si se quiere, de una misma concepción del mundo libremente asumida por todos. Por ejemplo: en el mundo socialista, la enseñanza es socialista, la medicina es socialista, se tiende a una "realismo socialista" en el dominio del arte y de la cultura y a que las FFAA tengan una ideología socialista e inculquen a los reclutas una "mentalidad socialista". Examinando cualquier otro tipo de sociedad se ve que se produce el mismo fenómeno. En el momento en que uno de los grupos o comunidades de base adopta una nueva línea de pensamiento no asumida por el conjunto global de la sociedad se empiezan a producir tensiones y desgarrones que, o bien terminan con la estabilidad de esta sociedad, o bien producen descompensaciones internas o incluso puede llegarse a la desintegración total de esa sociedad, a que sus organismos de defensa sean capaces de erradicar la "disidencia", integrándola o eliminándola simplemente.

Cuando Allende alcanzó el poder en Chile intentó llevar una política socialista en un país en el que ni siquiera existía una mentalidad socialista arraigada ni las posibilidades de que los grupos sociales mayoritariamente abrazaran el socialismo como causa justa. In-mediatamente se empezaron a producir fricciones y enfrentamientos hasta que, por fin, las FFAA, amparadas en una gran mayoría de la población, dieron el carpetazo definitivo a la situación resolviendo las contradicciones de la sociedad chilena al menos parcial y temporalmente.

Visto esto podemos enunciar una tesis de importancia decisiva, a saber QUE SOCIEDAD DEMOCRÁTICA Y FUERZAS ARMADAS ESTAN ÍNTIMAMENTE EN CONTRADICCIÓN, QUE LOS PRIN CIPIOS DE UNA, SUS IDEOLOGIAS Y SUS VISIONES DEL MUNDO, ENTRAN EN CONTRADICCIÓN, ESTÁN COMPLETAMENTE ENFRENTADOS Y SON IDEAL Y FORMALMENTE INCOMPATIBLES.

En efecto: basta analizar los principios, los "inmortales principios" de las democracias con aquellos otros que siempre han sido connaturales y tradicionales a las FFAA y se verá que su coexistencia es imposible. Allí en donde las fuerzas armadas hablan de "jerarquía", la democracia liberal responde "igualdad" (es decir nivelación), allí en donde unos dicen "responsabilidad", "mando", los otros responden "laissez faire", cuando unos hablan de honor y lealtad, de sacrificio de disciplina, los otros hablan de una libertad entendida como la capacidad de hacer lo que uno quiera, y añaden, "mientras no estorbe la libertad de mi prójimo" (el cual también considera que debe de hacer lo que le dé la gana ... ), allí en donde unos hablan de "estilo" los otros responden con "derecho al voto", cuando unos piensan en la "unidad", los otros están pensando en términos de partitocracia, de división, cuando la ideología militar defiende el heroísmo y el sacrificio y enseña en las academias que el honor de un guerrero es su lealtad y que para cumplir esto puede llegar el sacrificio supremo y al heroísmo, la democracia responde con los valores del comerciante: seguridad, no arriesgar nunca nada, luchar por dinero... el egoísmo burgués, el afán de lucro, de usura y de beneficios cada vez mayores... para qué seguir: cualquier parecido entre uno y otro tipo de concepciones es pura coincidencia.

Por todo esto no podemos más que sonreír cuando el presidente de la Comisión de Defensa del Congreso y socialista marxista, Múgica Herzog, habla de temas tan absurdos como 1a “democratización de las FFAA”, democratizar las FFAA sería algo así como conseguir círculos triangulares. Tampoco el franquismo se salva de esta crítica: si hoy se habla de "democratizar las FFAA" ayer con Franco vivo, se hablaba del "ejército apolítico" otra entelequia no menos nefasta.

Precisamente la ideología del "ejército apolítico" es una de las principales causas del caos actual: del concepto que se divulgaba en vida de Franco al que se divulga hoy no existe más que un paso, es más, ambas líneas se encuentran perfectamente concatenadas; diríamos que representan distintos grados de una decadencia: para que un Ejército que se alzó un 18 de Julio de 1936 al servicio de una idea de Patria y con unas concepciones político ideológicas muy precisas, se pasase a un "ejército defensor de un orden institucional democrático", había que pasar por una fase intermedia de adaptación en la que lo dominante era la apolitización total y para siempre.

