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La memoria de la Otra Europa

Israel-Líbano: Fábula del elefante y la hormiga

Israel-Líbano: Fábula del elefante y la hormiga

Hezbollah (“Partido de Dios”, en árabe), organización con un brazo civil y un ala militar, nació en 1982 con respaldo de Irán para resistir la ocupación israelí en el sur de Líbano. En su país –donde cuenta con ocho diputados en el Parlamento– y en la mayor parte del mundo árabe se le reconoce como un legítimo partido político. Dispone, además, de una eficiente red civil que suministra a la población chiita libanesa de servicios sociales, sanitarios, culturales y educativos.

Para Estados Unidos, Hezbollah es sólo “un grupo terrorista”. La Unión Europea, menos simplista que Washington, juega a ser salomónica: considera “extremista” únicamente al sector militar.

En Argentina se ha pretendido involucrar a Hezbollah –sin pruebas sólidas– en la implosión de la embajada de Israel, en marzo de 1992, y en el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en julio de 1994. El semanario Nueva Sión, de Buenos Aires, órgano de un importante sector de la comunidad judeoargentina, ha descartado la participación de esta organización árabe en el ataque a la AMIA. Por otra parte, el periodista francés Thierry Meyssan, director de la Red Voltaire, escribe: “La mayoría de las enciclopedias siguen atribuyendo esos crímenes al Hezbollah o a Irán. A pesar de ello, nadie cree ya en esas acusaciones y la propia justicia argentina se orienta hoy hacia una pista israelí. Como consecuencia, Washington hace presión para que se ponga fin a una investigación que se está haciendo molesta”,.

¿Representa Hezbollah una amenaza para Israel como para justificar un bombardeo por tierra, mar y aire? Además de que la mayoría de víctimas libanesas son civiles, la destrucción de plantas eléctricas, sistemas de comunicación, carreteras, puentes, puertos y aeropuertos han ocasionado en una semana daños valuados en dos mil millones de dólares, según declaró a Financial Times, de Londres, el ministro de Finanzas del Líbano, Jihad Azour.

El investigador alemán Jochen Hippler, profesor del Instituto de Desarrollo y Paz de la Universidad de Duisburg-Essen, sostiene contra viento y marea que Hezbollah no representa una amenaza seria para Israel. Dedicado desde hace años a estudiar las relaciones Norte-Sur, las identidades políticas en Oriente Medio y los conflictos internacionales –para los que procura posibles soluciones– Hippler afirma que Hezbollah “es un factor militar sólo dentro de Líbano” pero si se la compara a nivel internacional es de “tercera categoría”.

En declaraciones al multimedio alemán Deutsche Welle, el académico menciona cifras: la organización paramilitar oscila entre dos mil y cinco mil milicianos, a los que se pueden agregar de 500 a 700 cuadros militares mejor entrenados. “Para el Líbano estas cifras son altas; para países como Siria o Israel son irrisorias”, asegura. De acuerdo con fuentes de información públicas, Israel cuenta con 168 mil 300 miembros en activo y 408 mil reservistas, mientras que Siria dispone de 500 mil efectivos.

Además, según Hippler, el armamento de Hezbollah es irrisorio: subametralladoras y fusiles AK-47, de ocho mil a diez mil cohetes rusos Katiushka (20 kilómetros de trayectoria) y una cantidad menor de misiles fabricados en Irán (entre 60 y 70 kilómetros de desplazamiento), por lo que Tel Aviv está fuera de alcance. Se cree que también posee cañones antiaéreos, pero nadie lo puede comprobar con certeza debido a la precaria fidelidad de las fuentes.

Datos de Wikipedia –que conviene tomar con pinzas– indican que Hezbollah cuenta con “armamento pesado, incluidos algunos blindados, misiles tierra-tierra iraníes de largo alcance Al-Fajr 3 (240 mm) y Al-Fajr 5 (333 mm), misiles antitanque Tow (guiados por radio), misiles sirios de 220 mm de alcance medio y unas 13 mil piezas de artillería ligera, además de aviones no tripulados Mahajer-4 de fabricación iraní (uno de ellos, empleado para hundir una corbeta israelí en los enfrentamientos con el Tsahal de julio de 2006)”.

Aún así, la consideración de Hippler de que el poder militar de Hezbollah es de “tercera categoría” resulta demasiado generoso. En realidad, puede decirse que es de “cuarta”, tomando en cuenta que carece de marina y aviación, y que los ejércitos de Uruguay, Honduras y El Salvador –por mencionar a tres países pequeños– están muchísimo mejor equipados.

Por otra parte, para Hippler el papel de Siria “no es claro”. Si bien el país vecino apoya a Hezbollah, a la hora de las definiciones extremas no se sabe –como siempre sucede en la región árabe– si “habla en serio” o es mera verborrea.

Sobre lo que el investigador alemán no tiene ninguna duda es que Israel viola claramente el derecho internacional y que el rescate de un par de soldados capturados es sólo un pretexto: “Si se emprende una guerra contra El Líbano por dos soldados secuestrados, es claro que es necesario justificar esa guerra. No es nada convincente justificar con ello la destrucción de la infraestructura del Líbano, cuando al mismo tiempo mantiene a decenas de miles de palestinos en cautiverio. Por eso es que se cacarea la supuesta amenaza que representa Hezbollah”.

Hippler estima que los efectos devastadores de 200 vuelos diarios de la aviación israelí, con metralla de alto calibre y bombas, pueden hacer retroceder a Líbano al estado que que se encontraba hace 20 ó 30 años. ¿Y la ONU, mientras tanto? Bien, gracias. “Sumamente preocupada”, como siempre.

Artículo publicado por Roberto Bardini

1 comentario

christian -

su fabula me parecio ESTUPIDA