En estos últimos días han sido varios de los que compartieron lucha con Juan Ignacio en Fuerza Joven o el Frente de la Juventud, quienes le conocieron, estuvieron a sus órdenes, fueron detenidos junto a él o encarcelados tras su asesinato quienes han escrito bellas, emocionantes y combativas palabras de fidelidad y de auténtica camaradería, esa camaradería de la que hablamos muchas veces y de la que resulta ser más fuerte que el fuego para aquellos que así la vivan: con lealtad hacia nuestros héroes y Caídos, con fidelidad hacia los Principios y luchando con compromiso y coherencia en defensa de Nuestros Valores y de aquellos que nos antecedieron como fue el arquetipo de Juan Ignacio.
Yo no conocí a Juan Ignacio, yo no milité en el Frente de la Juventud, cuando le asesinaron yo todavía no había cumplido ni los 12 años, pero ya había pisado la sede de un partido político, si esa sede hubiera sido la de la Alianza Popular de entonces o la del Psoe, hoy seguramente, por desgracia, no estaría aquí, sería como mínimo concejal en mi pueblo, diputado regional u otro cargo corrupto dentro de la casta parasitaria que nos desgobierna a derecha e izquierda.
Antes de entrar en el local de ese partido político del que se dice tenía el mayor número de militantes o al menos afiliados, que cualquier otro de los partidos del Sistema, acababa por primera vez de pisar, también una cervecería, algunos os sonará, la cervecería Odín de Avilés, allí Mero (también os sonará) me invitó a la primera cerveza a mi y a otros preadolescentes, algunos de los cuales han olvidado selectivamente esa circunstancia y como a la semana siguiente nos recibían con un ¡Arriba España! en la puerta del local de Fuerza Nueva de Avilés y a los pocos días ya estábamos pegando carteles y haciendo pintadas al lado de los mayores.
De aquellos jóvenes, hoy me sobran dedos de una mano para contar los que siguen en esta trinchera, quiero recordar aquí a dos de ellos que sigo contando entre mis camaradas y sin embargo amigos: Alvarito y Javier Cedrón…y de los mayores qué decir, no me sale ningún nombre que siga de alguna forma fiel o comprometido con aquella Causa, algunos se desinflaron con mayor o menor motivo, adquirieron responsabilidades que ven incompatibles con la Lucha que aprendí de ellos, quisieron alcanzar cota de poder, a través de opciones políticas bien-pensantes y populistas y no queda en ellos rescoldo, ni chispa ya no de militancia y activismo sino ni siquiera de auténtico patriotismo, como mucho un tímido y vergonzante “Arriba España” en la barra de un bar, una palmadita en la espalda para decirnos “sigo siendo de los vuestros”, pero ni siquiera compran una puta papeleta de lotería.
Ya no son de los míos, si es que algún día lo fueron verdaderamente, aquí no están ni se les espera.
Han pasado más 30 años desde esa primera cerveza en la mítica cervecería Odín que se encontraba (por suerte o por desgracia) a menos de 100 metros de la puerta de mi colegio, por culpa de esa cerveza, de esa pegatina de Fuerza Nueva en el reloj, de esas octavillas repartidas y pegadas por el pasillo, me echaron en 8ºde EGB y digo por culpa de ello, pero grito: ¡Honor! Cuando escuché a mi madre contestar al director del colegio que a su hijo le echaban por temas políticos y a él replicar que ya se me pasaría como si aquello fuese un acné de juventud…, pues no, no se me ha pasado y hasta él lo sabe porque todavía me lo cruzo por la calle y mantengo la mirada hasta que el la baja, sabe que sigo siendo del mismo palo, porque no me escondo, porque no he renunciado a nada ni en las formas ni en el fondo, que sé que se empieza cambiando las formas y se acaba trastocando el fondo, los Principios y la Ideología.
Muchos, sino todos de los que estamos aquí hemos pasado, militado o colaborado con diferentes siglas, hemos vivido distintos proyectos de unidad, pequeños éxitos que alimentan el seguir aquí y muchas decepciones en lo político y hasta en lo personal, hemos querido dar con la estrategia correcta, hemos ensayado otra, y hoy por segundo año consecutivo, nos volvemos a encontrar en las calles, en un sentido homenaje a Juan Ignacio y a todos nuestros Caídos, una Marcha que quizá con toda seguridad es ajena al pueblo español, porque a ese pueblo, los malvados que mataron y los que mandaron matar a Juan Ignacio le han enseñado que nosotros somos los malditos, a ese Pueblo le han enseñado a identificar la bandera roji-gualda que abría la Marcha de esta noche con el fascismo, el mal absoluto, y en el colmo de la estupidez pueden sacar hasta en los telediarios que Tintín, los Pitufos y últimamente hasta que la abeja Maya eran “malditos nazis”.
En fin, ha llegado la hora de asumir plenamente esa maldición, pero el asumirla, no nos puede echar para atrás, ni caer más en la marginalidad, donde hay voluntad, hay un camino, pero tiene que haber voluntad, una voluntad muy fuerte, un compromiso con la Causa alejado de la nostalgia estéril y del populismo electoralista, fomentar una Comunidad en el que cada uno de nosotros asuma su responsabilidad en esta Lucha dentro de la disciplina de unas siglas u otras, sin falta de predicar la unidad a todas horas o utilizar la falta de unidad como disculpa para no hacer nada.
Son muchos los campos en los que podemos servir dentro de este amplia área Social, Nacional y Revolucionaria, no buscamos medallitas, carnets ni diplomas, buscamos SERVIR con mayúsculas y hacerlo todos los días del año, apartando el ego personal y resistiendo en la batalla que ya es dura y más dura se pondrá, de la maldición mediática del Sistema, a la censura, a la persecución y de ahí a la cárcel, quien esté dispuesto a asumir estos riesgos que hoy no guarde su bandera hasta el año que viene y que la mantenga alzada todo el año.
Mantengo la esperanza de que el asesinato de Juan Ignacio no quedará impune y se hará Justicia más tarde o más temprano gracias al compromiso de los que hoy marchamos bajo el fuego de esas antorchas en camaradería, porque esa camaradería, repito, debiera ser más fuerte que el propio fuego. El año que viene no deberá importarnos si seremos más marchando, debiera preocuparnos si somos mejores camaradas y que hemos asumido que la fuerza, nuestra Fuerza Nueva, está en el interior de cada uno de nosotros, en nuestra conciencia militante y escuadristaque un día asumimos aunque nadie nos prometió que esta lucha sería fácil.
Nos debe emocionar y nos emociona pensar en la Patria y en la Revolución, pues imaginaros lo que sería no pensar en ellas y empezar a hacer Patria y hacer la Revolución, eso si sería emocionante, que el año que viene sobren estas palabras y que hablen los hechos.
Escribió Pierre Vial, y con esto concluyo:
“Nosotros, no nos hacemos ilusiones: Estamos, hemos elegido estar, en el campo de los malditos. Para siempre. Y en él nos encontramos a gusto puesto que es el único sitio en el que uno se cruza con hombres y con mujeres dignos de estima y admiración”.
Fuente: Asoc In memoriam Juan Ignacio
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