Blogia
La memoria de la Otra Europa

Literatura

Pio Baroja: Una explicación (1936)

Pio Baroja: Una explicación (1936)

 

Yo no sé si en este momento en que en España no se oye más que el estampido de los cañones y el crepitar de los fusiles y ametralladoras, vale la pena que un escritor dé una explicación de sus ideas, que veo se comentan por ahí sin exactitud.

Yo no soy un escritor sistemático. Mi pensamiento ha sido siempre el intentar ver en lo que es.

Meses antes de advenimiento de la República, a mí me asombraba el que la mayoría de escritores y profesores de Madrid, Ortega y Gasset, Unamuno, Azorín, Marañón, etcétera, no vieran que detrás de la República tenía que venir un intento de revolución social y de comunismo, en parte dirigido por los judíos de Moscú.

A mí me parecía un hecho casi matemático. Yo dije muchas veces a los amigos: — Si la República burguesa viene, o tendrá que ametrallar a la gente de la calle, o tendrá que pactar con ella

A todos los que decía esto me achacaban de pesimista y de reaccionario.

Tanto lo creí, así que el día que se marchó el Rey, estuve en la redacción de Ahora con n amigo para saber noticias, y los redactores me dijeron: — Baroja estamos de enhorabuena. Ya tenemos la República.

Yo no creía que estábamos de enhorabuena, y se lo dije al director: —Yo pienso lo contario que ustedes, le indiqué. Supongo que la República va a ser un desastre, pero como no me parece bien, dimito porque no puedo engañar. Voy a dejar de escribir en el periódico. Así lo hice durante algún tiempo.

Al comienzo, Marcelino Domingo, este maestro de escuela, pedante, aseguró que iban a imitar a Thiers y a construir una república conservadora, como Francia después de la guerra del 70. Ni ellos mismos saben lo que han hecho después. Han ido solamente arrastrados por las aguas del rio, sin saber a dónde.

Primero había que hacer Cortes Constituyentes. Todos los políticos ansiaban que llegara el momento de brillar, de mostrar su arte de histriones. La gran batalla oratoria terminó con una Constitución ridícula, la número 13 de España. De esta Constitución no se pudo llevar a la práctica absolutamente nada.

La cuestión era lucirse, charlas con luz y taquígrafos, según la medicina de Antonio Maura.

El parlamentarismo no ha demostrado más, sino que es un buen medio para los arribistas, para los ambiciosos que van a hacer su carrera.

Con la gran batalla política y parlamentaria, vino lo que se llamó el enchufe y vimos a ministros, a subsecretarios y a diputados echándoselas de conquistadores en automóviles chalorados, con cupletistas y carreras en restaurantes y cabarets, en una cachupinada continua.

Estos Petronios de escaleras de servicio no veían el interés del país sino el éxito, y para obtener el éxito ante el público, cualquier cosa puede venir bien. En España se dice, cuando en las corridas hay muertos y herido, que hay hule. En un ambiente de sensacionalismo así, es imposible que se haga nada serio. Se dicen las cosas más absurdas. Así un concejal socialista de Madrid ha asegurado que la prehistoria es una ciencia reaccionaria. Lo mismo ha podido decir que la geometría es comunista.

Toda esta algarada parlamentaria la ha jaleado la Prensa, porque con ella la reseña de los escándalos del Congreso son un ingreso que ocasiona poco gasto.

Después del primer bienio, tuvimos el segundo tan malo como el primero. Fué la lucha entre el león y la serpiente. El león Lerroux y la serpiente Azaña. ¡Qué león! El león era un viejo tonto, vacuo, con unos cuantos lugares comunes en el cerebro. La serpiente un ateneísta pedantesco, que manejaba unos cuantos tópicos manidos de literatura francesa.

El león acabó como un presidente de un casino de jugadores de ventaja, en un asunto de tahúres, con un relój que le regaló un judío holandés y una promesa de unas pesetas que no se las dieron.

La serpiente hizo su nido en el Palacio Real y pensó cambiar las decoraciones, para él poco lujosas, y ser algo como el Rey Sol de la República. ¡Pobre gente! Y todo ha estado a la misma altura. El pueblo se ha sentido mixtificado tomando como reales unas bambalinas de cartón.

Las oficinas de la Reforma Agraria tenían trescientos o cuatrocientos empleados con sueldo, y para todos ellos, para recorrer España y estudiarla en el terreno, un automóvil FORD. Marcelino Domingo no iba nunca a las sesiones de la Reforma agraria, a la que tenía tanto cariño en público. Quizá tenía que escribir sus magníficos dramas en el Ministerio.

