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La memoria de la Otra Europa

Protagonistas de la transición (VII): Manuel Fraga Iribarne

Protagonistas de la transición (VII): Manuel Fraga Iribarne

Manuel Fraga Iribarne (Villalba, Lugo, 23 de noviembre de 1922) político español.

Fue ministro de Información y Turismo entre 1962 y 1969, durante el gobierno de Francisco Franco, así como vicepresidente del Gobierno y ministro de la Gobernación inmediatamente después de su muerte, entre diciembre de 1975 y julio de 1976, bajo la presidencia de Carlos Arias Navarro. Fundador del partido Reforma Democrática, embrión de Alianza Popular y a su vez del Partido Popular, el principal partido de derecha en España, fue uno de los Padres de la actual Constitución Española de 1978. Líder de la oposición a Felipe González durante los años ochenta del siglo XX, presidió la Xunta de Galicia entre 1990 y 2005.

Inicios y formación (1922-1961)

Aprendió francés desde niño de su madre vasco-francesa.

Formado en Derecho, Política y Economía, Fraga ingresó en el cuerpo de letrados de las Cortes en 1945 e inició carrera como diplomático en 1947. Se licencia con Premio Extraordinario, es alférez de la Milicia Universitaria y Letrado de las Cortes con el número uno, el mismo con el que ingresa en la carrera diplomática y obtiene la Cátedra de Derecho Político.

Ejerció cargos políticos importantes en distintos órganos del estado desde 1951 en los gobiernos del dictador Francisco Franco. En 1951 es designado secretario general del Instituto de Cultura Hispánica. En 1953, el ministro de Educación Nacional, Joaquín Ruiz-Giménez Cortés, le nombró secretario del Consejo de Educación y, dos años más tarde, secretario general técnico del Ministerio. Entra así a formar parte de un equipo que intenta un primer avance en la democratización de la Universidad y una cierta apertura del sistema educativo. Fracasada la tentativa, deja el cargo con la destitución del ministro al año siguiente.

En 1956 es subdirector del Instituto de Estudios Políticos, cargo desde el cual pasa a a ser Delegado Nacional de Asociaciones en 1957.

Catedrático de Derecho Político desde 1948 (Valencia), obtuvo la plaza de Teoría del Estado y Derecho Constitucional de la Universidad Complutense de Madrid en 1953. Conjugó la docencia con sus cargos políticos, con algún breve paréntesis, hasta 1987, año de su jubilación como profesor.

Ministro de Información y Turismo (1962-1969)

Desde el 10 de julio de 1962, como Ministro de Información y Turismo con el general Franco, promovió el desarrollo de la industria turística, sobre todo favoreciendo la imprescindible relajación de la estricta moral pública imperante en los años anteriores. De estos años es el eslogan Spain is different! ("¡España es diferente!"), interpretado por algunos como una justificación encubierta del régimen político del franquismo.[cita requerida]

Es leal a la dictadura pero partidario de la apertura del régimen. Sus principales logros al frente del ministerio son: potenciar el turismo; la Ley de Prensa e Imprenta (conocida como ley Fraga), que relaja la Ley anterior de 1938 eliminando la censura previa; la potenciación de la red de Paradores Nacionales, etc.

Los ingresos por turismo se convirtieron rápidamente en el principal capítulo de la economía nacional y, sumados a los envíos del numeroso contingente de emigrantes, sirvieron para permitir una mejora considerable de las condiciones de vida de los españoles a través de la entrada de divisas. Como una consecuencia indirecta, las nuevas costumbres traídas por los turistas se convirtieron en un factor más de debilitamiento del régimen, identificado con un catolicismo preconciliar.

Organizó también la campaña XXV años de paz para celebrar los veinticinco años transcurridos desde la victoria nacional en la Guerra Civil.

Por otra parte, en tanto que ministro portavoz informó de la ejecución de prisioneros políticos. Por ejemplo en el caso del dirigente comunista Julián Grimau, ejecutado en 1963. La condena de Grimau provocó una gran campaña de rechazo en el exterior, que no logró salvarle la vida. Fraga justificó la ejecución y a fecha de hoy aún no ha expresado su arrepentimiento.


