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La memoria de la Otra Europa

Hacia una historia del FES (II)

Hacia una historia del FES (II)

La aparición del FES

La actitud de estar en contra del régimen pero mantenerse dentro de él se intentó superar con la creación en 1963 de los núcleos iniciales que conformarían el FES. Esta vez los falangistas relanzaban la idea de la Falange, pero ni se vinculaban a organizaciones del Movimiento ni pretendían falangistizar el régimen. Desde el extranjero y por las fechas de fundación del FES se justificaba la aparición de una oposición falangista basada en la pérdida de competencias en el  Estado. El FES no admitió estas premisas y las calificó de simplistas. 

Sobre la consideración de oposición al régimen de estas disidencias falangistas muchos historiadores muestran fuertes reticencias. Xavier Tusell (14) utilizaba como condiciones de la oposición el luchar por conseguir una situación política acorde con las democracias europeas. Evidentemente ese planteamiento no era el contemplado por los falangistas del FES. Sí, acaso, por una disidencia falangista de muy última hora, extremadamente confusa, que con el nombre de "Falange Española de las JONS auténtica" reclamaba libertades políticas. Es posible también observar en el estudio del grupo FES peticiones de libertades políticas y sindicales en la España de la Dictadura; pero ello se hacía para reclamar la coherencia a un régimen que, con una estructura económica capitalista, impedía el lógico establecimiento de cauces adecuados de participación, que serían los sindicatos y los partidos políticos. Desde luego en el hipotético Estado falangista propugnado por los falangistas del FES los conceptos de libertades de las democracias europeas quedaban fuera de sitio. 

Para Ellwood la oposición global que plantean los falangistas en los años 60 era una oposición tolerada, aunque en algunos momentos la represión -una represión pequeña- fuera por ellos sufrida, lo que de paso ayudada a la Falange como instrumento de propaganda (15).

Valentina Fernández,autora del libro La resistencia interior en la  España    de  Franco  tampoco  estaba  por  conceder  la  etiqueta de oposición a las disidencias falangistas, centrándolas todas erróneamente en torno al "hedillismo" y presuponiendo en ellas la búsqueda de un fascismo más puro que el que el franquismo suministraba. Valentina Fernández da muestra de desconocimiento de la existencia del FES pues al referirse a la Falange disidente dice que no incluye los intentos "de reconstruir la "Falange auténtica" como el de 1968 llevado a cabo por Hedilla". Resulta muy discutible que el FNAL, al que debe referirse la historiadora fuera   un   intento   de   reconstruir  la  Falange auténtica, como queda de manifiesto en el apartado del trabajo dedicado a las relaciones del FES con otros grupos falangistas (16). 

Tales consideraciones restrictivas  apuestan claramente porque la salida democrática era la única vía válida. Desde la perspectiva del año 90 ello parece lo lógico; sin embargo el planteamiento nos parece que entraña juicios de valor y que se encuentra bastante ideologizado.

Mucho antes de que se escribieran estas valoraciones opositoras, en tiempo de la Dictadura, el papel disidente del FES era ya puesto de manifiesto. Los  análisis que  evitan  su  encasi­llamiento automático como "grupo de extrema derecha" permitían y permiten descubrir posturas que para nada eran tenidos en cuenta por otras formaciones que poblaban el mencionado apartado "extrema derecha". En 1970 la revista Índice publicaba con la firma de Heleno Saña un acertado estudio sobre la Falange (17). La última parte dedicada a lo que el autor llamaba "La Falange proscrita" mostraba un buen análisis y unas certeras conclusiones sobre la naturaleza del FES, a pesar de la controversia mantenida con uno de sus militantes, Fernando García, en donde Heleno Saña, además de contradecir al falangista, ironizaba con la exagerada conciencia de clandestinidad que asumían . Para el escritor la hostilidad que había entre la Falange y la República se repetía entre la  Falange  disidente  y  el   régimen.  Se destacaba en el FES la actitud de rebeldía fundamentada en la desilusión ante el aparato del Movimiento; la sublimación del mensaje humano y doctrinal de José Antonio y la expresión de un idealismo común a las generaciones jóvenes. La manifestación de pureza moral que se esforzaba por irradiar el FES se justificaba en la conciencia de culpa ante la trayectoria de la Falange, que necesitaba de expiación. Ese sentimiento de culpabilidad había provocado fuertes críticas en el FES hacia quienes habían hecho de ser falangista un negocio, un modo de vida. Si la Falange no tuvo el poder si lo habían tenido ciertos falangistas. No era convincente para el FES que francofalangistas, anclados aún en los resortes del mando, hablaran de que la Falange había sido utilizada o disculparan la no realización de los postulados revolucionarios culpando de ello a las circunstancias (18). Para Heleno Saña la actitud del FES era una especie de "socialismo revolucionario antimarxista", solidario con los perseguidos del  régimen y com­portaba presupuestos izquierdistas, aun cuando no era específicamente de izquierdas.

La disidencia falangista frente a la sumisión de cualquier consigna del régimen -propia de la francofalange- era recogida en informe del Servicio de Documentación de Presidencia del Gobierno

El periodo que abarcaba el estudio era el de 1969-73.En él se situaba a la "Falange disidente" en cuarto lugar en cuanto a publicaciones por detrás del PCE,CCOO y del PCE (m-l). Del documento se desprenden las siguientes conclusiones: 

a.-Existencia de grupos falangistas disidentes bastante nuclearizados.

 b.-Profusión de propaganda falangista entre la que destaca el periódico Misión órgano del FES.

 c.- Importancia a niveles provinciales  y  locales de los  grupos falangistas y  escasa importancia a nivel nacional.

 d.-Proliferación  de   publicaciones  falangistas  en  el sector de la enseñanza, representando el 11% .

 e.-La calificación de "extremistas disidentes" que se da a esta opción, al igual que se hace con los carlistas.

Parece ser que el Coronel San Martín, Jefe de los Servicios de Información en la época del Almirante Carrero, confirmaba, después del cambio del régimen franquista, el intento de acabar con grupos como el FES. Para San Martín la única valoración del FES era su actividad antirrégimen. La sistemática negativa a formar parte de una coalición juvenil anticomunista inducían a los Servicios de Información a terminar con el grupo falangista.

Una de las maniobras realizadas fue la creación en el año 70 de un grupo paralelo, que con las siglas FENS y la reproducción de textos similares movía a la confusión. Sus dirigentes procedían del grupo universitario financiado por Presidencia del Gobierno que con las siglas AUN actuaba en la Universidad.

En la revista ANUE, en artículo dedicado a grupos políticos que actuaban en la Universidad, se cita al FES como grupo falan­gista que "últimamente ha mantenido choques violentos en la Universidad con  Fuerza Joven (F.J.) y con el PCE (sic).Se dicen falangistas ortodoxos y se proclaman "rabiosamente revoluciona­rios" y joseantonianos" (19).