Toda esta decoración falsa, toda esta mentira que, si no la ha engendrado la República, le ha dado una vida, hace que la gente creyéndola una gran cosa, se lance a matar y a morir.

El talento de Azaña y el sentido jurídico de Sánchez Román y la democracia del adiposo judaico Osorio y gallardo, que era gobernador de Barcelona, cuando se fusilaba obreros, y la austeridad de largo Caballero, consejero de Estado de R. O. cuando la Dictadura, el republicanismo de Alcalá Zamora, que fué monárquico, y el de Maura, que también lo fué, y el comunismo de Valle-Inclán , que fue carlista; toda esta serie de bolas recalentadas por una prensa de gente mediocre, forma como absceso y tiene valor para mucha gente del pueblo, que cree que defiende con eso la civilización la civilización y el porvenir de España.

Este tumor o este absceso formado por mentiras, es de desear que lo saje cuanto antes la espada de un militar.

 

Pio Baroja artículo en Diario de Navarra, 1 de septiembre 1936

Conferencia: El romanticismo fascista

Conferencia: El romanticismo fascista

 

Mas información: Libreria Europa

Novedades editoriales (2014)

Novedades editoriales (2014)

Ratas Negras: Historia de los estudiantes nacionalistas en francia (1965-1995)

pedidos: Ediciones Fides

Patria y Libertad: La vanguardia juvenil contra Allende

pedidos: Editorial Barbarroja

Rafael Garcia Serrano: La fidelidad como norma

Rafael Garcia Serrano: La fidelidad como norma

"Hay escritores con mala estrella", decía en 1970 Antonio Iglesias Laguna al tratar el tema de la obra narrativa de Rafael García Serrano. En efecto, la obra periodística de este escritor, tan influyente en su tiempo como objeto de polémicas y discutida después, ha oscurecido su excelente trabajo de novelista, que, pese a todo, le acompañó durante toda su vida. Su primera obra literaria, Eugenio o proclamación de la primavera, es de 1938, en plena guerra civil, en la que García Serrano, falangista desde 1934, participó en un principio y de la que le apartó después una grave enfermedad; la última, V centenario, es de 1986, apenas anteayer. Entre ambas existe una larga trayectoria compuesta de miles de trabajos periodísticos, de libros de viajes, reportajes, misceláneas, cinco novelas más y algunos libros de relatos. Una obra de calidad, personal, perfectamente subjetiva y hasta perturbadora siempre para todo aquel que no esté de acuerdo con él. Pero que constituye un testimonio de cierta magnitud, un fenómeno estético indudable, y revela una parte necesaria de nuestro legado cultural.Esa mala estrella a la que se refería Iglesias Laguna proviene precisamente de que se trata de una obra inmóvil, rígida, estática y fiel a sí misma del principio al fin. Con frecuencia se ha adscrito la literatura de Rafael García Serrano al tremendismo que estuvo más o menos de moda en la primera posguerra. Pero al pasar el tiempo tengo muchas dudas no sólo sobre la adscripción de García Serrano a aquel tremendismo, sino también sobre la posible existencia de aquel movimiento en concreto. Todos los conflictos bélicos provocan reacciones tremendas, de uno u otro lado, y al fin y al cabo Sin novedad en el frente, Cruces de madera o Los desnudos y los muertos son obras tan tremendas como las guerras que las provocaron.