Fraga nunca ha admitido obligación alguna de retractarse por su participación en el anterior régimen, en el que propició varias reformas, formando parte de los dirigentes más aperturistas del franquismo.

De hecho años después comentaría que fue la Guerra Civil y la posterior situación política anormal las que le llevaron a entrar en política para contribuir a la normalización de la política española[cita requerida].

Tras el accidente sufrido en 1966 por un bombardero estadounidense, a consecuencia del cual se produjo una fuga radioactiva y la caída de varias bombas de hidrógeno una en el mar y tres en tierra, dos de las cuales esparcieron material radioactivo en una superficie de 226 hectáreas, Fraga se bañó en Palomares en un intento de calmar a la opinión pública y demostrar que no había riesgo alguno.

Ese mismo año presentó una Ley de Prensa, conocida como Ley Fraga, que, suprimió la censura previa, teniendo el efecto de permitir una mayor libertad de prensa, a raíz de ella se produjo, sin embargo, el secuestro del diario ABC en 1966, y dos años después el del Diario Madrid, que terminó con la simbólica voladura de su edificio en 1971. No obstante, supuso un avance importante en su momento.

En 1967 se encarga de la Ley de Libertad Religiosa, que supone una mayor permisividad con las religiones no católicas. En 1968 es comisionado del gobierno para la descolonización de Guinea Ecuatorial.

Cesó en su cargo al producirse una crisis en el gobierno franquista el 29 de diciembre de 1969.

Embajador en Londres (1973)

En 1969, año del estado de excepción que se produjo en torno al proceso de Burgos, cesó como ministro. Fraga aprovecha el caso Matesa para hacer daño a los tecnócratas de Carrero Blanco en el gobierno, varios de los cuales estaban implicados en dicho caso. Como ministro portavoz le da al caso toda la publicidad que puede. Franco toma una medida salomónica destituyendo, tanto a los ministros corruptos, como a los que dieron publicidad al tema.

Después de ser ministro y embajador en Londres, ocupa los escaños de procurador en Cortes y consejero nacional del movimiento.

Abandona temporalmente la política para trabajar en la empresa privada. Ocupa el cargo de director general en la fábrica de Cervezas El Águila de Madrid.

En 1973 va en la terna que presenta el Consejo del Reino, junto a Carrero Blanco y Raimundo Fernández-Cuesta, al general Franco, para que éste designe presidente de gobierno.

Ese mismo año fue nombrado embajador en el Reino Unido, cargo que ejerció hasta la muerte de Franco, vendiendo en el exterior una imagen aperturista de España y contando con el socialista Fernando Morán, que después sería ministro de Exteriores, como cónsul general en Londres. No obstante cuando un piquete de protesta intenta asaltar la embajada española Fraga Iribarne apunta en su diario: "Les hice saber que tenía dos escopetas del doce cargadas con perdigones del cuatro".

En torno a la personalidad de Fraga se funda (como sociedad mercantil, puesto que las asociaciones políticas aún no se permiten) un club político denominado GODSA (Gabinete de Orientación y Documentación, S.A.), que desde 1974 se convertirá en una de las asociaciones políticas (aún se evita el nombre de partidos políticos) que permite el denominado espíritu del 12 de febrero, con el nombre de Reforma Democrática. Frente a la ruptura con la legalidad franquista, aboga por una línea reformista que permita llegar, sin convulsiones y de manera controlada, a un régimen democrático y de autonomías regionales.

Vicepresidente y ministro de Gobernación (1975-1976)

En 1975 fue nombrado vicepresidente y ministro de Gobernación (cargo equivalente al actual de Interior) del gobierno de Carlos Arias Navarro, en el primer gobierno del rey Juan Carlos.

En estos tiempos convulsos, fue un polémico ministro que acometió dos tareas: llevar a cabo la necesaria reforma política que condujera sin fisuras sociales a una democracia de corte occidental y mantener el orden y la seguridad en la calle en tiempos tan convulsos, con el fin de no conceder la iniciativa a las fuerzas de izquierdas.

