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La memoria de la Otra Europa

Protagonistas de la transición (III): Torcuato-Fernandez Miranda

Protagonistas de la transición (III): Torcuato-Fernandez Miranda

Torcuato Fernández-Miranda Hevia (Gijón, 10 de noviembre de 1915 – Londres, 19 de junio de 1980) fue un político español, profesor de Derecho Político de Juan Carlos I y considerado por muchos el estratega del proceso de Transición en España. Duque de Fernández-Miranda, fue Presidente de gobierno de forma interina durante finales de 1973, tras el asesinato de Carrero Blanco.

Fernández-Miranda estudió Derecho y obtuvo una plaza de catedrático de Derecho Político. Se inició en política ocupando el cargo de Secretario General del Movimiento, el partido único del régimen del general Franco entre 1969 y 1974. Este período final del franquismo fue un periodo de creciente conflictividad social, a la que la dictadura respondió con represión, y en el cual algunos políticos se habían dado cuenta de la difícil supervivencia de la dictadura tras la futura muerte del dictador.

Fue uno de los encargados de la tarea de educar políticamente al entonces príncipe de España Juan Carlos, ya anteriormente nombrado «sucesor en la Jefatura del Estado con el título de Rey», siendo su profesor de Derecho político.

Durante el breve período en el que Carrero Blanco ejerció la presidencia del gobierno, Torcuato Fernández-Miranda ejerció el cargo de vicepresidente, e incluso de forma interina la presidencia tras el asesinato del almirante, el 20 de diciembre de 1973.

Fernández-Miranda fue uno de los principales candidatos a suceder a Carrero Blanco en la Presidencia del Gobierno, pero su declarada independencia política (no formaba parte de ninguna de las «familias» del régimen) y la proximidad de Carlos Arias Navarro, antiguo alcalde de Madrid, a la esposa de Franco Carmen Polo de Franco y al yerno del general Franco, Cristóbal Martínez-Bordiú, hizo que la balanza se inclinara en favor de éste, pese a que, como ministro de Gobernación en el momento del atentado, fue criticado por su incompetencia. El período final del régimen de Franco, en el que se produjeron los últimos fusilamientos del franquismo en 1975 estuvo presidido por Arias.

Fernández-Miranda fue consultado por el rey sobre sus preferencias en cuanto a ser nombrado Presidente del Gobierno o Presidente de las Cortes. Su respuesta fue: «Majestad, el animal político que llevo dentro me pide la presidencia del gobierno, pero creo que le seré más útil desde la presidencia de las Cortes». Es, pues, nombrado Presidente de las Cortes, cargo que llevaba aparejada la Presidencia del Consejo del Reino, sucediendo a Alejandro Rodríguez de Valcárcel. Desde esta posición pudo orientar al rey acerca de los entresijos del sistema político postfranquista controlando y desmontando, desde dentro, los resortes de poder que todavía tenía el llamado «búnker».

A la muerte del general Franco, el príncipe Juan Carlos de Borbón es coronado rey de España el 22 de noviembre de 1975 y, a cambio de poder nombrar Presidente de las Cortes a Fernández-Miranda, confirma a Carlos Arias como Presidente del Gobierno, puesto que éste no quería dimitir, argumentando que su nombramiento por Franco expiraba en 1979.

Torcuato era partidario de reformar las Leyes Fundamentales del Reino mediante sus propias disposiciones para llegar así a la democracia evitando vacíos legales. En palabras del propio Fernández Miranda, se trataba de ir «de la ley a la ley a través de la ley».

La idea de Torcuato Fernández-Miranda era establecer un sistema con dos partidos políticos, uno conservador y otro de tipo más liberal, y que en su opinión podía ser el Partido Socialista Obrero Español (histórico) que presidía Rodolfo Llopis, y que se caracterizaba por ser más moderado que el PSOE Renovado del interior, encabezado desde 1976 por Felipe González, Alfonso Guerra, Javier Solana y Enrique Múgica, tras la escisión del Congreso de Suresnes.

Tras la dimisión, forzada por el rey, de Arias Navarro, en el verano de 1976, coincide con el rey en que el elegido para presidir el Gobierno fuese Adolfo Suárez González, un joven y ambicioso político, que había sido apadrinado dentro del régimen por el ministro franquista Fernando Herrero Tejedor y que, al igual que Fernández-Miranda y el propio Herrero, había pasado por la Secretaría General del Movimiento. Para ello, mueve los hilos del Consejo del Reino a fin de que en la preceptiva terna de candidatos se encuentre Suárez, tal y como deseaba el monarca. Éste, y no otro, es el significado de las enigmáticas palabras que pronunció Fernández-Miranda cuando, a la salida de la última sesión del Consejo del Reino, y con los tres nombres ya decididos dijo: «Estoy en condiciones de ofrecer al Rey lo que me ha pedido».

Torcuato Fernández-Miranda fue el autor material de la Ley para la reforma política, instrumento legal que permitió desmontar el régimen franquista legalmente con la aprobación de las propias Cortes nombradas por el general Franco y conocida como el «hara-kiri franquista». Cuando el gobierno de Adolfo Suárez no encontraba una salida políticamente viable para resolver el problema legal que suponían las Leyes Fundamentales del Reino, que mantenían el franquismo, Torcuato se retiró un fin de semana a su casa de la sierra madrileña y elaboró un sencillo texto que entregó a Suárez con estas palabras: «Aquí te dejo esto que no tiene padre». Tras leerlo, el presidente del gobierno lo trasladó al Consejo de Ministros comentando que creía tener la solución al problema. Ese texto se convirtió en la Ley para la reforma política.

Tras su aprobación, y fijadas las normas y condiciones para unas elecciones libres y democráticas en España, Fernández-Miranda, considerando que su labor ya estaba cumplida, dimitió de su cargo antes de que se celebraran las primeras elecciones legislativas de la democracia, el 15 de junio de 1977. El rey lo nombró senador por designación real en esas Cortes Constituyentes y, en premio a su inestimable labor, como símbolo de su mayor respeto y consideración a su antiguo profesor, le concedió el título de duque de Fernández-Miranda y caballero de la Orden del Toisón de Oro, máxima condecoración que concede el rey.

Retirado de la política, tras varios desencuentros con Adolfo Suárez, se encontraba en Londres ultimando los detalles para la creación de una empresa de consultoría jurídica cuando sufrió un grave ataque cardíaco. Murió el 19 de junio de 1980 en un hospital de la capital británica.

Debe ser considerado uno de los cuatro verdaderos artífices de la Transición española junto al rey Juan Carlos I, Adolfo Suárez y Santiago Carrillo.

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