La contradicción existente entre "Estado democrático" y FFAA no puede redundar sino en detrimento de una de las dos instituciones que, progresivamente, va erosionando a la otra... Nosotros defendemos la tesis según la cual, como hemos expuesto, ambas estructuras así concebidas son incompatibles y la realidad de los hechos avala esta teoría.

¿Cómo los jóvenes a los que en las clases de "educación política" se les inculcan los "inmortales principio? liberales pueden, al cabo de pocos años servir en filas de un ejército sin hacerlo descontentos y a regañadientes? Durante años se les ha hablado de "libertad" y no pueden comprender el motivo de la disciplina, se les ha inculcado la aberrante noción de "igualdad" y es imposible que comprendan la "jerarquía", el "mando".

No es raro que en todos los Estados democráticos en el momento presente florezcan organizaciones de soldados que pretenden luchar por "reivindicaciones" y "derechos" y no es raro porque, generalmente vertebrados por organizaciones socialistas, comunistas e izquierdistas, estos militantes pretenden hacer bajo el uniforme aquello que siempre han hecho en la vida civil, ¿no les han dicho que el ejército es salvaguarda de la democracia? Es lógico pues que luchen por unos derechos y libertades democráticos.

En España la Unión Democrática de Soldados cumple esta función. Inicialmente vertebrada por el PTE, poco a poco ha ido recogien-do el favor de toda la extrema izquierda, especialmente de los grupos trotskistas y maoístas moderados y también, atención al dato, de las Juventudes Socialistas, rama juvenil del PSOE. El señor Múgica prefiere ignorar este hecho... La extensión de la UDS. Está progresivamente en aumento apoyada fuera de los cuarteles por los militantes de las organizaciones marxistas, provista de medios económicos ¡limitados han inundado de propaganda los aledaños de campamentos y cuarteles, sus pintadas rodean los edificios militares e incluso en los interiores aparecen pegatinas e inscripciones a rotulador... Como se puede prever es un cáncer que está en aumento. Es posible que las FFAA decidan reprimirlo hasta eliminarlo: en este caso es fácilmente previsible la ola de solidaridades que se desataría...

Pero, se suele argumentar en contra: existen en Europa viejas democracias que, a pesar de este conflicto, siguen existiendo, es más, que vencieron en la II Guerra Mundial... Este argumento es fácilmente desmontable y las contradicciones no estallan inmediatamente, sino que van acumulando un explosivo que tardará más o menos tiempo en ponerse de manifiesto pero que indudablemente se pondrá de manifiesto. Por ejemplo: el Ejército norteamericano venció en Corea y sin embargo pocos años después fue estrepitosamente derrotado en Vietnam. Claro que se daban diferentes condiciones políticas, estratégicas, otro clima y otro enemigo, pero sería absurdo no ver en la progresiva degeneración de la juventud norteamericana en la propaganda anti-belicista un factor determinante de la derrota. Los marines norteamericanos aparecían drogados por las calles de Saigón, muchos de ellos se convirtieron en drogadictos a partir de su estancia en las FFAA, la homosexualidad irrumpió con inusitada fuerza (1) y la pro-paganda antibelicista en la retaguardia iba socavando poco a poco la moral del frente... el resultado es el que todos conocemos.

En el Reino Unido la situación no es mucho mejor: un ejército en régimen de voluntariado en el cual los reclutas después de oir hablar de las "glorias imperiales" son enviados a servir como Fuerzas de Orden Público al Uster. Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda y los países Nórdicos presentan situaciones similares: los intentos de sindicación en el interior de los cuarteles se ha consumado con éxito, los oficiales deben consultar antes con el "sindicato de soldados" para pulsar la opinión de la tropa. En Francia e Italia se ha intentado poner coto a estos desmanes, pero la situación en los países nórdicos y Alemania ha llegado al límite. Como se puede comprobar la supuesta "compatibilidad" ha estallado.. .