Bajo su mandato en el Ministerio en 1976, acuñó la frase «La calle es mía», tras el intento de la oposición de manifestarse el Primero de Mayo, al cual se negó. En esta época también se producen incidentes con las fuerzas de seguridad del Estado: los Sucesos de Vitoria (1976), donde la Policía Armada mató a 5 obreros e hirió a más de 100 personas o la "Operación Reconquista" o sucesos de Montejurra, con dos muertos y varios heridos. Estos acontecimientos debilitaron su imagen de reformista y hombre de centro. En relación con los sucesos de Vitoria, de 3 de marzo de 1976, el Parlamento Vasco, en junio de 2008 aprobó resolución reprobatoria de la actuación del político gallego en relación con los mismos. Continuaron actuando los escuadrones de la muerte en el sur de Francia formados por elementos de extrema derecha apoyados por Policía y Guardia Civil. Las denuncias de torturas acreditadas en los informes de Amnistía Internacional aumentaron[cita requerida].

Mantuvo reuniones con dirigentes de la oposición como Felipe González y permitió la celebración del XXX Congreso Confederal de la UGT, sindicato todavía ilegal (Madrid, abril de 1976) en el cual Nicolás Redondo fue elegido secretario general.

Apoyó una primera pero reducida amnistía. El 19 de junio de 1976 el afamado periodista Cyrus Sulzberger publica en el New York Times que Fraga le ha manifestado que habrá que legalizar al Partido Comunista tras unas primeras elecciones democráticas. Esto le ocasiona una grave erosión por parte de los inmovilistas del régimen, que agitan contra él los prejuicios anticomunistas.

Durante esta época fue, junto al ministro de Exteriores, José María de Areilza, motor de la reforma política. Sin embargo, estos dos ministros divergían del presidente Arias, que no acababa de avanzar en la superación del franquismo.

El fracaso del gobierno de Arias se saldó con el nombramiento, como nuevo presidente, del que había sido secretario general del Movimiento, el joven Adolfo Suárez. Éste consiguió aglutinar a elementos muy heterogéneos, desde miembros del régimen de Franco partidarios de una reforma profunda hasta centristas del interior que habían disfrutado de una relativa tolerancia, en el partido que se llamó UCD. Fraga, junto a Areilza, era uno de los candidatos favoritos por parte de la prensa liberal para presidir el nuevo gobierno, pero finalmente se quedó fuera del mismo.

Reforma Democrática y Alianza Popular

Fraga no encontró acomodo en UCD, al considerar que era él quien debía liderar el proceso de reforma política, y no Adolfo Suárez, en quien finalmente recayó dicha misión.

En 1976 organiza el partido Reforma Democrática, que va encuadrando inicialmente sobre todo a políticos activos del régimen de Franco proclives a una apertura, frente a posturas contrarias a la reforma como las de Girón o Blas Piñar.

El 23 de septiembre de 1976 funda Alianza Popular (AP) una federación de fuerzas de derecha, partidarias de una democracia de corte europeo y de limitadas autonomías regionales que frenase el avance social del marxismo y del separatismo. En un primer momento, parece que Fraga se dispone a formar un partido de centro junto con José María Areilza y Pío Cabanillas. Sin embargo, finalmente, el ex ministro de Gobernación se alía con siete ex políticos franquistas, que formarían los llamados por la prensa "siete magníficos", casi todos ex ministros de Franco y, por lo tanto, de la derecha más conservadora.

Junto a Fraga, forman la coalición derechista Gonzalo Fernández de la Mora, Laureano López Rodó, Cruz Martínez Esteruelas, Federico Silva Muñoz, Licinio de la Fuente, Gregorio López Bravo y Enrique Thomas de Carranza.

Al fundarse Alianza Popular, Fraga dice "creemos en la democracia, pero en la democracia con orden, con ley y con autoridad". Alianza Popular trata de ejercer "una acción que tiende a que una gran parte de las fuerzas conservadoras del país formen un grupo que acepte las reglas democráticas y del sufragio". La nueva fuerza política cuenta en sus filas con 183 procuradores de las Cortes.