Para la revista Plataforma, el FES lo componían falangistas de izquierdas y los incluía en el apartado de "Grupos Sindicalistas" junto a otras opciones falangistas de disidencia como FSR o FSU. Dedicaba especial atención al FES: "este cuenta ya con una larga historia en la Universidad española", hablaba de su influencia en otros grupos falangistas, de su extensión provincial y de la aminoración que se había producido en su activismo más reciente (20).

Obras publicadas al comienzo de la transición democrática y referidas a las publicaciones clandestinas habidas en época de la Dictadura situaban al FES como grupo universitario de la oposición, colocado en la vanguardia de las reivindicaciones estudiantiles, opuesto a cualquier tipo de sumisión hacia el régimen y enfrentado a grupos universitarios de defensa del sistema.(21)  

Formaré junto a mis compañeros

En la época en que aparecen las Juventudes Falangistas y el FES, en los años 1963 y 64, existían otros grupos que se autotitulaban falangistas. Podrían diferenciarse entre ellos, aquellos que orgánicamente estaban  integrados en el Movimiento, como la Sección Femenina o la Guardia de Franco, y aquellos otros que con estatus legal, aun no estando orgánicamente vinculados al Movimiento mantenían con él contactos y cierta  dependencia le­gal, así ocurría con los Círculos Doctrinales José Antonio y con la Agrupación de Antiguos Miembros del Frente de Juventudes. Ambas organizaciones recogían sobre  todo a falangistas que veían con nostalgia el cambio que se estaba produciendo dentro del régimen. Tan  solo  las Juventudes  Falangistas y  el FES eran organizaciones falangistas al margen del Movimiento.

Esta diversificación de la oferta falangista, producto de la historia misma de la Falange y de la falta de concreción de los pensamientos de José Antonio, fue analizada por el FES de dos formas bien distintas. Al principio se consideraba la existencia de una verdadera Falange- ellos-  y de otras formaciones más o menos espurias y alejadas de la ortodoxia. Se trataba de una postura excluyente, basada en el análisis riguroso e intransigente. Con el tiempo aquella visión se fue suavizando y se juzgaría la variedad de manera positiva, intuyendo el posibilismo político. Estimaría entonces el FES que cada uno de los grupos había tenido "especializaciones" distintas y que en la unidad, una vez conseguida, se verían las ventajas que ello aportaría. Había una dosis de optimismo que se podría resumir en el refrán de "no hay mal que por bien no venga". La división, las traiciones y la separación de años habrían producidos "expertos" en distintas materias . Una vez conseguida la unidad, cada antigua sociedad aportaría su saber en la "división" correspondiente de ese "ejército" que habría de ser la Falange. Naturalmente el papel del "Estado Mayor", se pensaba el FES, habría de ser para ellos.

Si se puede  considerar  como objetivo primero del FES la diferenciación de la Falange y del Movimiento, fueron los inten­tos de unión de los falangistas, objetivo también preferente de la organización. En 1965 se iniciaron contactos con la AAMMFJJ en donde ya aparecía la opción por la que apostaría el FES a lo largo de su historia: formar una "Federación de grupos falangistas". Manuel Cantarero del Castillo, entonces Presidente Nacional de AAMMFJJ, dándose cuenta de la variedad tan dispar en la opción del falangismo,  era partidario de la celebración de un "congreso ideológico" en donde se fijaran las ideas esenciales comunes‑si las hubiera‑ de los falangistas. No se llegó a ningún acuerdo concreto que favoreciera la unidad.

Por aquellos años tanto el FES como los Círculos Doctrinales José Antonio (22) acudían todos los años, el 19 de Noviembre, a la despedida de la corona que, desde  la Cuesta de Santo de Domingo de Madrid, se encaminaba al Valle de los Caídos. Aquella era  ocasión propicia para la manifestación y la exteriorización de discrepancias; pero mientras los miembros de los Círculos coreaban consignas  como "Arrese al poder" o "Arrese, Girón, revolución", los militantes del FES gritaban su  "Falange sí, Dictadura no" o "Falange sí, Movimiento no".

Desde 1965 habían abandonado los Círculos los personajes más significativos de la francofalange, afiliados a ellos desde la fundación. Contactos esporádicos con el FES fraguaron en 1969. El 29 de Noviembre de aquel año se anunciaban los intentos de formar la asociación FE de las JONS. Ya en 1970 se crearon unas Juntas Promotoras de FE de las JONS. Se procedía a la crítica  contra quienes habían entendido el ser falangista, primero, como un oficio y, más tarde, como una vergüenza inconfesable. Volvía a hacer su aparición el providencialismo anticomunista: las únicas soluciones para España se encerraban  en la vieja dialéctica comunismo-falangismo.

La normativa provisional de las Juntas Promotoras establecía mínimos de 10 y 50 afiliados  respectivamente para las futuras Juntas que  en localidades o en capitales se crearan. El objetivo esencial era la incorporación de todos los falangistas, y se vetaba explícitamente a quienes desempeñaban cargos políticos por designación.

 Hojas informativas ponían al corriente de las actividades que se llevaban a cabo, en las que, junto a reflexiones doctrinales en torno al pensamiento falangista, criticaban -lo que no dejaba de ser un contrasentido- la decisión de la Permanente del Consejo Nacional de trasladar la rememoración de la fundación de la Falange, del teatro de La Comedia al Consejo Nacional. Aquella retirada  ha sido calificada por el FES como el lógico resultado de los incidentes que promovían en el teatro. Objeto también de crítica era el adaptacionismo a los nuevos tiempos que para la Falange se exigía desde el periódico Arriba (23). 

Aquel intento de unidad tuvo su mayor realización en la concentración falangista celebrada en Alicante en 1970, reprimida por la Policía y Guardia Civil y en donde fueron detenidos militantes de los Círculos y del FES (24). Presenció el año siguiente el final del proyecto unitario. Una nueva concentra­ción, esta vez en el Valle de los Caídos, se vio desasistida por parte de los Círculos, quienes en una maniobra de confusión, convocaron en día distinto. 150.000 Ptas., pagadas por la Secretaria General del Movimiento, según el Frente de Estudiantes Sindicalistas, habían propiciado la ruptura (25). Resultaba difícil que personas afines a las parcelas del Movimiento pudieran plantarle cara de forma continuada. Para los jóvenes falangistas los Círculos pasaban a ser "vehículos de la corrupción". La ruptura se había consumado y no volverían a establecerse conversaciones entre ellos de forma bilateral. Alguno de los múltiples intentos de la unidad falangista los reuniría, junto a otras formaciones, en estériles coloquios que finalizaban con mayores disensiones que las que había al comienzo.