Falangismo

Lo que sucede con Rafael García Serrano y su obra tanto periodística como estrictamente literaria es que no se movió un ápice de sus posiciones iniciales, de ese falangismo al que tan tempranamente se adhirió y que fue la razón de ser de su vida y de su obra. Tanta y tan tremenda fidelidad perturba y aplasta, desde luego, sobre todo a espectadores y lectores al uso, acostumbrados a tanto giro y tanto cambio, a tanta vuelta de chaqueta, a tanto matiz y a tanta y tanta sutileza mental que intenta justificarlo todo. García Serrano es el mejor y más puro de todos los escritores falangistas que España ha tenido. El falangismo se ha identificado con el franquismo, pero ello es una simplificación, o con el fascismo, lo cual es una falsificación. Hasta en plena victoria, La fiel infantería (1943), que fue premio Nacional de Literatura, molestó a grandes sectores de vencedores y fue al final prohibida y censurada por iniciativas eclesiásticas. Plaza del castillo (1951) mostraba la Pamplona natal del escritor en los días del estallido de la rebelión franquista, en una estructura no por parcial mal construida. Para mí, los mejores relatos de García Serrano son Los ojos perdidos (1958) y La ventana daba al río (1963), narraciones donde el lirismo se superpone a la especial épica del escritor. Pero García Serrano, que ganó la guerra y no hizo más que decirlo sin parar, perdió la democracia, de la que abominó hasta el final, como lo muestra en esa novela de V centenario, excesivamente complicada y artificial. Su rebeldía inicial desembocó en una perpetua protesta y, al final, en la amargura total. Pero entretanto nos dio ese inimitable Diccionario para un macuto (1964) y La gran esperanza (1983).Pero no se le puede ignorar. Fue un gran prosista, un excelente narrador, un escritor de calidad y un testigo de la mitad de nuestro pasado, con sus exaltaciones, insultos, imprecaciones consabidas, pero con momentos de rara y excepcional poesía. Negarlo es negar esa mitad de nuestro pasado, parcializar nuestro presente y falsificar nuestro futuro. Y aceptarlo será conocemos mejor y saber por qué somos lo que hemos decidido ser, si es que lo somos. Y el placer de la lectura se da por añadidura.!

 

Fuente: El Pais

En la foto, falangistas navarros en la Plaza del Castillo (1936)

De Pie Sobre las Ruinas, Juan Pablo Vítali

De Pie Sobre las Ruinas, Juan Pablo Vítali


 

“Los poetas no están para interpretar poderes circunstanciales ni superficiales ideologías. Ellos expresan lo sagrado de los mundos auténticos e irrumpen como un rayo para alumbrar fugazmente la edad oscura. El poeta no es un dios, pero suele hablar por los dioses…..”

“El hombre moderno se ha colocado a sí mismo fuera de toda comprensión poética. Esa es acaso, la mejor definición de la edad oscura...”
 
“Lo poético no reside en el verso ni en la rima, sino en la tensión espiritual y épica del texto, en la sucesión simbólica que crece y se eleva hacia el objetivo, como la flecha de un arquero zen...”
“Los símbolos poéticos convocan a la percepción del hombre lo que está más allá de la percepción material. La poesía es la voluntad de plasmar un lenguaje simbólico no como la excepción, sino como la regla de un Orden Nuevo…..”
 
“La poesía es un mundo de dioses, que tiene por naturaleza la eternidad de los ciclos, el eterno retorno. Poeta y guerrero abren ciertas puertas a riesgo de sus vidas, para que otros pasen por ellas hacia la eternidad. Tal es su trágico destino…...”
Juan Pablo Vítali
 
Para solicitar ejemplares: Ediciones camzo

Juan Pablo Vitali: A nosotros ...

Juan Pablo Vitali: A nosotros ...

 

A nosotros no nos dieron una bandera prolijamente doblada.

A nosotros no nos dieron ninguna pensión.

A nosotros nos desprecia la izquierda y la derecha.

A nosotros nos soñaron los dioses encendidos solitarios señores de la muerte y del exilio.

... A nosotros no nos dieron la bandera dobladita, de los marines porque nosotros... somos los abanderados de los jirones negros del último infierno un minuto antes, del Apocalipsis.

Nosotros perdimos todas las guerras y entregamos hasta la última gota de sangre, sin embargo el sol conservó para nosotros sus rayos invictos, y su alegría.

Nosotros somos los culpables de todo lo que dice el noticiero, la suma maldad, el origen mismo de todos los males.

Es curioso el temor que nos profesan si todas las guerras hemos perdido.

Es curioso que quieran perseguirnos de nuevo.

Ahora que sólo somos la sangre sobre la nieve, la memoria de niños con uniforme ,las espesas cenizas de la guerra civil, la luz cegadora del vacío.

Ahora que somos el olvido del olvido, inofensivos héroes del pasado, Hoplitas desnudos, obreros Poetas, agricultores.

Ahora que somos la sombra del acero, el eco del silencio, el azotar de las olas en los desembarcos, la espada dormida del exilio, la desazón de la derrota, la raza extinta de los lobos, el cóndor despeñado, el suicidio ritual, la última rosa cultivada antes de subir al tren de los fusiles.

Ahora es curioso que el mundo esté como está si fueron los buenos, los vencedores los que salvaron el mundo los que doblan las banderas prolijamente cada vez que un pueblo sometido mata a un invasor.