En junio de 1977 se celebran las primeras elecciones democráticas, siendo Manuel Fraga el candidato a presidente del gobierno por Alianza Popular. Esta fuerza política, que se consideraba heredera del "franquismo sociológico" y creía que tenía serias posibilidades de ganar las elecciones, sólo obtuvo 16 diputados, por debajo del 10% de los sufragios y alrededor de un millón y medio de votos. Como era de esperar, fue el centro de Suárez (UCD) el que ampliamente las ganó.

Durante 1977 y 1978 colabora en la redacción de la Constitución Española, formando parte de la ponencia en representación de AP, junto a los centristas Cisneros, Pérez Llorca y Herrero, el socialista Peces-Barba, el comunista Solé Tura y el nacionalista catalán Miquel Roca.

Su contribución a la Constitución y al consenso es importante en estos años. Presenta al líder comunista Santiago Carrillo en una conferencia del Club Siglo XXI. Su actitud conciliadora, abierta y proclive al consenso, consigue que los grupos más a la derecha abandonen AP.

La travesía del desierto, hacia la gran derecha

Fraga abandona brevemente la política en 1979 convencido de haber fracasado en su intento de crear una fuerza política de centro-derecha que disputara el poder a un Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que estaba abandonando el marxismo. Sin embargo, en breve retornaría para tratar de dar a su partido, AP, una cara más centrista y moderada, integrando a nuevas personas.

En estos años acuña el concepto de mayoría natural, espectro sociológico dominante que abarcaba las clases medias votantes del centro y la derecha. Pacta con Areilza y Osorio la formación de una coalición más centrada que intenta conectar con lo que entendía era un sector mayoritario en la población.

Pero su mensaje no cala todavía en el cuerpo electoral: en las elecciones de 1979, encabeza Coalición Democrática consiguiendo un grupo parlamentario de apenas 10 diputados y poco más del 6% de los votos: atraviesa la denominada travesía del desierto aguardando a que llegue el fin de una cada vez más inestable UCD.

El 23 de febrero de 1981, Manuel Fraga se encontraba en el Congreso cuando se produjo el intento de golpe de Estado conocido como 23-F. Fraga se enfrentó a los golpistas, y les llegó a decir que o le dejaban salir a él y a todos los diputados o les disparaban.[1]

Tras la intentona golpista, fue recibido por el Rey junto al resto de líderes de partidos nacionales y al presidente del gobierno.

Jefe de la oposición (1982-1989)

En las primeras elecciones al Parlamento de la Comunidad Autónoma de Galicia, ensaya un cierto viraje autonomista que le permite alcanzar la victoria y el Gobierno regional para su candidato Gerardo Fernández Albor, un galleguista de perfil moderado. Es el primer aviso para una UCD en descomposición que deja abierto el espacio de centro derecha.

Alianza Popular forma en 1982 una amplia coalición con el Partido Demócrata Popular y el Partido Liberal, ambas formaciones procedentes de la UCD, así como con partidos regionalistas de Aragón, Navarra y Valencia.

En 1983 Cambio 16 publica que el jefe de seguridad del presidente de Alianza Popular, Manuel Fraga es Rodolfo Eduardo Almirón vinculado a la organización terrorista argentina de ultraderecha conocida como la Triple A.

La Coalición Popular obtuvo un 26% de los votos en las elecciones de 1982 y 1986, convirtiéndose Fraga en jefe de la oposición. En cierto modo, Fraga es el gran triunfador de estas elecciones, tras Felipe González, ya que consigue que su fuerza política pase de 9 a 106 diputados y de menos de un millón a más de cinco millones de votos. Se convierte así, con el hundimiento de UCD, en referente del centro-derecha.

Constituído en jefe de la oposición al socialista en el gobierno Felipe González, realiza una política proclive al entendimiento en los grandes temas de Estado, aunque con alguna excepción sonada como la petición de abstención en el referendum para la integración en la OTAN.

En 1986, tras el fracaso de Alianza Popular en las elecciones al parlamento vasco, dimite y se retira temporalmente de la política. Dejando en el cargo de presidente de AP a Miguel Herrero, el cual se mide con Antonio Hernández Mancha en un congreso del partido que gana el segundo.

Eurodiputado

En 1987 encabeza la candidatura de los populares al Parlamento Europeo, convirtiéndose en eurodiputado.