Efectivamente los Círculos José Antonio jugaban con dos caras. Ya en 1962 la Delegación Nacional de Organizaciones de la Secretaría General del Movimiento al hablar de la nula penetración en Cataluña no olvidaba reseñar que ese fracaso también era compartido por los Círculos José Antonio, tal y como de una organización propia se tratase. Pero de mayor importancia por el interminable proceso de unidad de los falangistas, fueron las percepciones económicas que los Círculos recibían y donde la denuncia del FES quedó absolutamente corta. La Delegación Nacional de Acción Política y Participación giraba fondos a aquellos falangistas. En Febrero del 72, por considerar al Círculo de Madrid una entidad con fines de "colaboración política" y al no poder cubrir ellos mismos sus gastos, se les concedía una subvención de 40.000,- pesetas, "correspondientes al mes de Febrero (lo que hace pensar que se hacía mes tras mes). El 13 de Novbre de 1973, el Vicesecretario General dispuso un incremento de 150.000.- pesetas para los círculos José Antonio, casi con seguridad para sufragar  un "Acto Nacional de Afirmación Falangista" que se iba a celebrar en Toledo el 25 de Noviembre. Consecuencia de la dureza verbal de los oradores fueron suspendidas por tres meses las actividades de los Círculos y se les privó de las 40.000,- pesetas mensuales que recibían; pero la componenda no tardó en lograrse y el Vicepresidente Nacional de los Círculos enviaba a su "estimado amigo y camarada" Delegado Nacional de Acción Política y Participación una carta en donde le pedía, con carácter retroactivo las cantidades no abonadas. Durante el año de 1974 recibieron en el primer trimestre la cantidad de 157.725 Ptas. y en el apartado de "Subvenciones para el Departamento de Actividades Específicas" tenían acogida mensualmente y obtenían 40.000,- pesetas la agrupación de Madrid y 10.000,- pesetas las de Alicante, Tenerife y Las Palmas. Todavía en 1976 continuaban recibiendo las últimas cantidades señaladas los Círculos de Madrid y Alicante. Todo ello demuestra que las acusaciones del FES fueron excesivamente prudentes con relación a la dependencia económica que tenían de la SGM y que les impedía cualquier ataque frontal contra ella de quien formaban de una u otra forma  parte. Quedaba también claro que sólo tres o cuatro provincias tenían funcionamiento, pero que incluso en estas el nivel de militancia, por muy repletos que se encontraran los ficheros, dejaba mucho que desear hasta el extremo que muchachas que realizaban el servicio social eran enviadas por Sección Femenina para colaborar en tareas burocráticas (no asumidas por los socios) al domicilio madrileño del Círculo José Antonio en la calle de Ferraz.  

Shelag Ellwood que realizó un trabajo sobre el tema de las Falanges alternativa, volvía a dejarse guiar por su intuición, que no por la búsqueda documental de la que su obra es huérfana, y atinaba en el sentido de que la clausura a la que se vieron sometidos los Círculos constituía una "valiosa propaganda antimovimientista" (246). Constancia de ello queda en el texto de Onrubia (Pág.21) donde los alborotos producidos por el descontento en un acto de los Círculos José Antonio fue causa de la clausura de los mismos. Más aquel timbre de gloría, demagógicamente utilizado por algunos no se correspondió con la realidad de los hechos.

 La Permanente del Consejo Nacional del Movimiento recibía el asesoramiento de sus letrados en este tema mediante dos documentos cuyo título es claramente indicativo: "Para una solución política" y "Para una solución reglamentaría". En el primero de ellos se estimaba que el considerar falta de motivos la clausura de los Círculos dejaba en mal lugar al ya exministro Fdez. Miranda, pero decretar una definitiva suspensión pudiera parecer al Ministro Utrera "una solución de extremada gravedad". Se abogaba por dejar transcurrir un plazo de uno o dos meses y que el propio Ministro considerando el tiempo transcurrido como bastante castigo, levantara la suspensión a "una Asociación que puede prestar en el sentido amplio de la palabra, una integración de voluntades y buenos servicios al Movimiento Nacional".

 La solución reglamentaría iba también a favor de restituir la legalidad de actuaciones a los Círculos, pues se estimaba una carencia normativa de los preceptos conculcados por los actos de Toledo y que afectaban a los Art. 22 y 23 de la LOM y se pedía un documento de descargo por parte de los dirigentes de la Asociación política.

 Siguiendo aquella trama cuyo final estaba claro, sobre todo cuando Fernández Miranda ya no era Ministro, el Presidente de los Círculos Diego Márquez dirigía un escrito de descargo al Consejo Nacional del Movimiento en donde afirmaba radicalmente " Que ningún Círculo José Antonio legalmente constituido ha realizado actividades contrarias a los Principios del Movimiento y demás Leyes Fundamentales". Tras resaltar la falta de normativa y la situación de indefensión jurídica en que se hallaban señalaba que en el acto de Toledo se había indicado repetidas veces el sentido individual de las intervenciones no siendo vinculantes como declaración propia de los Círculos y que los incidentes promovidos fueron por activistas infiltrados ajenos a los Círculos. Se llegaba incluso a afirmar que los Círculos expulsaron a aquellos de sus miembros "que en el teatro simpatizaron con dicho grupo activista". La repulsa de Márquez sobre aquello llegaba a indicar que "la inmensa mayoría de los asistentes, que eran varios miles, repudió la acción de dicho grupo activista allí mismo, y con posterioridad al acto han sido enviados a Madrid, así como a los conferenciantes, cartas y telegramas de repulsa hacia los hecho por este grupo, por parte de todos los Círculos José Antonio" (12 del 12 del 73 dirigido al Pte del C.N. y entregado por José Torres Osuna el 13 de Dicbre en el registro del C.N.).

 En 1973 se publicaba el libro Falange hoy (26), en donde falangistas pertenecientes a las distintas Falanges exponían sus puntos de vista al cuestionario que los periodistas Veyrat y Navas les habían suministrado. Aparecía, en las respuestas de muchos de ellos, clara la diferenciación entre la Falange y el Movimiento, lo que el FES llegó a valorar como algo conseguido por ellos tras años de lucha en diferenciar  una cosa de la otra. 

Los más comprometidos con el régimen, los falangistas históricos, seguían manteniendo la vieja idea de identificarse con lo que fue el Partido único. Era la única posibilidad de tranquilizar sus conciencias por los servicios prestados y una deuda de gratitud hacia el Jefe Nacional, el general Franco, a quienes debían, en algunos casos, la vida y, en otros muchos, la promoción a puesto de responsabilidad en el Estado.

A pesar de tanta controversia se había abierto una vía de diálogo entre las distintas corrientes. El envejecimiento del Jefe del Estado, los poderes de otras familias del régimen, los interrogantes sobre la salida a la muerte del Generalísimo auspiciaban estos intentos que a la larga se demostrarían inútiles.

 El 9 de Abril de 1973 en el Colegio Mayor "José Miguel Guitarte", dirigido en aquella época por un miembro del FES, el médico Antonio Hermoso, se organizaba una charla coloquio con la participación de Sigfredo Hillers, Manuel Cantarero y Raimundo Fernández Cuesta. Repetían sus ya conocidas posiciones, aunque el hecho de hacer un acto conjunto posturas que hasta hacía poco eran antagónicas, daba lugar a la esperanza.