Sería inútil no reconocer un "factor subjetivo" que ha tendido a desintegrar a los ejércitos occidentales. Ese factor tiene un nombre: la subversión, y un objetivo: servir a la política expansionista de la URSS. Ahora bien ningún factor subjetivo puede operar con garantías de éxito sino es sobre unas "condiciones objetivas" ya creadas. Por eso, cuando el FNJ habla de que el "capitalismo liberal y democrático es la antesala del marxismo" no hace sino traducir a lo universal una verdad que se puede aplicar a cada caso concreto: gracias al factor objetivo, la incompatibilidad entre democracia y sociedad militar, la subversión, el factor subjetivo, encuentra una cuña sobre la que cebarse.
En 1973 se produjo un fenómeno importante para el desarrollo de la política mundial: la "vía chilena al socialismo" fue abortada por un golpe de Estado cuyas características debemos examinar fríamente:

- El golpe de Estado militar no fue un mero pronunciamiento, revistió característica de un "alzamiento nacional". ¿Cómo se había llegado a esta situación límite? El camino había sido largo.

- Una semana antes de la subida de Allende al poder un grupo que apenas llegaba al centenar de jóvenes, decepcionados todos ellos por la línea capitulacionista de la Democracia Cristiana y el reaccionarismo del partido nacionalista daban vida a una formación política: "Patria y Libertad".

- La primera tarea de "PyL" fue recuperar la iniciativa en las aulas, posteriormente en los gremios y más tarde en la calle (elecciones universitarias en las que triunfaron los candidatos nacionalistas, huelgas mineras y de los gremios, especialmente de transportistas, y de la "Papelera" negándose a su nacionalización, y manifestaciones de mujeres, recuérdese la manifestación de las cacerolas o de las ollas vacías).

- Una vez recuperada la iniciativa y realizada una tarea de captación e incorporación de mandos militares al movimiento se comprobó que un pronunciamiento militar no haría sino traducir las aspiraciones de parte de la población. Fue en ese momento cuando se empezó a pensar en términos "golpistas".

- El golpe militar no tenía como función edificar una "dictadura" per se, sino derribar a un gobierno que, como el allendista, estaba sumiendo en una profunda crisis a Chile y persiguiendo muy duramente a los patriotas, especialmente a los jóvenes revolucionarios de "Patria y Libertad".

El síntesis al golpe militar, mejor dicho al golpe político militar representó para subversión internacional un retroceso y al mismo tiempo una enseñanza: la "vía chilena al socialismo", lo que en nuestro continente se llama "eurocomunismo", tenía un talón de Aquiles: las FFAA. Y la subversión llegó a una conclusión: había que iniciar una penetración capilar en las FFAA tal, que las inutilizase como organismo de respuesta. Fue a partir de este momento cuando se inició la penetración sistemática en las FFAA grupos más o menos seguidistas con respecto a la política de los Partidos comunistas (con el fin de no ensuciar su "buen nombre") fueron encargados de estas tareas: el PSU en Francia, los grupos vinculados a Lotta Continua y “Il Manifesto" en Italia, y en España principalmente el PTE que, como se ha dicho, opera a través de su "Unión de Soldados y Marineros demócratas"...

Es más, la estrategia del "eurocomunismo" hay que encajarla dentro de este contexto contra las FFAA: el "eurocomunismo" representa un cambio en la estrategia subversiva en los países de capitalismo avanzado. Como fuera que estos países las estructuras del Estados son muy fuertes y para los partidos comunistas existe, momentáneamente una imposibilidad manifiesta de llegar al poder mediante un "asalto frontal", es preciso pasar a la "guerra de posiciones" es decir aquella en la que el asaltante procura ir conquistando poco a poco los resortes vitales de las defensas enemigas. Traducido a términos de sociedad estos resortes vitales son hoy: los canales de información, los canales educativos, las FFAA... Y es precisamente en estos puntos en los que se concentra la ofensiva "eurocomunista".

La preparación "eurocomunista" de la sociedad camina a paso lento pero seguro. El "eurocomunismo" no tiene prisa. Contra más tiempo afiance su penetración más profundo habrá penetrado el cáncer. Así, mientras por una parte sus diputados y senadores, junto a los socialistas hacen votos celebrando la neutralidad de las FFAA, por otro lado fomentan un visible clima anti militarista y basta observar las publicaciones de las Juventudes Socialistas o los números atrasados de "Horizonte", órgano de la UJCE (que no publica desde hace tiempo por discrepancias de la redacción con la "cautela" eurocomunista) para ver hasta qué punto sus boletines y periódicos entran en contraste con lo que afirman pensar sus diputados y senadores.