Hernández Mancha lidera el partido hasta 1988. Tras una fracasada moción de censura contra Felipe González y los discretos resultados de AP en las locales, autonómicas y europeas de 1987, es relevado de la dirección del partido por su fundador, Manuel Fraga.

En 1989 se celebra el congreso de la refundación, AP pasa a ser el Partido Popular, integrando ahora ya en solo partido a todo el espectro centrista, liberal, democristiano y conservador que había representado anteriormente la Coalición Popular. El entonces presidente de Castilla y León, un joven José María Aznar, es designado candidato a la presidencia del gobierno.

Presidente de Galicia (1989-2005)

Fraga decide entonces volver a su tierra, Galicia, y presentarse a las elecciones al Parlamento gallego. Ofrece un programa abierto al galleguismo y un mensaje de recuperación de la dignidad de la autonomía gallega en un momento en que gobernaba un tripartito (PSdG-PSOE, Coalición Galega y Partido Nacionalista Galego), fruto de una moción de censura. La derecha siempre había vencido en tierras gallegas, pero con su candidatura el PP, en coalición con una fuerza nacionalista moderada (Centristas de Galicia), obtiene, por fin, la mayoría absoluta.

Fraga ejerce un fuerte liderazgo durante 14 años. Defiende la identidad cultural gallega dentro de España con la idea de la autoidentificación y un autonomismo avanzado con su propuesta de administración única, inspirada en técnicas político-administrativas propias del federalismo de ejecución. Fue una etapa en la que el Partido Popular en Galicia tuvo una indiscutible personalidad propia que llegaba a todos los intersticios de la sociedad gallega. Su reverso político fue el líder nacionalista Xosé Manuel Beiras con el que sostuvo memorables enfrentamientos políticos y un corto período de entendimiento.

Sus detractores le acusan de fortalecer las redes de poder provincial en las que descansa el tradicional caciquismo gallego y de establecer un control de los medios de comunicación gallegos por la vía de convenios y subvenciones. Le hacen responsable de una política desarrollista escasamente planificada. Proliferaron parques empresariales en zonas de nula vocación industrial, concentraciones parcelarias sin real interés agrario e inversiones dispersas al servicio de líderes locales con escasos efectos multiplicadores. Recuerdan que su período es el de la consolidación del feismo urbano, de la destrucción de valores paisajísticos gallegos (monocultivo de eucalipto, minicentrales eléctricas, parques eólicos, macroplantas de acuicultura y canteras en espacios de alto valor natural) y el de la colosal contaminación de las rías. El macroproyecto arquitectónico de la Cidade da Cultura ha sido objeto también de vivas controversias.

Sus partidarios hacen hincapié en los avances en electrificación y telefonía rural, el desarrollo de la viticultura y el saneamiento ganadero, la mejora de las carreteras interiores, la defensa de la conexión con la Meseta mediante autovías, el despegue espectacular del desarrollo turístico a mediados de los noventa y la eficaz ayuda a decenas de miles de emigrantes en Argentina y Uruguay, durante la aguda crisis económica que padecieron estos países a principios de siglo XXI (corralito). Destacan la política de extinción de incendios forestales que pasó de 100.000 hectáreas quemadas en 1989 a un promedio de 20.000 en los años de su mandato. Recuerdan que, con Manuel Fraga, Galicia obtuvo transferencias competenciales que la colocaron a un nivel de autogobierno puntero equiparable al de Cataluña.

Manuel Fraga fue uno de los presidentes autonómicos pioneros en desarrollar una activa acción exterior, algo que se creía vedado para las comunidades autónomas en función de la competencia del Estado central en materia de relaciones internacionales. Fueron polémicas sus buenas relaciones con Fidel Castro, influidas por el hecho de que la familia de Fraga había vivido en Cuba, mientras que el padre de Fidel era gallego.

Contribuyó a la mutación del espectro político gallego. Sus posiciones galleguistas y las redes locales de poder hicieron desaparecer a Coalición Galega y el nacionalismo de centro. Aumentar al 5% el número de votos necesarios para conseguir representación, acabó aglutinando al nacionalismo de izquierdas en torno al BNG, que llegó a ser, en sus dos últimas legislaturas, la segunda fuerza política en Galicia.

