Extraido de la revista: Pour un Ordre Nouveau (1971)
La traducción se realiza en la red, a falta de algo mejor. Os pedimos disculpas por la dificultad a la hora de leerlo.
“A la reciprocidad de nuestra reunión se había lanzado nuestro movimiento, se había creado una sorpresa, se había señalado un despertar; nos faltaba una confirmación. Se podía temer que estos éxitos fueran un fuego de paja, por eso debíamos demostrarnos que además de un golpe de teatro, nuestro movimiento era capaz de seriedad y que teníamos realmente la voluntad de hacer un partido político. Debíamos para eso darnos pruebas: continuidad, seriedad en la acción, ausencia de activismo y folclore; y sobre todo, dar una imagen de marca aceptable no solamente para jóvenes enamorados de la acción, si no también para las personas de edades más maduras que tenían una posición social establecida. Debíamos pues seducir y no asustar, abandonar la imagen de marca activistas exaltados "que se nos clavaba en piel." Para alcanzar este objetivo, la estrategia del movimiento se conocía desde el principio: · debíamos demostrar ausencia de sectarismo, de referencia al pasado · queríamos crear un partido de masa, abandonando así las viejas prácticas de nuestro medio que, hasta ahora, tenía el culto de las pequeñas capillas que agrupaban algunas decenas de "iniciados" en una bodega oscura. Eso implicaba para de practicarnos una política de amplia apertura. Acogiendo los militantes que vienen de horizontes muy distintos, esta política, encaminada a hacer de nuestro movimiento el partido de todos los Nacionalistas que debían duplicarse de una estricta rigidez interior. Además, nuestra acción política debía impregnarse de la más estricta legalidad. Queríamos un partido oficial, cuyos responsables se conocían de participarlo de todos, capaz a todas las luchas políticas, sindicales, electorales. Más que nunca, era necesario aplicar nuestra consigna: PRESENTE POR TODAS PARTES Esta es la razón por la que desde la reciprocidad habíamos pretendido organizar, estructurar nuestro partido para hacer una herramienta eficaz. En paralelo a este trabajo interno, debíamos organizar nuevas "operaciones promoción", afectar nos grandes golpes en la opinión, la publicidad así adquirida ante nosotros hacer progresar a grandes saltos, ganando así varios años de trabajo cada vez. Debíamos también desarrollar las distintas correas de transmisiones que habíamos creado, permitiéndonos así una acción adaptada a los distintos medios socio-profesionales (GUD, ULP, UGT, por ejemplo). Prioridad también 'dase a la implantación en los sectores, trabajo largo y agotador, pero necesario, ya que era vital para de mostrarnos nuestra presencia en los barrios. Esta línea política siempre se siguió con los riesgos inevitables que eso implicaba. En función de este programa, debíamos, después de la reciprocidad, rehacer una nueva "operación promoción" y dar a nuestros partidarios la prueba de nuestra presencia. Si el éxito a la Reciprocidad podía asignarse a la sorpresa, el del Palacio de los Deportes debía ser una confirmación. Esta nueva operación debía tener obligatoriamente una mayor amplitud que la de la Reciprocidad y señalar allá el desarrollo de nuestro movimiento. Una operación de este estilo debía ser legal y debía pues corresponder obligatoriamente a una reunión, una reunión mayor que el de la reciprocidad. Era para nosotros la obligación de hacer un Palacio de los Deportes. La línea política del movimiento nos imponía participar a todas las luchas. Habíamos estado presentes a las elecciones del
12.o distrito, a las de Burdeos. Debíamos serlo al municipales tanto más que no se concede el Palacio de los Deportes hasta en la época de elecciones a los partidos políticos. Esto es una de las numerosas razones para las cuales presentamos listas en toda París.