Porque no son los nuestros los que arrasaron el mundo, no son las hondas cruces en la nieve, no son las ruinas de Montecassino no es Mussolini colgado de los pies ni su amante Claretta Petacci, no es la División Azul ni la Falange, no es la impunidad de la posguerra, no son los trabajadores ni los que se mantuvieron Fieles a su bandera en la derrota.

A nosotros nos perdió la lealtad y la sangre, la antigua tradición de los guerreros, la fe en el sol y en la semilla, la honradez del trabajo y del cultivo.

Por eso a nosotros nadie nos entregará una bandera de sangre y de vacío doblada de vergüenza de ser desplegada.

Por eso nuestra bandera Es roja como la sangre y negra como la última noche del mundo cuando los dioses, preparan el amanecer.

Juan Pablo Vitali

La Filmoteca de Navarra recuerda a Rafael García Serrano con un nuevo ciclo

La Filmoteca de Navarra recuerda a Rafael García Serrano con un nuevo ciclo

La Filmoteca Navarra ha organizado, coincidiendo con el 25 aniversario de su fallecimiento, un ciclo de sesiones dedicadas a recordar la participación del escritor navarro Rafael García Serrano (Pamplona, 1917 - Madrid, 1988) en el mundo cinematográfico.

PAMPLONA. Aunque él se consideraba fundamentalmente escritor, y vivía sobre todo de su actividad periodística, escribió más de veinte guiones para el cine y televisión, dirigió un largometraje (Los ojos perdidos, 1967) y participó en otros filmes como adaptador de diálogos, según recuerda la Filmoteca.

En este sentido destaca como especialmente intensa su colaboración con José Luis Dibildos (en su faceta de guionista y productor), José María Sánchez Silva (como co-guionista) y con directores como Pedro Lazaga y Rafael Gil.

Su novela "La paz dura quince días" fue llevada al cine con el título de otra de sus obras, "La fiel infantería", que se hizo muy famosa por la paradójica situación de haber obtenido en 1943 el Premio Nacional de Literatura José Antonio Primo de Rivera, siendo a las dos semanas retirada de las librerías por censura eclesiástica.

En casi todas sus novelas y en la mayor parte de sus guiones, está presente la guerra civil, siendo los protagonistas los soldados del bando vencedor.

Rafael García Serrano fue falangista convencido hasta el final de sus días y así lo plasmó en sus escritos, según apunta la Filmoteca, que precisa que, sin embargo, su sarcasmo, ironía y ácido lenguaje, le coloca entre uno de los más relevantes novelistas de la etapa franquista.

Así lo manifiesta Gonzalo Torrente Ballester en una entrevista a TVE en el año 1985 que se puede ver mañana en la Filmoteca, ya que el ciclo comenzará con una presentación audiovisual de la filmografía de García Serrano, en la cual se van a introducir fragmentos de programas de TVE en los cuales participó.

De esta forma se podrá ver y escuchar al novelista pamplonés en un programa que se le dedicó en mayo de 1973, en el que las cámaras entran en su domicilio de Madrid, visitando su biblioteca, su lugar de trabajo y su familia. Además se recuperan algunos comentarios sobre un par de películas suyas programadas en "La noche del cine español", en la que también interviene Rafael García Serrano.

Tras la presentación del ciclo, se proyectará el documental Sucede en San Fermín (Francisco Centol, 1957) escrito por García Serrano para NO-DO.

La sesión de mañana jueves, será a las 20.00 horas, con entrada libre. Las sesiones se prolongarán hasta el 27 de junio, durante todos los jueves de mayo y junio.

El jueves 16 de mayo se podrá ver "La patrulla" (P. Lazaga, 1954); el 23 de mayo "La fiel infantería" (P. Lazaga, 1959); el 30 de mayo "Los económicamente débiles" (P. Lazaga, 1960); el 6 de junio "Tú y yo somos tres" (Rafael Gil, 1962); el 13 de junio "¿Por qué morir en Madrid?" (E. Manzanos, 1966); el 20 de junio "Los ojos perdidos" (R. Gª Serrano, 1967) y el 27 de junio "A la legión le gustan las mujeres (y a las mujeres les gusta la legión)" (Rafael Gil, 1976).

 

Fuente y web de la Filmoteca Navarra

Louis-Ferdinand Céline, documental de Giano Accame

 

Segunda parte, tercera parte