Como consecuencia del hundimiento del petrolero Prestige cerca de las costas gallegas a finales de 2002, Fraga fue muy criticado por la inacción y división desatada en el seno su gobierno, entre los que demandaban una mayor exigencia hacia el Gobierno de Aznar y los que optaban por la sumisión. Aznar acabó imponiendo la salida del gobierno de su delfín (Xosé Cuíña Crespo), ofreciendo a cambio un Plan de infraestructuras conocido como Plan Galicia. La masiva contestacíón en las calles, azuzada por el colectivo nacionalista Nunca Máis, no impidió que, pocos meses después, el PP saliera ganador de las elecciones municipales en la mayoría de las poblaciones costeras afectadas por la marea negra, aunque con retrocesos significativos en las ciudades y villas de tamaño medio (Vivero, Ribadeo, Monforte, Carballo...).

En las del 2005, siendo ya uno de los mandatarios en activo más ancianos del mundo, volvió a ganar las elecciones por amplio margen respecto del segundo partido en número de votos pero perdió la mayoría absoluta. La alianza de gobierno entre PSdeG y BNG impidió que Fraga obtuviera de nuevo la presidencia de la Junta de Galicia, la cual pasó a Emilio Pérez Touriño (PSdeG).

En la actualidad (2005-)

Fraga ocupa un puesto de senador designado por el Parlamento gallego, cargo para el que fue elegido en el 2006 con 74 votos de los 75 que conforman el parlamento autonómico. En marzo del 2008 vuelve a ser designado senador autonómico por Galicia, esta vez con los votos del Bloque Nacionalista Galego y del PSOE. Su partido optó por abstenerse en esta votación.

Es uno de los políticos en activo más ancianos del mundo y se dedica a la escritura de libros (donde supera los 80) y a dar conferencias. Fraga ocupa, desde 1990, el cargo honorífico de presidente-fundador del PP.

Presidió, al ser el senador más longevo, la mesa de edad en la constitución de la cámara alta en 2008, donde aprovechó para recordar su idea de reformar el Senado en un sentido autonomista.

Fraga sigue teniendo una posición propia con eco por sí misma dentro de su partido. Ha defendido posiciones claras en polémicas internas. Así ha mostrado su simpatía por el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, en quien ve un líder capaz de captar el voto progresista, ha defendido la reforma del Estatuto de Andalucía pese a la adjetivación como nacional que contiene para esa comunidad, ha advertido de los peligros de hacer seguidismo a la cadena radiofónica de los Obispos (COPE) por sus posiciones que él juzga demasiado extremistas, ha abandonado una votación en el Senado para no ir en contra de una de sus ideas autonomistas (la participación autonómica en la designación de los magistrados del Tribunal Constitucional) y ha animado a una línea reformista sin renunciar a los valores tradicionales de la derecha española.

En 2007, en unas declaraciones a El Faro de Vigo, comparó a Franco con Napoleón, afirmando que "el franquismo ha sentado las bases para una España con más orden", y respaldó las declaraciones de Jaime Mayor Oreja, dirigente del Partido Popular que se negó a condenar el franquismo. Consideró que la España de la década de 1930 "’no era para vivir", comentando el asesinato de Calvo Sotelo. Al mismo tiempo criticó al Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, "todo esto de la Memoria Histórica ... un intento de ir a contramarcha de la historia".[2]

En 2009 declaró a El Faro de Vigo que Ava Gardner le había invitado a tomar unas copas, pero que el la rechazó y eso le sentó mal a la diva.[3]

[editar] Vínculos intelectuales con Hispanoamérica

[editar] Estrechos vínculos intelectuales con Puerto Rico

  • Las Constituciones de Puerto Rico, Madrid & Santiago de Compostela, (1953)

Publicación pionera sobre la historia política de Puerto Rico y el controvertible debate sobre si el actual estatus es un “Estado Libre Asociado” o una “colonia con cadena más larga” de los Estados Unidos de América (según descrito por el prócer graduado de la Universidad Harvard, de origen paterno vasco, don Pedro Albizu Campos).