Con el pretexto de presentación del Libro Falange hoy a los falangistas en el club Don Hilarión, José Gárate Murillo, considerado hombre de confianza de José Antonio Girón, propuso a Hillers establecer de forma ordenada, reuniones entre los distintos grupos falangistas. Participaban en aquel nuevo intento Raimundo Fernández Cuesta por la Falange histórica, Carlos Ruiz Soto y Diego Márquez por los Círculos, Hillers por el FES y David Jato Miranda, auténtico catalizador de las reuniones, en nombre de una asociación casi desconocida, Antiguos Miembros del SEU. Un acto conjunto de nuevo en el Club Don Hilarión, servía para que cada uno repitiera sus tesis, perfectamente conocidas por los demás. Aquello era un diálogo de sordos donde el acerca­miento era más aparente que real.

 Prosiguieron los contactos y se llegó incluso a conseguir la vieja aspiración del FES, formar una Federación de Grupos Falangistas. Era la época de las asociaciones de Arias y la Federación se aprestaba a formar una con el nombre de Frente Español, cuyas iniciales coincidían con las de Falange Española, titulación que "al ser patrimonio de todos los españoles" no se otorgaba a ningún intento asociativo. 

La Federación llegó a su fin en julio del 75. La figura del general Franco y todo lo que ella representaba era un  obstáculo insalvable para los falangistas. Fernández  Cuesta  mantenía la necesidad de elogio al general, mientras el FES anunciaba su crítica. La "devotio ibérica" de los falangistas históricos no era asumida en absoluto por los jóvenes falangistas y lo que resultaba más grave, remover aquello, que no era sino analizar la historia, destapaba la caja de los truenos. Según algunos de los presentes, por allí planeó el fantasma de Salamanca, abril de 1937 y pudo terminar la reunión "como el rosario de la aurora" (27).

 Un intento a la desesperada, conocido como el  "Pacto de Matute" logró José Gárate. El grupo falangista que consiguiera el nombre de Falange Española convocaría un Congreso con todos los demás.

 El 30 de Julio el sector falangista procedente del Movimiento, con Raimundo Fernández Cuesta a la cabeza pedía a la Comisión Permanente del Consejo en escrito encabezado por Villegas Girón la autorización para la creación del Frente Español con un programa de 27 puntos. La respuesta del organismo que otorgaba la patente de funcionamiento para las asociaciones exigió el cambio de nombre por evitar las siglas F.E. y la transformación de los puntos del programa en un número que no fuera el de 27. La tarea de despropósitos estaba servida. El alto organismo del Movimiento que desde 1937 olvidó la norma programática nº 27 de la Falange de José Antonio y redujo a 26 las del Partido, exigía ahora que el número no coincidiera con el del programa de la Falange primitiva, pero ocurría además que quienes habían aceptado durante años la vigencia nominal de los "26 puntos de la Falange" se acordaban ahora de que tal número no era el correcto. Estas dificultades formales, que entrañaban problemas de fondo con poso del tiempo transcurrido, se evitaron con el cambio de siglas por Frente Nacional Español y con la refundición de los puntos 18 y 19 en uno sólo para que el total llegase sólo a 26.

 La lucha por el nombre histórico de Falange Española de las JONS continuó. El 2 de Octubre de 1976 informaba el Diario Arriba que ya habían sido legalizados 10 partidos. Tres sectores falangistas reclamaban el histórico nombre: Pedro Conde y Miguel Hedilla por parte de los hedillistas; De Zulueta Pobes y Marquez Horrillo por los Círculos José Antonio y Sigfredo Hillers y Antonio Flores por el FES. A ninguno de ellos se le permitió el registro del nombre porque la asociación FNE se había convertido en el partido Falange Española de las JONS. Una extraña agrupación con el nombre de Defensa de Falange Española promovida por Luis Ortiz Medina y Dativo Fuentes Calero quedaba pendiente de estudio.  

 De entre las revisiones del falangismo estuvo una que por su originalidad llamaba  la  atención,  sobre todo  a  los posibilistas evolucionistas del pensamiento de Primo de Rivera, era  la  que venía proponiendo, desde hacia ya tiempo,  Manuel Cantarero del Castillo, Presidente de la Agrupación de Antiguos Miembros del Frente de Juventudes, quien pretendía reconciliar el pensamiento falangista con la doctrina del socialismo democrático. Para Eduardo Adsuara, el intento de Cantarero era simétrico a la revisión socialdemócrata que había sufrido el marxismo. Para el FES, el análisis del Cantarero era absolutamente inválido, y fue calificado de "socialismo rosa". La Falange no podía enlazar con el pensamiento socialista cuyas raíces, hundidas en el materialismo marxista, nada tenían que ver con los fundamentos filosóficos de José Antonio Primo de Rivera. Únicamente se podía establecer un puente con el socialismo utópico, radicalmente distinto del socialismo científico. Se acusaba a Cantarero de realizar un doble juego consistente en su "posición vergonzante" hacia la Falange por un lado y su colaboración en la revista "Haz" desde donde había propugnado la resurrección del SEU.

 Cuando en 1973 Manuel Cantarero dio forma de libro a sus conclusiones, ya conocidas por artículos y conferencias, Sigfredo Hillers, líder del FES, preparó toda la artillería a su alcance para  responder al texto Falange y Socialismo (28) . Algunos militantes del FES dedicaron largas temporadas en aquel nuevo empeño de Hillers que a la larga dio como resultado un abultado tratados sobre el socialismo europeo.

Manuel Cantarero pasaba para el FES de ser un revisionista al que se le reconocían valores, a la consideración de hereje‑ oportunista. Su antigua pertenencia a cargos en la Delegación de la Juventud o como Secretario Nacional del SEU eran recordados por Hillers en el año 75. Se había iniciado una campaña, que algunos juzgaron desproporcionada, en cuanto consumió mucho tiempo y esfuerzos, para contestar las elucubraciones de un falangista revisionista que, con el tiempo y tras su ensayo frustado con la asociación Reforma Social Española, acabaría de diputado en el grupo Popular.

Otro grupo, el Frente de Estudiantes Nacional Sindicalista siempre fue juzgado por el FES como la artimaña de grupo paralelo perfectamente orquestado por el Servicio de Infor­mación de Presidencia del Gobierno contra ellos. La anterior pertenencia al AUN de sus dirigentes y el mimetismo casi absoluto en los nombres utilizados no hacía sino justificar los recelos del FES. En los finales del franquismo la opción del FENS se unió a otros grupos para formar una "Falange auténtica" de mayor envergadura en cuanto a la resonancia de sus actuaciones.

Aunque la disidencia falangista suele contar con el adjetivo del hedillismo, nunca el FES utilizó tal calificativo. Muy al final del régimen surgirían grupos "hedillistas" que desplegaron amplias campañas de propaganda y mantuvieron relaciones hostiles con el FES.