Hacer un palacio de los deportes representaba para nosotros una operación grandiosa, nunca realizada por Nacionalistas desde decenas de años. Eso representaba una apuesta enorme, de la que dependía el futuro del movimiento. Necesitábamos pues ponerlo todo en?, orientar todo el año sobre esta reunión que lo colocaba al nivel de un verdadero partido. Esta es la razón por la que debimos, desde el principio del año: · Adquirir un local oficial, base necesaria para una operación de gran envergadura. · Consolidar los sectores por reuniones que nos permitían merodear a nuestros equipos (encolados, organización de casetas, S.O., oradores), de saber cuánto costaba una reunión, y probar la fuerza de nuestro impacto en los barrios. El éxito de las reuniones de sectores nos permitió adquirir la certeza que con una buena campaña, éramos capaces de llenar la sala del Palacio de los Deportes. Nuestro éxito pues estaba garantizado. Podíamos, por lo tanto, prever cruzar el hierro. Quedaba por solucionar el problema financiero; durante un trimestre, intentamos equilibrar los presupuestos de nuestros sectores. Habían creado una operacio'n- promoción 71 pero que no pudo llevarse ya que fue empezada demasiado tarde (esta operación sin embargo fue un éxito). ¿Qué inconvenientes presentaban para nosotros esta reunión? En primer lugar, teníamos el problema financiero. Esta reunión iba a costar caro, tanto más que teníamos que financiar las elecciones municipales. Este dinero podía obviamente emplearse a otra parte (estructura, Diario), pero no se habría encontrado el dinero adoptado en el Palacio de los Deportes para otra acción. La operación Palacio de los Deportes era suficientemente atractiva por sí mismo. Otro riesgo, para nosotros, era el de la prohibición de la reunión; y en ese momento, todo el esfuerzo tanto financiero como militante habría caído al agua. No teníamos entonces operación de reemplazo. Además, esta prohibición habría hecho hundir la operación electoral. Otro peligro: caer en una provocación, o en la reunión en la sala (brazo aumentado, delirio verbal), o dentro, con trifulcas, si nuestro S.O. no se había tenido bien en mano. Podíamos "también hacer la", es decir, una sala vacía, no oposición en nuestros adversarios. Hacernos aplastar por los gauchistes. A pesar de estos riesgos, tenemos decidimos tener esta reunión. Nos sentíamos: capaz de llenar la sala, de ingresar el choque de los gauchistes, de evitar la prohibición permaneciendo en la legalidad. Habíamos adquirido una disciplina suficiente durante un año. Además, en la opinión, el movimiento se había hecho olvidar. Era hora de afectar un gran golpe. No podíamos ya permitirnos vacilar. El momento era bueno. Debíamos probar que nuestro trabajo era eficaz. Debíamos hacer el Palacio de los Deportes y enfrentar nos a nuestros adversarios en terreno elegido por nosotros. Retuvimos la sala desde el 28 de diciembre, efectuado las gestiones necesarias para obtener la autorización querida (obtenida en el último momento, lo que representa 19 días antes). Prohibimos cualquier otra operación, dando así prioridad al Palacio de los Deportes. Hicimos el máximo sobre el plan propaganda. Ninguna reunión tan se preparó: - 15.000 carteles gigantes - 200.000 prospectos y tantos autoadhesivos - 15.000 invitaciones O sea 400.000 francos (nuevos francos),que creemos bien invertidos, el único alquiler de la sala coûtant100 000 francos.
