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La memoria de la Otra Europa

Juan Pablo Vital: Berlín

Juan Pablo Vital: Berlín

Poema hallado, en el bolsillo de un soldado

Caído durante la defensa de Berlín.

 Viviremos sin alma, y eso será el Apocalipsis.

Cuando otros hombres, barran la sangre y los escombros

Ya no habrá espíritu, en la ciudad de piedra.

Los lugares, hasta el núcleo, serán arrasados por las bestias

Nuestra memoria, se enterrará muy hondo

Para que sea imposible, llegar a ella.

 

Esta ciudad, que fue símbolos y sueños, habrá caído.

Nadie contará la última batalla, sobre su suelo

 Se convertirá en pura materia, sola y errante.

Morir no es el peor destino, sino entregar el alma

Vivir día tras día sin fervor, sin nación y sin luna

Sin occidente, sin Olimpo, sin tribuno.

 

Una ciudad sitiada para siempre por fantasmas

Trémula de sangre y de canciones.

Ciudad de niños, soldados leales e inocentes

Héroes del sol que corren por mi sangre

Últimos soldados de una Europa escarnecida.

 

Tiendo la mano a mi Orden. A mi antigua Orden

Bajo el humo y los escombros de  Berlín.

Ninguna flor, nada, nacerá después

De tu brutal cautiverio. Pero la victoria

 Es una  elipse extraña que regresa.

 

Los mármoles crecen, de una ciudad blanca.

Blanca de amor. Roja de sangre

Y negra, de memoria negra.

La veo viajar hacia lo alto y lo profundo

Como una Atlántida renacida.

 

La flor roja de los vientres

De los millones de vientres desgarrados

Es nuestro último altar. Nuestro único altar.

Todo está oculto, pero se sabe

viaja sin cesar por la memoria de la sangre.

Nace de pronto, en algún sitio, desconocido.

Asoma la cabeza, durante los partos de la estirpe.

Los niños blancos sobrevivientes

Se bautizan con el trueno de los panzer.

 

Viajamos lejos, los lobos grises.

Nos dimos una vida nueva.

Forjamos un centro, de sangre y escombros

Y una cruz de cuatro rumbos

Tensa de almas y gemidos de dolor.

 

Todavía suenan las botas de Asia

Los tambores negros y su lujuria

Sobre nuestra ciudad.

 

Todavía busca la sangre vaginal

La justicia eterna.

Volveremos, por aquellos ríos

De sangre de niños y de hombres.

Serán anchos entonces los cursos del deshielo

Desde los Andes hasta el Himalaya,

Cuando el alto espíritu dormido

Muy dentro, en nuestra sangre

Vuelva a iluminar, toda la tierra.

 

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