La figura del que fuera 2º Jefe Nacional de FE de las JONS presentaba para el FES sentimientos encontrados. La dimensión personal de Manuel Hedilla, su fidelidad a José Antonio, su talante organizador de la Falange en los primeros meses del Alzamiento y el sufrimiento a que se vio sometido tras la Unificación, eran dignos de la más profunda admiración de los falangistas; sin embargo su postura política presentaba claroscuros que dificultaban la adhesión del FES.

Después de conseguida su libertad en 1947, Hedilla no reivindicó nunca el nombre de Falange Española ni la vigencia de la doctrina falangista. Cuando en 1965 el FES, de la mano de Narciso Perales, inició contactos con Hedilla, éste que simpati­zaba con el proyecto falangista que se estaba creando por aquel entonces, no quiso sin embargo aceptar ningún compromiso por el riesgo que significaría su entrada en política  activa mediante un proyecto ilegal. Conversaciones posteriores con Hedilla en el año 68 no llevaron sino al enfrentamiento. Desde las páginas de Resurgir se dirigía un fuerte ataque a Hedilla en el artículo titulado "Gerontocracia (la coalición de los abuelos o el afán de mandar)"(29). 

Por aquella época el FSR, producto de una escisión del FES, ya había hecho su aparición intentando evitar las formas falangistas  para hacer más vendible su mercancía. Según la historiadora inglesa Ellwood(30) actuaba como Presidente del FSR Manuel Hedillla quien aprovechando un viaje de Narciso Perales, auténtico líder del grupo,  a Iberoamérica, había convertido el FSR en Frente Nacional de Alianza Libre.

La versión anterior es puesta en entredicho por el FES para quienes los años del fundación del FSR que suministra la historiadora son erróneos y la creación del FNAL fue el producto de una especie de engaño al que se sometió a Hedilla presentándole a miembros del FSR de Madrid como delegados del FNAL en provincias. La titulación de este grupo respondía a los deseos  explícitos de Hedilla para quien ni la palabra Falange ni la palabra revolución habrían de aparecer en cualquier intento en que él estuviera presente. De resultar esto cierto, difícilmente pudo Hedilla ser líder del Frente Sindicalista Revolucionario, y según comentó el diario Ya, (5.2.70) Manuel Hedilla pretendía al amparo del previsible asociacionismo de 1969 incluir el FNAL como asociación, evidentemente dentro de los cauces que marcara el régimen. Es perfectamente comprensible la actitud de reserva de Hedilla y su huida de aventuras peligrosas después de la experiencia vivida.

 Si hacia la figura de Hedilla tuvo el FES cierta admiración no hubo ningún tipo de concesión hacia los denominados "hedillis­tas" que aparecieron en el tardofranquismo y asumieron una estrategia de propaganda con golpes de efectos. Los miembros de este movimiento hedillista,  que  acabarán  como FE de las JONS aut. eran producto de escisiones del FES de los años 67 y 72, miembros del FNAL reconvertidos y afiliados al Movimiento que veían su barco hundirse. Buscaron la "pureza falangista" al borde de la desaparición  del  régimen y  se mantuvieron en  el candelero de las publicaciones hasta el 79 en que, como consecuencias de divisiones internas, terminaron  por  desaparecer. La opinión pública durante la transición identificaba la rebeldía falangista con el "hedillismo" y, como hilar fino resulta trabajoso, a la disidencia falangista como tal se la conoció. Este calificativo, que difícilmente se conjugaba cn los pensamientos y las actitudes que tuvo el II Jefe Nacional del Falange Española, era reivindicado como marchamo que otorgaba la pureza del nacionalsindicalismo. El líder hedillista Pedro Conde declaraba que "Hedilla es la referencia para distinguirnos de otros grupos falangistas" (Bol. inform. FE JONS nº 3, copia de entrevista en revista Personas)

 La existencia de esta nueva versión de la Falange Española Auténtica estuvo marcada por la fugacidad. Desde el 72, grupos de activistas del FES escindidos de esa organización y conocidos internamente como "lupulinos" (por su afición a la cerveza), formaron unas Juntas de Oposición Falangista (JOF) con un carácter muy próximo a la izquierda radical. En el 75 tomaron contactos con núcleos extremadamente minoritarios, caso de la Acción Revolucionaria Sindicalista (ARS) dirigida por un funcionario de la Organización Sindical de apellido Cantalapiedra, con el FENS y con otros falangistas o núcleos azules formando una especie de agrupamiento de lo más heterogéneo. En efecto, allí convergían desde antiguos miembros de la Defensa Universitaria, al hijo de Manuel Hedilla -militante del FENS. Aparecían falangistas inconformistas de siempre como el caso del histórico Narciso Perales Herrero junto a militantes juveniles  de la OJE que se incluyeron en las filas de aquel nuevo proyecto.

  Presidió su actividad el radicalismo más completo, pretendiendo pasar por la izquierda a quienes desde ese bando llevaban ya muchos años de lucha. A sus peticiones de amnistía política juntaron el rechazo a los actos de posibilismo político tales como Los Pactos de la Moncloa. El ataque a la política  institucional se hacía en la petición de un referéndum para determinar la forma de gobierno en España o la denuncia a los partidos presentes en las Cortes acerca de su negativa por rebajar la edad de voto a los 18 años.

 En aquel conglomerado tan dispar se jugaba con un infantil izquierdismo por parte de algunos camaradas mientras otros asistían, por ejemplo,en la ponencia de Sanidad del II Congreso con quien la dirigía, el Doctor Franco Manera de quien no se le recuerdan actividades antirrégimen. 

Al calor del antifranquismo que se produjo a la muerte del General, militantes de esta organización, muchos de ellos con carné del Movimiento aún en el bolsillo, pegaban en las farolas de las calles madrileñas carteles en donde junto a un juicio histórico admisible sobre el comportamiento de los Fernández Cuesta, Valdés o Girón, aparecía enmarcada la foto del primero de ellos, como si de un vulgar forajido se tratase. Aquel tratamiento, afeado ya por el FES al protonucleo de la JOF por su absoluta carencia de estilo falangista, correspondía a la línea de conducta propia de los nuevos conversos.   

Tuvieron una fulgurante expansión, aunque los resultados de las urnas no les fueran satisfactorios. El 29 de Octubre de 1977 celebraron la conmemoración de la fundación de Falange en 40 provincias con actos centrales programados en la fiesta de las cocheras Sanz de Barcelona, en la Asamblea de Militantes de la Provincial de La Mancha y en el mitin del Cine Madrid. Su jefe Perales dio paso de inmediato a un trabajador de la FASA de Valladolid, Pedro Conde Soladana, quien unía a su buen talante personal una imagen falangista distinta, presentable, pero carecía de la capacidad de sujetar a los dispares elementos que se le iban a juntar.