La preparación del Palacio de los Deportes pues se hizo en quince días, y pidió un trabajo enorme a nuestros militantes. Todas las noches nuestros equipos de empapeladores proporcionaban un trabajo colosal, por fríos siberianos (-10 °C algunas noches, el pegamento congelaban sobre las escobas). Todos los días, por todas partes en París, se efectuaban de las distribuciones de prospectos, nuestros autoadhesivos empapelaban la ciudad. La reacción no se hizo esperar. Por todas partes la oposición se movía, por todas partes se hablaba nosotros. Los gauchistes se desencadenaban. Se deseaba esta operación obviamente estaba prevista, se esperaba, pero no. Para nosotros el problema era el siguiente. La agitación gauchiste era un arma de doble filo. Era buena para nosotros en el sentido que contribuía a hacer anunciar la reunión además de nuestra propaganda, sensibilizando la opinión y la prensa que esperaba la confrontación. Nuestro impacto publicitario ganaba. El anuncio de la presencia de los gauchistes incitaba lo duros a unírsenosotros, sintiendo que la parte iba a ser seria. Presentaba los siguientes inconvenientes: - los riesgos de desordenes volvían dudosos la autorización de nuestra reunión y sobre todo el acuerdo del director de la sala. - Además, el objetivo de la reunión era para de hablarnos, expresarse, definirnos, proponer un programa para las elecciones, reunir 10.000 parisienses que se nosotros habrían unido, pero que los riesgos de confrontaciones corrían el riesgo de desalientar venir: no se puede pedir a todos nuestros partidarios enfrentar adoquines para asistir a nuestra reunión. ¿Habría sido lo que una reunión sin gauchiste? En cuanto a la asistencia, garantizábamos una sala llena, lo que habría tenido una gran repercusión en la opinión. El ambiente en la sala, calentada por nuestros partidarios, habría sido bueno. ¿Una reunión con la presencia de los gauchistes? Era entonces la confrontación. Lo esperábamos desde hace tiempo, debía producirse; pero aquí, estábamos en nuestro derecho; habíamos elegido nuestro terreno; para nosotros, era la ocasión de tener una vieja apuesta, de enfrentar todos a nuestros adversarios, de romperlos y de obligarlos a reconocernos como una fuerza existente. Era el momento también de juzgar el valor de nuestro personal, de nuestros partidarios. Era la ocasión de hacer del 9 de marzo una fecha, una victoria. Era, para nosotros, poner de manifiesto que no éramos una reunión electoral de excéntricos, pero decidido un movimiento sólido, listo para aceptar el combate. Por último, una confrontación nos traía diez veces más de publicidad, atraía sobre nosotros la opinión nacional e internacional y obligaba a la gente a elegir para o contra nosotros. Es en este estado de ánimo, este ambiente, que llegamos al 9 de marzo. Aterrorizado el director de la sala, nos pidió asistir a una mesa redonda con las autoridades para que las medidas de seguridad se adopten normalmente, como eso se hace a cada reunión, el papel de las autoridades eran hacer respetar el orden. Así sería de una reunión gauchiste amenazado de un ataque, así es de toda manifestación. La policía se encargaba del mantenimiento del orden en la calle, lo que pasaba en la sala que no lo observaba, incumbiendo organizadores. ¡Como siempre! Así, nuestro S.O. debía confinarse en el recinto del Palacio. Hay el guardia a partir de la víspera por noche, con el fin de evitar un nuevo golpe como el atentado al explosivo contra el St-Lamberto de nuestra primer reunión o de un ataque relámpago. Nunca, durante la noche y el día, uno sólo de nuestros militantes no
se mostró fuera del recinto del Palacio, de acuerdo con las solicitudes de las autoridades, queriendo respetar la legalidad.
Equipamos nuestro S.O. el material defensivo indispensable, debido a las llamadas al asesinato pronunciadas por la izquierda desde hace 15 días. No se enfrenta, en efecto, los terroristas que hicieron sus pruebas calle del zorro (ataque-relámpago), a Convenio, Abadesas, Nanterre, las manos desnudas. Entonces sabíamos que nuestros adversarios iban a venir equipados de cócteles molotov, barras de hierro, con casco. Si rechazamos la violencia ofensiva, de acuerdo con la línea política definida en el congreso, aceptamos firmemente la violencia defensiva, sobre todo cuando se trata de llevar un combate para defender nuestra libertad de expresión y no existe medidas a medias en este ámbito. Debíamos tenersenos a toda costa.