CONCEPCIÓN GUERRERA DE LA VIDA

¿Vamos también nosotros a gritar "Ejército al poder”? ¿Por qué el FNJ ha decidido dedicar un "Cuaderno de Patria y Libertad" a las FFAA y a su problemática actual?

Nosotros no somos los que gritan consignas carentes de sentido e inaplicables. Nuestros análisis políticos no demuestran la inviabilidad presente de un pronunciamiento militar y esto por dos razones:

• no existe un movimiento político de carácter patriótico y nacionalista lo suficientemente implantado como para que sirviera de eventual "base social" a un pronunciamiento militar.

• no existe una opinión generalizada en las fuerzas armadas favorable a una intervención golpista.

por tanto calentarse la cabeza elucubrando golpes de Estado representan una muestra más de irrealidad política de algunos sectores de la extrema derecha clásica. Nosotros ni hemos gritado, ni vamos a gritar jamás "eJército al poder". Esta consigna no lo soluciona todo, es más, no soluciona nada...

Ahora bien: una cosa es evidente, que aquellas cualidades que hoy son típicamente militares son precisamente las que nosotros proponemos como características de un ciudadano dentro de un Orden Nuevo.

 



Nuestra tesis en esta ocasión es:

OCCIDENTE AFRONTA HOY UNA CRISIS DE VALORES E IDEALES, EL MATERIALISMO SEA DE TINTE MARXISTA O CON COLORACIÓN LIBERAL LO INVADE TODO, POR OTRA PARTE, LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA, LOS PROBLEMAS DE LA SUPERPOBLACIÓN, ETC. Y SOBRE TODO LA CONCEPCIÓN ORGÁNICA DE LA SOCIEDAD QUE DEFENDEMOS Y PROPUGNAMOS NOS IMPULSAN A VER EN LAS VIRTUDES MILITARES LA ÚNICA REFERENCIA POSITIVA EN LA HORA PRESENTE Y A CONSIDERAR SU NECESARIA EXTENSIÓN A TODA LA POBLACIÓN.

La jerarquía, las relaciones de mando y de obediencia, los sentimientos de honor y lealtad, el valor, ciertas formas de impersonalidad que pueden ir hasta el sacrificio anónimo, relaciones claras y abiertas de hombre a hombre, de camarada a camarada, de jefe a subordinado, tales son los valores característicos de las FF.AA. que deben iluminar también a las "sociedades civiles". Solo armados con estos valores una pequeña minoría puede sobrevivir y ser beligerante contra el peso muerto de las masas en el momento actual, pero también sólo unas masas un pueblo agrupado como un imán en torno a estos valores puede hacer frente a un futuro cada vez mas sombrío.

De ahí que hayamos considerado necesario realizar precisiones en tomo a las FFAA, a la democracia. Pero todavía queremos ser más explícitos y representar el papel de las FFAA dentro de una concepción orgánica y global de la sociedad.

Para las democracias modernas el elemento primordial de la sociedad es el burgués, la vida burguesa en tiempo de paz dominada por las preocupaciones de seguridad fisica, bienestar y prosperidad material. Según esta concepción es el burgués quien debe gobernar el Estado. En el momento en que se producen problemas internacionales o trastornos internos es cuando se echa mano de un ejército que queda relegado a un papel secundario, como un simple instrumento que no debe ingerirse ni ejercer ninguna influencia en la vida colectiva y si bien se reconoce en el "milita?’ una ética propia, el "elemento guerrero" pasa a un plano secundario, es más deberíamos hablar con propiedad de "soldados" cuyo sentido original es aquel que ejerce el oficio de las armas por un salario ("solde" o "sueldo" de donde etimológicamente procede la palabra "soldado").