 Se arrogaron una "legimitidad de origen y de ejercicio" al emparentarse con la disidencia falangista narrada al principio del trabajo y contaban para ello con el apellido Hedilla, pronto convertido en Jefe de Madrid y con la entrañable figura de Narciso Perales, pero carecían de nexos o puentes sólidos con la disidencia falangista más reciente; si acaso podían argumentar su condición de ex‑militantes expulsados o escindidos del FES. A pesar de lo cual bajo el amparo de aquella autootorgada legitimidad  el Secretario Nacional José Luis Arroyo -otro elemento antiguo miembro del FES- llegó a pedir al Ministro de la Presidencia, Otero Novas, las cabeceras del diario Arriba y Libertad que fueron "voceros del citado "Movimiento Nacional", que por otra parte nosotros reputamos como expureo (sic)". Su legimitidad les ensoberbecía al punto de  negarse a cualquier tipo de conversación en pro de la unidad falangista por considerar que esa unidad ya estaba realizada en su organización (comunicado del 21.10.77 a propósito de una Asamblea Unitaria Falangista en Barcelona).

 Su complejo de izquierdismo les llevaba a buscar el espaldarazo de su actividad en figuras del anarquismo represaliado (entrevista con Fernando Carballo en Patria Sindicalista nº2, 4.4.77 pp.6-7), en las peticiones de amnistía, en las campañas de retiradas de símbolos falangistas de las calles o del metro de Madrid o en la petición de que se destruyeran los ficheros con antecedentes políticos obrantes en la DGS, en la SGM o en poder del Servicio de Información de Presidencia o en el SIM. 

Realizaban actividades desconocidas en las familias falangistas. En Octubre del 77 dirigían escritos a las embajadas  de Guinea Ecuatorial, Argentina, Chile y Uruguay porque no se respetaban en esos países los derechos humanos, así como protestas a Marruecos y Mauritania por el tema del Sáhara. Unían a su actitud, pionera del falangismo preocupado ahora por los derechos humanos, el olvido de los países de más allá del telón del acero. La utilización de los  "derechos humanos", no el Derecho de gentes, había sido históricamente denunciado por los falangistas argumentado la falacia y la hipocresía de pregonar derechos individuales "en casa de los famélicos"; también su visceral anticomunismo, esencial punto de referencia, era ahora olvidado por los falangistas auténticos.

 Aquella sintonía con la izquierda llevó incluso al Sindicato Unitario de la ORT a la intentona de engullirlos en su organización, pretensión que había sido abortada (Patria Sindicalista nº 7 Febrero de 1978)

 Si el primero de sus Congresos, celebrado en Mayo de 1976 y en donde decidieron constituirse como Partido no fue legalizado, si lo fue el segundo, celebrado en el Hotel Don Quijote de Madrid el 19‑20 de Marzo de 1977 con la asistencia de 550 delegados provinciales. Posiblemente fueron las relaciones entre el sindicato estudiantil -FSU-  y obrero -CONS- con el Partido los motivos fundamentales de discusión.

 Su ideario, para no ser menos que los demás, se resumía en 27 puntos, ajustados lo más posible a los de la Falange primitiva, limando por supuesto aquel lenguaje que se hacía impresentable. Así el punto 3, aparecía con un "Tenemos vocación universal..." en vez del "Tenemos vocación de Imperio...". se ponía el mayor énfasis en el aspecto sindical y en una utópica transformación económica de imposible realización, común denominador de los grupos falangistas, tales como nacionalización de la banca, de los servicios públicos, de los seguros y de "toda empresa que por necesidad nacional sea conveniente" (punto 14). En lo referente a la Iglesia, tras "reconocer" la dimensión religiosa del hombre (lo cual por otra parte no era decir nada) y saberse inspirados en la ética cristiana, exigía la absoluta separación entre Iglesia y Estado "sometiendo a la primera a ley civil en materia secular". 

Ya en 1978 las tensiones entre los sectores allí presentes estallaron. En el mes de Febrero el sindicato CONS se reconvertía en C.T.S. (Confederación de Trabajadores Sindicalistas) que mantendría el histórico nombre de las centrales falangistas para su órgano de difusión. El 18 de ese mismo mes, y como actitud premonitoria de lo que pasaría unos días más tarde, el jefe Provincial del Málaga, José Antonio Assiego Verdugo (más tarde líder del sindicato ultraderechista Frente Nacional de Trabajadores) atacaba en El Sol de Málaga (16 de Febrero) a la Junta Nacional a quien acusaba del haber forzado la dimisión del Palma de Plata de la Falange, Perales, y de mantener anulado a Conde. La respuesta en el más puro sentido asambleario, tan querido por muchos de los "auténticos", no se hizo esperar: La Junta Provincial de Málaga con el Secretario Provincial al frente expulsaban a Assiego de la organización,  a quien tampoco le debía importar mucho porque desde el diario malagueño había realizado una especie de despedida. 

Una Asamblea Nacional convocada aprobó la expulsión de miembros de la Junta Nacional disidentes. Estos decidieron realizar un III Congreso Nacional de Militantes el 24 de Marzo que contó con el correspondiente permiso de la autoridad gubernativa, quien a su vez denegaba a Conde la réplica en la reunión que pretendía celebrar el 2 de Abril. Los responsables del gobierno civil de Madrid apoyaban en aquella extraña singladura de los falangistas auténticos al sector de Manuel Velasco y de Miguel Hedilla, lo que provocaba la confusión y la división, quizá de forma interesada por parte del poder gubernativo. Incluso, se llegó a primeros de Mayo a la toma de la sede social, en la calle del Pez de Madrid, por parte del sector "insurgente". 

Las brillantes expectativas que esperaban los "hedillistas" se venían abajo. Las urnas no les habían concedido representación alguna a pesar del importante número de votos para una agrupación recién creada y su unidad conseguida se había resquebrajado de forma definitiva. Rafael Lasaga, falangista santanderino y hombre

de reconocido prestigio en su provincia, intentó la conciliación y fracasó en el empeño. Narciso Perales, con una trayectoria intachable en las coordenadas del falangismo, no olvidaba que aquellos sedicentes, recién llegados, le habían tildado de "gobernador franquista"; no precisamente para recordarle que desde aquel cargo había dado pan negro al Caudillo o que había acudido a Astorga para intentar encontrar a la comitiva de Franco en un desesperado intento de salvar la vida a Juan Domínguez en 1942, sino como calificativo insultante de haber colaborado con la Dictadura.     

De aquel intento quedó un doble fraccionamiento. De una parte la Falange Española de las JONS Auténtica con Pedro Conde a la cabeza y con la incursión ahora de nuevos elementos procedentes del FES encabezados por Antonio Flores; de otra, la presidida por la flamante V Jefe Nacional de FE de las JONS, Ana María Fernández Llamazares, y un grupo donde Hedilla y Velasco llevaron la voz cantante.