Sobre esta obra el mismo Fraga Iribarne expresó:

"Cierra el libro un trabajo extractado de mi libro Las Constituciones de Puerto Rico (Madrid 1953). Es quizá el que más a fondo trabajé en su día, y por lo mismo el que más he dudado en reproducir. Sin embargo, he optado por hacerlo, convencido de que si, por una parte, el indudable progreso económico realizado desde entonces podría tener más amplio reflejo en algunas de sus partes; por otra, se han agravado algunos de los problemas entonces apuntados, en la discrepancia creciente de ciertos aspectos de la política oficial y la tradición católica del país [de Puerto Rico]. Pero no quiero dejar de hacer expresa constancia aquí de la profunda impresión que me hizo, en 1960, la visita en Nueva York a las oficinas que allí mantiene la Administración puertorriqueña para ayudar y orientar a sus emigrantes en la gran metrópoli (6), y en 1968 una visita oficial a la isla [de Puerto Rico], cuando estaba a punto de terminar la larga etapa del P.P.D. (Partido Popular Democrático, a su vez, rival del fenecido Partido Republicano Puertorriqueño y del aún vigente Partido Independentista Puertorriqueño)[4]
David Stern llamó la atención sobre mi actitud crítica, señalando su coincidencia con al de V. Marcantonio en la Cámara de Representantes (de Estados Unidos de América)[5]

[editar] Vínculos intelectuales con Cuba y Puerto Rico

Dijo sobre Cuba:

"Más allá de las diferencias ideológicas, y nunca lo hemos negado, Fidel Castro... es uno de los muchos símbolos de este mundo hispánico que tantas veces fue glorioso, estuvo dividido, fue despreciado injustamente y es un símbolo de independencia.[6] "

[editar] Obras

  • La acción declarativa (1944)
  • Así se gobierna España (1949)
  • El Congreso y la política exterior de los Estados Unidos (1952)
  • Las Constituciones de Puerto Rico, Santiago de Compostela, 1953
  • La educación en una sociedad de masas (1954)
  • El Gabinete inglés (1954)
  • Balmes, fundador de la Sociología positiva en España (1955)
  • Don Diego de Saavedra y Fajardo y la diplomacia de su época (1955)
  • La familia española ante la segunda mitad del siglo XX (problemas y soluciones)(1959)
  • La familia y la educación en una sociedad de masas y máquinas (1960)
  • Estructura política de España: la vida social y política en el siglo XX (1961)
  • Horizonte español (1965)
  • El desarrollo político (1972)
  • El Estado y la Iglesia en España (1972)
  • Cánovas, Maeztu y otros discursos de la segunda restauración (1976)
  • Alianza Popular (1977)
  • Los fundamentos de la diplomacia (1977)
  • La Constitución y otras cuestiones fundamentales (1978)
  • La crisis del Estado Español (1978)
  • Después de la Constitución y hacia los años 80 (1979)
  • El debate nacional (1981)
  • España, entre dos modelos de sociedad (1982)
  • El cañón giratorio: conversaciones con Eduardo Chamorro (1982)
  • El cambio que fracasó (1986)
  • España bloqueada (1986)
  • De Santiago a Filipinas, pasando por Europa (1988)
  • Galicia ayer, hoy, mañana (1989)
  • Galicia en España y en Europa (1990)
  • La cultura gallega, pasado, presente y futuro (1990)
  • Álvaro Cunqueiro: dos discursos (1991)
  • Galicia en el concierto regional europeo (1991)
  • A Galiza e Portugal no marco europeu (1991)
  • De Galicia a Europa (1991)
  • La Galicia del año 2000 (1993)
  • Administración única: una propuesta desde Galicia (1993)
  • Da acción ó pensamento (1993)
  • Ética pública y derecho (1993)
  • El futuro del estado autonómico (1996)
  • Galicia fin de milenio (1997)
  • Cánovas del Castillo, cien años después (1897-1997) (1997)
  • Ciencia y tecnología: desafío político y administrativo (2000)
  • Las claves demográficas del futuro de España (2001)
  • Final en Fisterra (2006)
  • Sociedad y valores (2006)

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