Al "soldado" comprendido en este sentido, se oponía el guerrero, miembro de la aristocracia feudal, que constituía el núcleo central de una organización social correspondiente y no estaba al servicio de una clase burguesa. En el momento en que el "tercer estado" llegó al poder gracias a la revolución francesa de 1789 el ejército asume una nueva ffinción: es una especie de policía destinada a defender la paz, es decir, en el mejor de los casos a defender la vida placentera de las naciones. En Inglaterra, durante la época victoriana y hasta la fecha las FFAA no asumen otro papel más que el de servir de instrumento que imponga una hegemonía económica (para «la compañía de Indias») asegurar mercados y primeras materias: es el "soldado" al servicio del «burgués" en su función específica de mercader...

La concepción democrática no admite que la clase política tenga un carácter y una estructura militares; esto sería a sus ojos el peor de los "militarismos". Son los burgueses en tanto que políticos y representantes de una mayoría, gobernar la "res publica" y como se sabe a menudo esta clase de dirigentes, a su vez, se encuentra prácticamente al servicio de intereses y grupos económicos, financieros, sindicales o industriales.

Frente a todo esto se opone aquella verdad que reconoce los derechos superiores de una CONCEPCIÓN GUERRERA DE LA VIDA, con la espiritualidad, valores y una ética que le son propias, y extensibles a toda la sociedad hoy.

Una concepción tradicional y orgánica de la Historia que interprete la vida como una lucha permanente entre potencias metafísicas: fuerzas que no podemos llamar "uranias", de la luz y el orden. Esta lucha se da en todos los niveles: tanto fuera como dentro del hombre, en la persona, en la sociedad y en el cosmos, en el macrocosmos y en el microcosmos. En nuestra concepción tradicional el hombre debe llevar y ganar esta lucha en ambos planos, interior y exterior. El triunfo del hombre con la dominación de las fuerzas telúricas constituye la "pax triunfalis".

La idea guerrera se una a una ascesis, a una disciplina interna y a un control del yo, que se encuentran presentes en las mejores tradiciones guerreras y que todavía subsisten en Occidente sobre el plano militar estricto sensu. La formación, consciente y constante, del ser interior y del comportamiento y el carácter, el gusto por la jerarquía y el orden, la facultad de subordinar el elemento pasional e individualista del ego a principios y fines superiores, especialmente bajo el signo del honor y del deber, son elementos esenciales de esta idea y el fundamento de un "estilo" preciso que fue a perderse en gran parte en el momento en que Estados considerados como "militaristas" fueron sustituidos por democracias nacionalistas en las que el DEBER del servicio militar remplazó al DERECHO a las armas.

 


Hoy más que nunca ese estilo guerrero debe estar presente en los militantes del FNJ. Estilo guerrero porque no es posible la paz con una sociedad hipermaterializada, en la que la alienación y la estupidez generalizada de los usos y de las costumbres rivalizan en castrar mentalmente al hombre. Estilo guerrero porque no queremos definirnos como un partido más, sino como un movimiento, mejor aún, como una orden de creyentes y de combatientes. Estilo guerrero porque entre la "pax triunfális" de un nuevo orden individual y colectivo y el caos generalizado de los tiempos modernos no hay mas término medio que la trayectoria de una larga marcha siempre adelante, sin concesiones ni renuncias: manteniendo siempre la flexibilidad de la práctica política y la intransigencia de la ideología. Estilo guerrero en el FNJ porque cuando hablamos de honor y lealtad, de disciplina y sacrificio, de deber y responsabilidades, de valor y heroísmo, de jerarquía y mando no lo hacemos en abstracto sino que tendemos a ser nosotros mismos los portadores de estos valores, patrimonio de de nuestra cultura y legado de la tradición irunemorial de nuestra raza. Estilo guerrero porque desdeñamos la vida cómoda porque tenemos una concepción superior de la vida, porque no luchamos por ventajas materiales sino por una trayectoria ascendente como hombres, estilo guerrero porque amamos el riesgo, estilo guerrero porque no tenemos más arma que la inexorabilidad de la idea contra la demagogia y la retorica del falso idealismo. Estilo guerrero, en fin, porque en un mundo de caos y polución mental e ideológica, de masificación y despersonalización nosotros hemos dicho ¡basta! Y hemos asumido la herencia histórica de los Hoplitas de Esparta y de los Legionarios Romanos, de los Caballeros Templarios, de los Conquistadores de América y de los voluntarios del Frente del Este en la Cruzada Antibolchevique...

Por eso estamos en lucha.

© Ernest Milà