Fueron muchos los enfrentamientos producidos entre el FES y los hedillistas; éstos acusaban al FES de progresiva derechización y de darle una importancia desmesurada al catolicismo como filosofía  y praxis. Atacaban  fundamentalmente la  figura  de Sigfredo Hillers quien –en palabras pronunciadas por un acalorado Narciso Perales, años atrás- "no tenía más categoría que para ser jefe de centuria". El FES reproducía ataques en sus publicaciones contra estos falangistas "histéricos" contrapo­sición de los falangistas "históricos". Les juzgaba como una versión izquierdista de la Falange al igual que la Falange del Movimiento supuso la versión derechista de la misma y les suponía "fieles discípulos de los mercaderes del Movimiento Nacional".

 En  Octubre  de  1976  se  difundió  con  profusión una "hoja informativa sobre los falangistas hedillistas" (31) en donde el FES contestaba a todas las manifestaciones de las que hacían gala los hedillistas y, aun cuando se partía del principio de respetar la figura de Manuel Hedilla, se intercalaban párrafos del líder falangista acerca de las concomitancias entre el nacio­nalsindicalismo, el fascismo italiano y el nacionalsocialismo alemán, lo que evidentemente en esas fechas no era muy bien  visto. Con absoluto respeto a la verdad, denunciaba el FES que atacar el 18 de Julio con la referencia a Hedilla era un absurdo. Aparte de la función esencial desarrollada por el falangista montañés en los primeros tiempos de la guerra, su "propia creación", el FNAL (Documento Declaraciones del FNAL) defendía la fecha aludida "Nos llamarán reaccionarios por creer que el 18 de Julio supuso un avance democrático a la española")

La riña entre el FES y hedillistas había traspasado el patio de vecindad y en algunas publicaciones de política general aparecían réplicas y contrarréplicas de unos y otros. 

El enfrentamiento entre el FES y los hedillistas alcanzó su máxima virulencia en Abril del 77 a la salida de la presentación del  libro  Oferta electoral   en  el  hotel   Eurobuilding. Allí   Sigfredo Hillers, líder del FES ya convertido en Falange Española (independiente), fue agredido por miembros de la Falange auténtica. La tenencia en el altercado de guanteletes de hierro, porras y navajas, así como la información dada por Cambio 16 (32) con el nombre de algún participante, iban a ser según Hillers, argumentos utilizados para pedir al Tribunal Supremo la ilegaliza­ción de este grupo (33). Resultaba gracioso el que los "hedillistas", partidarios de la acción directa y que desde luego no se arredraron en actividades no pacíficas, siendo frecuentes los enfrentamientos físicos con otras formaciones de cualquier parte del espectro político o el lanzamiento de botes de humo en la Bolsa de valores de Madrid, recurrieran al eslogan "no a la violencia; sea del signo que sea" (CONS febrero de 1977 p.4). 

No había pues lugares comunes para la unidad. La Santa Hermandad de la Falange no dejaba de ser un latiguillo retórico en donde se imponían luchas cainitas. El tiempo transcurrido y las experiencias vividas por cada uno habían creado profundas simas y lo que era "políticamente" un error: cerrarse en el mundo de la  Falange para no conseguir nada conduciría a la esterilidad pasados los años.

 Si ha parecido lógico  conectar el conglomerado FES con la histo­ria zigzagueante de la Falange disidente (así lo entienden  quienes fueron sus  dirigentes) se observan significativos  moti­vos de diferenciación como fueron su colocación fuera del Movimiento, su preocupación intelectual, que les llevó a analizar situaciones políticas buscando soluciones o a la creación doctrinal, algo bastante  desconocido en la Falange"alternativa". La tajante afirmación del catolicismo como filosofía subyacente y el teórico abandono en la búsqueda de un jefe carismático contribuían a delimitar unos perfiles muy particulares de la organización.

 Grupos de la Falange disidente aparecidos ya en el final del franquismo dejaron también en un aparte a la opción falangista del FES y rara vez la citaron como antecedente histórico. Aun habiendo militado en el grupo o perteneciendo a sectores con matriz en el FES, se producía un olvido intencionado al que no era ajeno ni la competencia tenida entre las Falanges ni la "extraña" personalidad que el FES había ido gestando.

 Cuando Shellag Ellwood realizó su estudio sobre el mundo de la Falange, procediendo a múltiples entrevistas de las diversas familias falangistas, no conectó con ningún miembro relevante del FES (34). Parece deducirse, de la explicación que dio sobre su forma de elaborar las entrevistas, que ninguno de los falangistas encuestados le sugirió los nombres de dirigentes del FES como fuente de indagación, lo que resultaba de una enorme significación.

 El limitarse a los relatos de terceras personas, enfrentadas por disparidad en las estrategias, roces personales o interpretaciones distintas de lo que era la Falange, llevó a la historiadora inglesa a citar tan solo de pasada al FES y atribuirle características de "secta semisecreta con votos, rituales específicos y férrea disciplina".    

Presume el FES de haber sido el único grupo falangista con creación propia y de haber aportado soluciones concretas a los problemas universitarios. En sus filas confluyeron históricos falangistas disidentes que poco tiempo allí pararon. De sus filas surgieron  otros grupos de oposición falangista, y fueron algunos militantes suyos personajes destacados de la España democrática como José Simón, José Maria Aznar, Jorge Vestrynge o Manuel Guedán. El primero de ellos, que fue responsable del FES de Ciencias, llegaría a Vicerrector de la Complutense en la época de Bustelo. Ha desempeñado el cargo de Director General del Insalus. José María Aznar fue jefe del FES de Bachiller, Jorge Vestringe participó activamente con el grupo en los sucesos del año 68 y Manuel Guedán tras su salida de la organización falangista, llegó a ser líder de la ORT, y ha ocupado cargos políticos de importancia con el gobierno socialista.

NOTAS A LOS CAPÍTULOS HASTA AHORA PUBLICADOS

 1.-Las dudas y objeciones de José Antonio se pueden encontrar en el libro de J. Mª MANCISIDOR, Frente a Frente,  Ávila Editorial y Gráficas Senén  Martín, 1963, 364 pags. Se trata de la recopi­lación taquigráfica del juicio de José Antonio en Alicante. Existe un interesante Apéndice al Frente a Frente realizado por J.J. ROLDAN HERRERO y publicado a multicopista en Diciembre de 1980 donde hace una comparación entre los textos de las tres ediciones existentes hasta la fecha. Ver también extracto de la entrevista con el reportero Jay Allen para el periódico  New Chronicle, de Londres, Edición del 24.X.36 en A.  DEL RIO CISNEROS y E.  PAVON PEREYRA, Textos biográficos y epistolario. José Antonio Intimo Madrid, 3ª ed.Ediciones del Movimiento, 1968, pp. 527-532.

 2.-Sobre los sucesos de Salamanca se puede encontrar información de variado tipo en la Historia del fascismo español de PAYNE y en los siguientes textos: A. ALCAZAR DE VELASCO, Los 7 días de Salamanca, Madrid, Gregorio del Toro editor. 1976, 308 pags. M. GARCIA VENERO,  Testimonio de Manuel Hedilla, Barcelona, Ediciones Acervo. Colección Gaudeamus, 1972, 629 págs. S.ELLWOOD, "La crisis de Salamanca.La Unificación", en Historia 16,  nº 132, pp.11‑16.‑J. L. RODRIGUEZ JIMENEZ, "La eliminación de Hedilla" en Historia 16  n.132., pp. 19-26 V. DE CADENAS Y VICENTE, Actas del último Consejo Nacional de FE de las JONS, Madrid, Gráficas Ugina, 1975, 159 pags.

