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La memoria de la Otra Europa

Juan Pablo Vitali: Imperio Pagano.

Juan Pablo Vitali: Imperio Pagano.

 

Sombras de muerte sobre el agua

Soldados que descarnan sus almas

Hasta la última gota de sangre.

Imperio del sol y de la luna

Estallando al sur del arco iris

Oigo tu sonido

Acudo a tu llamado

Tallo en los hielos el rostro del vacío

Perfora la luna mis entrañas

Puedo entrever el nacimiento

De las voces arcaicas del dolor.

El águila quieta te saluda

Desde el fondo negro de la historia.

Estepas de nieve

Llanuras de sal sobre tu herida

Algún día estaré contigo

Carnadura solar de mi simiente

Imperio del galope, oscuridad del signo

Estoy junto a ti

Sellando el vuelo del hombre blanco y su misterio

Buscando la cueva sin sonido

Donde la elipse llega a su final

Generando sin culpas el fuego del principio

Páramo de voces

Lucha de pájaros heridos

Acudo a tu presencia

Te invoco nuevamente

Atravieso el espesor de la moneda

Sin valor, con el acero afilado de tus huesos

Imperio, guarida, proyecto del ocaso

Del arca, de la miel y del veneno.

Te espero al Sur del Sur, en la frontera

De nuestro símbolo.

Aguardo el tambor, la marcha, la memoria

La roca hostil y el bronce opaco,

El último avatar del alarido

El eco rector, la cordillera.

Imperio del silencio, de barcos encallados

En los interminables fiordos congelados.

Voy en tu ayuda

Por el costado del mundo que me mira

Sin aceptar la esclavitud de la espera.

Voy, muerto de morir desde el principio

Cansado de correr, consustanciado

Con los guías del imperio impenetrable.

No hay nada más que decir

Se ha roto el arco y la cuerda

Y la flecha viaja sola buscando su objetivo

Como la estrella muerta que proyecta su luz

Sobre la faz de mundos que le son ajenos.

Palabra de fuego

Me arrodillo ante tus dioses vencidos

Elevo mi recuerdo hasta tus luces

Apagadas como llamas después de la batalla

Ocultando el rictus como el César

Galopando sobre pechos perforados

Como quien descubre la brisa matutina.

Agradezco la visión de tu estandarte

Imperio del viento, del agua, del latido

Te imploro que vuelvas

Ascético y gentil como un santo

Terrible y cruel como el líder

De una manada de lobos.

Te extraño

Quiero tu vida,

La reconstrucción de tu final y tu principio

Tu inmolación

Tu caída

El nuevo rechazo de la rendición inútil

Déjame morir en tu búnker de diamante

Sin aristas oscuras

Déjame cegarme, con el reflejo de tu pura energía

Permíteme entrever el bosque sombrío

Donde yacen las almas de todos tus guerreros

Imperio de caballos

Erguidos de sudor y de galope.

Falange  de nubes bendecidas por tu jefe

Discúlpame con la victoria

Ve, y dile que más no pude dar

Y pese a eso, he infringido algún dolor al enemigo

Dile también, que no hay juicio para mí

Mi espíritu pagano solo espera un camarada

Para brindar junto al fuego

La noche del solsticio de verano

Volar hecho ceniza

Y dispersarme en las corrientes del deshielo

alimentar el roble, nutrirlo

Y ser luego el navío que transporte

A la nueva falange y al escudo.

Recibir el sol hecho madera

Guardar el secreto del amante

El odio del cuchillo

La empuñadura vibrante de la espada.

Ir a buscar al enemigo

Ardiendo de venganza en el galope

Golpear el timbal que nos convoque

Y el vino y el rocío que nos una

Nuevamente.

Imperio del sabor

Rubio de tu piel

A  tus pies  dejo mi osamenta envejecida

Y a los pies de los lugares donde hemos resistido.

Botellas de diamante

Viajan por el cosmos,  como por un mar oscuro

Con su mensaje

Deshaciendo tinieblas para encontrar su destino

De almas ardiendo.

En el barro de la costa

Caminará eternamente mi fantasma

Humilde sacerdote del reino de mi gente

Prendiendo jazmines en los jardines oscuros

Flotando en las duras humedades del sudeste.

Sitiaré la capital con mi aliento de nube

Despertarán sus habitantes con la sangre en los tobillos

Les costará entonces

Conservar la sonrisa del burgués

Ya no les servirá

la protección de sus máquinas infernales.

Golpes del amanecer

Aclararán el agua

Las almas atravesarán los ojos

Que se atrevan a mirarlas.

Será una victoria

Quizás no definitiva, pero suficiente

Para que nuestros hijos ejerzan

Su dominio solar.

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