Esta es la razón por la que equipamos enérgicamente nuestro S.O. de un material de defensa estático (escudo, largas pértigas metálicas). Distribuimos a los 500 miembros de nuestro S.0. en 5 equipados:
- 3 en el vestíbulo - 1 en las instalaciones del Palacio - 1 en la sala para defender la tribuna.Nuestra intención era quedarse en el Palacio, pero, desde las 19h 30, comprobábamos a nuestro gran asombro la ausencia general de fuerzas de policía en el mismo lugar y a los alrededores, así como un principio de concentración de izquierdistas a las mismas puertas de la Sala de deportes. El problema para nosotros era devolver el acceso a la sala posible para nuestros invitados, acceso que los izquierdistas intentaban impedir.En este momento, nos ponemos en contacto con las autoridades que nos anuncian su intención de no intervenir, excepto si el Palacio fue investido(invertido) por los izquierdistas, es decir que tenían la intención de dejar producirse de una parte la concentración izquierdista, por otra parte los enfrentamientos, burlándose perdidamente para que el acceso del Palacio sea libre o no.La policía nos dejaba pues sólo frente a los izquierdistas, contando con intervenir que después del choque. Se trataba de una trampa que debíamos desbaratar en el acto forzando la policía que interviene para soltar(desempeñar) los accesos del Palacio. ¿ Por qué esta trampa por parte de la policía? Porque la policía que no cumplía su papel, se negaba a proteger la reunión. Porque la policía, después del asunto Deshaye, después del asunto Guhot, fue desacreditada y necesitaba redorar su escudo. Marcelin [prefecto de París encargado de la policía de París] esperaba el enfrentamiento entre extremistas, para chocar la prensa, su policía que intervenía sólo para restablecer la orden amenazada por los extremistas, pegando a la derecha y a la izquierda, según el viejo principio de la péndola. Se trataba pues de un abandono de función y de una maniobra política que debía darle el bello papel a la policía que aparecían como el "desfacedor de entuertos".Era fuera de cuestión para nosotros, porque habrían habido entonces numerosos muertos, ninguna reunión, persecuciones judiciales, y puede ser una disolución del movimiento (para mostrar la firmeza del poder algunos días antes de las elecciones).
Es por eso que el grupo n°1 de nuestro no se aplica tomó sitio fuera, sobre la plaza de la Sala de deportes, con como orden formal de no sobrepasar la acera allí contigua, y de servir de biombo con el fin de protegerles la entrada de la sala a nuestros simpatizantes que comenzaban a llegar. Envalentonados por la ausencia de las fuerzas de policía, los izquierdistas se agrupaban frente al Palacio, lanzaban piedras, botellas, pernos y cohetes sobre nuestro no se aplica. Su número crecía, entonces no estábamos en relación con los gruesos de las fuerzas, sino con Spontex o Anarcos.
Frente a nosotros, con calma, desadoquinaban como en mayo, la calle con piochas.
La situación no podía más quedarse de allí allí. El problema se nos ponía(aterrizaba) entonces: o dejar a los izquierdistas amontonarse, organizarse y bombardearnos. O dispersarlos antes de repetir nuestra posición.
Esperamos un cuarto de ora, impasible bajo los ladrillos(pavimentos), pensando que la policía haría su oficio, a en cuyo caso habríamos vuelto inmediatamente al recinto del Palacio. Pero la situación se volvía insostenible. Tres de los nuestros fueron ya tocados, los espectadores no podían acercar, fuimos obligados a cargar.
Lo hicimos en dos veces, en orden, con disciplina, con como preocupación única de dispersar a los provocadores con el fin de que el sitio(plaza) encuentre(recobre) su calma. Pero la situación se pudría.
A las 8h 40, más de mil izquierdistas, cuyas varias decenas fueron soltadas la mosca, nos hacía frente. La excitación era creciente. Entonces hicimos salir el grupo n°2 de refuerzo sobre la plaza con el fin de rehacer la tercera carga(encargo), más peligrosa, pero indispensable. En este momento un izquierdista hace exponer una granada ofensiva entre sus compañeros queriendo lanzarlo.
Los primeros cóctels se miran a llover, uno de ellos se estrella sobre el casco de un militante pero afortunadamente no se incendia. Es de nuevo la carga(encargo), el cuerpo a cuerpo. Dispersamos de nuevo a los izquierdistas cuando estallan los nuevos cóctels que estallan(explotan), esta vez, a nuestros pies. De por todas partes llegan los izquierdistas. Vemos entonces aparecer la comitiva organizada 4000 izquierdistas, soltados la mosca, armados(cargados) frente a nosotros. Hacemos salir el grupo n°4 para tener el choque que se vuelve inevitable. Varios de nuestros amigos están sobre los tejados con el fin de defender el acceso a la sala. Es en este momento allí, alertados por la explosión de la granada izquierdista, dándose cuenta de la gravedad de los golpes, de la violencia de los combates que se celebraban desde las tres cuartos de ora horas, que la policía intervino: es el choque brutal, una ola de fuego que se derriba(se abate) que lo coloca.