 3.-Estos datos de la oposición primitiva fueron suministrados por el malogrado A. ROMERO CUESTA en su libro Objetivo: matar a Fran­co. Historia secreta del franquismo.Madrid, Ediciones 99, 1976, 124 págs. Fundamentalmente recopila el testimonio de los falangistas Patricio González de Canales y Narciso Perales Herrero. En los orígenes del FES los dos falangistas históricos mantuvieron relaciones con el grupo. Armando Romero fue militante de esa organización falangista, salió de ella y se incorporó a los protonúcleos de la Falange Española de las JONS auténtica. Falleció en accidente de trabajo cuando dirigía la descarga de un barco mercante en las Islas Canarias.

 4.-Sobre las ORNS cuenta PAYNE en su ob.cit. pag.175,:"Bajo la dirección de Ezquer, continuó subsistiendo un grupo clandestino denominado ORNS (Ofensivas de Recobro Nacional Sindicalista)que desarrolló una acción de agitación y propaganda entre los jóvenes hasta bastante tiempo después de terminada la segunda guerra mundial. Su propósito era el de sustituir la Falange franquista por un movimiento fascista revolucionario y sindicalista. A lo largo de quince años, Ezquer fue detenido seis veces y compareció ante los tribunales de justicia en cinco ocasiones, sin que ello le hiciera desistir de sus propósitos". Ezquer puede considerarse un antecedente del FES en el sentido de no estar vinculado a organizaciones del Movimiento, sin embargo su antigua fama de "violento" no tuvo continuación alguna en el movimiento falangista que estudiamos.

 4 bis .-Precisamente el equilibrio buscado por el Jefe Nacional, Francisco Franco, unido a su ansia de poder condujo en opinión de Serrano Suñer, al fusilamiento de Juan Domínguez por los sucesos de Begoña en Agosto del 42. (Cfr. Serrano Suñer, R. Memorias pp.364‑367)

 5.-Pérez de Cabo desvió al mercado negro partidas de trigo con objeto de lograr dinero para la Junta Política clandestina. Armando Romero indica que fue el general Varela, deseoso de acabar con la "insolencia falangista" quien descubrió la acción de Pérez de Cabo y forzó su juicio y su condena a muerte. Debe tratarse de uno de los pocos casos en que una infracción administrativa se saldaba con la pena capital.

 6.-El País, 12.03.89,<>,Domingo, p.8

 7.-J. SAEZ MARIN, Ob. cit.,p.222

 8.-J. L. ALCOCER, Radiografía de un  fraude, Barcelona,  Planeta, 1978, p.49 

9.-Ibidem, p.74. Mayor información sobre las represalias sufridas por Román Alonso Urdiales, militante de las Falanges Juveniles, en el texto de J. ONRUBIA REBUELTA, Historia de la oposición falangista al régimen de Franco..., pp. 16‑17. 

10.- J. Mª MARTINEZ VAL, ¿Por qué no fue posible la Falange? Barcelona, Dopesa, 1976, 2ª ed. p.49. 

 11.-SAEZ MARIN.‑Ob. cit. p.186

 12.-J.L. DE ARRESE MAGRA, Una Etapa constituyente,Barcelona, Editorial Planeta, 1982, p. 16

 13.-Entrevista con José Mata, 13.12.88 

14.-X. TUSELL GOMEZ, La oposición democrática al franquismo, Barcelona, Planeta, 1977, 452 págs.‑ En el "Congreso  Internacional de Oposición al franquismo",organizado por el Departamento de Historia Contemporánea de la UNED, dirigido por el Profesor Tusell, el abanico histórico sobre grupos  de oposi­ción fue mucho más amplio al no existir los condicionantes que se imponían en la obra citada. 

 15.-S. ELLWOOD, Ob. cit., p.223 

16.-V. FERNANDEZ VARGAS, La resistencia interior en la España de Franco, Vol I, Madrid,  Istmo,  1981. 

17.-H. SAÑA, Art. cit.

 18-Informaciones,"¿Ha mandado la Falange en España?",16.05.69, p.7

 19.-F. DE GILES ,"Grupos políticos en Universidad" en Anue nº 24 ,p.6.- No era contra el PCE con quien se mantuvieron fuertes encontronazos en Derecho y Medicina, sino contra el PCi que colocaba con frecuencia carteles con texto repetitivo en donde se provocaba de forma intencionada a los falangistas, que respondían con la rotura del cartel y el subsiguiente enfrentamiento.

 20.-Plataforma nº 1, 20.10.75, pp. 8‑16. 

21.-J. DE CORA Y OTROS, Panfletos y prensa antifranquista clandestina, Madrid, Ediciones 99, 1977, 159 pags. 

22.-Sobre los Círculos Doctrinales José Antonio hace una exposición detallada S. ELLWOOD, ob.cit. pp.226‑234

 23.-J. CAMPMANY, "Falange 70", Arriba,  29.10.70.

24.-J. ONRUBIA REBUELTA, Ob. cit., pp.115‑142

 25.-Según Ellwod, Valdés Larrañaga  confirmaba en el 1973 la subvención a los Círculos José Antonio. Parece ser que aun existiendo altibajos la comunicación de los Círculos con la SGM fue continua. Muchachas que realizaban el Servicio social eran enviadas para al local de los Círculos a ejercer sus actividades. 

26.-M. VEYRAT y J.L. NAVAS MIGUELOA ,Falange, hoy, Madrid,

Gregorio del Toro Editor, 1973, 357 pags.

27.-Diario Ya, 03.07.75, p.13

 28-M. CANTARERO DEL CASTILLO, Falange y Socialismo, Barcelona, Dopesa, 1976.-366 págs.

 29.-Resurgir, "La coalición de los abuelos o el afán de mandar.

Sobre la fundación del Frente de Senectudes", pp. 3-6-10

 30.-La fuente de información para la historiadora británica en este tema parece que fue Narciso Perales ya que manifiesta un relato casi exacto al que me contó en la reunión del 24 de Abril de 1988.

 31.-Ver apéndice documental. Documento nº 3.

 32.-Cambio 16, 17.04.77, p.7

 33.-Resurgir, Mayo de 1977.-p. 10

 34.- De las 28 entrevistas realizadas por Ellwood ninguna se realizó a miembro de relevancia del FES. En cuanto a la cita 2 de la p. 252 de su libro, difícilmente se trataba de un militante de FE (independiente) que escribía a la revista S.P. ya que a esa organización falangista aún le quedaban 6 años para adoptar ese nombre. 

 Publicado en El rastro de la historia

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