Nos quedamos sobre nuestras posiciones y tratamos de hacer volver a los espectadores a la sala. Son las 8h 45. Es el motín por todas partes. Los metros están ocupados por los izquierdistas, las calles son bloqueadas(tachadas), los autobuses bloqueados. A pesar de eso, más de 4000 personas vuelven al Palacio, bajo la lluvia los proyectiles, y reúnen los millares de nuestros amigos que se encontraban allí ya.
Fuera las grescas continúan, pero los izquierdistas vuelven a la carga rápidamente por las pequeñas calles que llevan en el Palacio. La policía se inmoviliza entonces en un cordón pero deja a los izquierdistas acercarse y bombardearnos ladrillos(pavimentos).
La situación vuelve a ser la misma para que a las 20h 45, mientras que la reunión comience y que la policía mira en espectador, habiéndose contentado con dispersar la comitiva izquierdista, pero que los(las) dejan hostigarnos hasta el fin de la reunión.
Jamás tendremos bastantes palabras para alquilar(alabar) la calma y la disciplina de nuestra no se aplica quedado durante horas impasibles bajo la lluvia de ladrillos(pavimentos) izquierdistas, cargando cada vez que esto se revelaba necesario para soltar(desempeñar) las entradas de la Sala de deportes.
Gracias a ellos, ganamos. Tuvimos el Palacio. Desbaratamos la trampa del régimen obligando la policía a intervenir. Reunimos a 5000 partidarios que, a pesar de los riesgos, no vacilaron en reunirnos.
Durante ese tiempo, desde principio de la tarde, en la sala, preparábamos las decoraciones. Cada sector había traído una banderola. Una cruz inmensa y céltica estuvo dispuesta delante de la tribuna; stands de adhesión y de informaciones fueron colocados por todas partes, una centena de militantes era presente para percibir las entradas, colocar a la gente, vender nuestra documentación.
LA REUNIÓN El ambiente en la sala era totalmente diferente de la de la Mutualidad, la clientela también. La gente venida no eran más los clásicos acostumbrados que frecuientan nuestros medios. El mundo mismo reconocía que el público estaba de condición modesta, resuelto y determinado, de toda edad, pero con una mayoría fuerte de gente de edad de 30 años, lo que es muy interesante porque las reuniones nacionalistas siempre han sido constadas hasta ahora por dos categorías de gente: o sea muy de jóvenes desorganizados, el aspecto folklórico, o sea de personas de edad y nostálgicas. Allí, por primera vez, teníamos otro público, gente venida no para divertirse, pero para trabajar, decididos a perseguir o repetir el combate; son la gente quien siempre faltó a nuestros movimientos, les son que serán los cimientos(audiencia) de nuestro partido. Son la gente quien es un poco nuestra victoria del 9 de marzo.
El ambiente era muy caliente y si la necesidad se había hecho sentir, la sala muy entera se habría presentado como el combate, unánime al lado de nuestros compañeros de no se aplica. El interés de esta sala debía plasmarse en numerosas adhesiones (más de 200) la misma tarde y la semana siguiente, sin contar los contactos renovados. Esto también se vive en la colecta(búsqueda) de la salida (sacada sin incidentes).
Los discursos, en cuanto a ellos(ellas), fueron los actuales sin referencias el pasado. Los errores de la Mutualidad pues fueron repetidos. Para nosotros, la apuesta fue ganada; por cierto, 10 000 parisinos no estaban presentes, sino jamás eran 5 000, en condiciones vistas para una reunión. Además, numerosas son las personas que no pudieron alcanzar el Palacio. En efecto el más grueso de las grescas se produjo entre las 20h 00 y las 21h 00, hora de llegada de los espectadores. Esto nos prueba que, en condiciones normales, habríamos tenido un lleno.
Además, la prensa y los izquierdistas se acordaron de reconocer que 5000 personas presentes a nuestra reunión, aquella tarde, es 5000 aseguradas de venir a cualquiera de nuestras reuniones, cualesquiera que sean las condiciones."
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